El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha visitado hoy en Salamanca el mural ‘Vís Crucis’, obra del pintor salmantino Genaro de No que, ante la demolición del antiguo Hospital Clínico, ha sido trasladada a Los Montalvos.
El jefe del Ejecutivo autonómico ha señalado que el Gobierno de Castilla y León no podía dejar que la obra se perdiese, tanto por admiración, sensibilidad y aprecio al arte, como porque los castellanos y leoneses valoran especialmente todo su rico y extenso patrimonio cultural.
Así, Fernández Mañueco ha dado las gracias a todos los que han participado en la mudanza y conservación del mural. Entre los responsables del traslado, el líder del Ejecutivo autonómico ha reconocido a la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, la Gerencia de Salud, los directivos del hospital, la Delegación Territorial, la Diócesis y la empresa Uffizzi, cuyo personal ha realizado el proceso de conservación y restauración.
El presidente de la Junta también ha aprovechado la visita para transmitir un gesto de cariño a los familiares presentes de Genaro de No y, asimismo, recordar que el difunto artista salmantino es un genio del arte que continúa siendo una personalidad muy querida por toda la sociedad salmantina. La obra transmite, en su opinión, grandeza, esperanza y consuelo, y supone una alegría que haya encontrado su mejor lugar en la capilla de Los Montalvos.
Historia artística de Castilla y León
El mural, titulado 'Vía Crucis', forma parte de la historia de Salamanca, de Castilla y León y de toda España desde que Genaro de No lo pintó en 1975 en la capilla del Hospital Clínico, aplicando la pintura directamente encima del enlucido de la pared de la capilla. El propio autor, fallecido en 1992, acogió este encargo con ilusión para desplegar toda su imaginación creativa, convirtiéndose en una de las obras cumbre de uno de los muralistas más destacados de su época.
El mural representa una cruz que recorre las diferentes estaciones del vía crucis, junto con los personajes y símbolos que marcan el recorrido. Muestra la sombra de la enfermedad y del dolor, si bien la noche está eclipsada por la luz, que transforma la oscuridad de la cruz y del sepulcro. El pintor pretendía que quien contemplara la obra saliera de la capilla reconfortado tras descubrir el camino de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, viviendo el sufrimiento y el dolor que pueden sentirse en el hospital desde el consuelo y la esperanza.