La Alberca lo ha conseguido. Ha enamorado a todos y ha logrado convertirse en un pueblo Ferrero Rocher y tener sus luces navideñas este 2023. El municipio salmantino no ha dejado de recibir apoyo durante estas semanas en las que competía con Celanova (Orense) para ver quién lograba tener este brillo especial en sus calles que, finalmente, se ha quedado en Castilla y León.
Una Navidad que estará llena de luz y alegría. Además, este año es muy especial puesto que se celebran 10 años desde que comenzó esta iniciativa llamada 'Juntos brillamos más'. Y qué mejor manera de celebrarlo que iluminando esta joya situada en el corazón de la Sierra de Francia.
Un lugar que ha cautivado a los votantes puesto que es uno de los pueblos más pintorescos de España, lo que hace que cada año miles de turistas acudan a él. Ahora, si cabe, con más motivo. De hecho, este precioso pueblo fue el primero en ser declarado Conjunto Histórico Artístico de España en 1940.
Las redes sociales se han llenado de fotografías, vídeos y hashtags de La Alberca para ser el elegido, y así ha sido. Además, el Ayuntamiento llevaba a cabo una iniciativa muy original: esconder bombones en distintos rincones y desvelar distintas pistas en forma de verso por redes sociales.
Esta edición, según informan, ha logrado un récord en el número de votaciones con un grandísimo apoyo a los pueblos y una fuerte ilusión por conseguir esta iluminación. Y hoy, por fin, se sabe el resultado. Castilla y León vuelve a ser la Comunidad elegida. La Alberca brillará con más fuerza que nunca y, en los próximos días, Jesús Vázquez acudirá a la localidad para desvelar la ansiada iluminación navideña durante la que promete ser una inolvidable ceremonia.
Y es que este pueblo está lleno de tradiciones. Seguro que todo el mundo ha oído hablar de su famosa subasta del marrano de San Antón. Un festejo que, con más de cinco siglos de vida, tiene lugar en la Plaza Mayor del municipio en el mes de enero.
El festejo comienza el 13 de junio, día de San Antonio de Padua. La Alberca lo celebra soltando por sus calles un cerdo ibérico. El animal, llamado siempre Antón, es primero bendecido por el párroco mientras permanece amarrado a la estatua de piedra erigida en honor de este cerdo, detrás de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, ante los vecinos, turistas y el padrino de ceremonia.
Una vez está suelto, Antón lleva una vida libre campando a sus anchas por La Alberca. Los vecinos lo van alimentando y cuidando, incluso lo resguardan en las cuadras por la noche. Su peso ronda los 20 kilogramos cuando es soltado, pero llega a alcanzar los 150 después de siete meses. De hecho, muchas personas se cruzan con él y es una gran sorpresa para los miles de turistas que cada año acuden a la localidad.
Un sorteo solidario en el que el agraciado puede quedarse el animal o intercambiarlo por productos del cerdo ya manufacturados. La fiesta celebrada en enero comienza con una misa, pero también hay música, baile y degustación de elaborados ibéricos. Durante todo el año se venden papeletas para la rifa de Antón y el dinero recaudado se destina a alguna asociación.
Una tradición que viene de que, en sus orígenes, todo el pueblo se encargaba de criar al cerdo que más tarde se donaba a la familia más pobre, a alguna que había pasado por alguna tragedia o dificultad ese año.