Su nombre es Ricardo Arnal y se ha convertido en vecino de un pequeño pueblo salmantino hace escasos unos días. Su vida la ha dejado atrás. Incluso el lugar donde nació, Valencia, para irse a vivir a esta localidad con poco más de 100 habitantes.
Todo comenzó con la oferta publicada por el Ayuntamiento donde ofrecían bar y casa por solo 50 euros al mes. Un chollo al alcance de muchos, pero disponible para unos pocos. El alcalde de Sepulcro Hilario, José Agustín García, reconocía en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León que estaban buscando “a la persona indicada” y parecen haberla encontrado.
Arnal encontró la oferta indagando por Facebook y se aventuró a solicitarlo. Candidaturas no faltaban, pero eran necesarios unos requisitos para optar a ella. En su caso ya ha llevado un par de bares pequeños de pueblo, en Teruel y en Guadalajara, y su vínculo con la hostelería viene “desde hace mucho”, según ha afirmado en declaraciones a este medio.
Le gustó el bar y también las condiciones, y no tuvo nada más que pensar. Por parte del Ayuntamiento, han recibido centenares de propuestas, incluso del extranjero, pero Ricardo ha sido quien ha reunido todo lo que pedían. Una aventura a la que no se ha lanzado solo sino con una amiga: “Ella estaba en paro y también se ha dedicado siempre a la hostelería. Nos hemos tirado la manta al cuello y nos hemos venido”.
Y a la pregunta de ¿Por qué has decidido apostar por esta oferta? Las respuestas que ofrece son muchas. Lo primero es que los gastos son menores que en otras zonas: “Donde yo vivo en Valencia, el alquiler me puede costar unos 800 euros”. Además, otro de los motivos que le ha tirado ha sido su amor hacia los pueblos pequeños: “Me gusta el trato con la gente de zonas rurales, charlar con ellos y que me cuenten su vida”.
Por otro lado, Arnal contaba con dinero para invertir puesto que, recientemente, ha vendido una propiedad. “Es una suerte que me hayan elegido a mí entre más de 100 personas. Algo habrán visto”, asegura con una gran sonrisa.
El Consistorio ha cumplido fielmente con la oferta. Tiene el bar y la casa por solo 50 euros y, además, el Ayuntamiento le ayuda con los gastos de calefacción pagándole un 50% de la factura. Él solo se preocupa de la factura de la luz, pero se muestra muy feliz porque le están dando “todo tipo de facilidades”.
Una apertura que se ha producido recientemente, el día 6 coincidiendo con el puente. Y no era más que una toma de contacto con los clientes y el pueblo para ver cómo funcionaba: “La verdad es que ha ido genial. Estoy muy contento con la gran acogida que ha tenido”.
Por ahora, solo se puede tomar algo, pero más adelante tiene previsto contar con comidas, menús o algo para picar. Ya le han chivado que en Castilla y León “son más típicos los pinchos que las tapas” y se adentrará en ese mundo. Innovar también va en su ADN y afirma que hará paella valenciana, fideuá o comidas “que no son comunes” en esta tierra para que sean “una novedad” y los ciudadanos puedan probarlas.
Una nueva vida que comienza viento en popa y que, previsiblemente, durará cinco años, el tiempo del contrato, aunque puede que sean muchos más. El horario está fijado por el Ayuntamiento y, en principio, es de 11:00 a 17:00 horas y de 19:00 hasta que se marchen los clientes. Aunque, como es normal, todo depende de la estación del año y las ganas que tengan los vecinos de salir.
La casa es bastante amplia. Cuenta con cuatro dormitorios, salón, cocina, baño, aseo, despensa y un patio grande. Pero la apertura de este bar es mucho más que subir una persiana, cumple una función social. El alcalde asegura que es “el sitio de reunión” de los del pueblo y de los turistas. “Es el lugar donde ves a todo el mundo, hablas, te encuentras. Es mucho más que un bar”, matiza.