Los museos atesoran arte más allá de sus salas de exposiciones. Al margen de las muestras que acogen continuamente sus salas, estos centros cuentan con espacios repletos de obras a los que, por norma general, quedan escondidos del ojo del público. Son sus almacenes, lugares que guardan el alma y los tesoros de cada galería, y que demuestran que lo que disfruta el visitante es tan solo una parte mínima del trabajo diario en una pinacoteca.
El DA2 Domus Artium 2002, el Centro de Arte Contemporáneo de Salamanca, ha tomado nota de la importancia de sus sótanos, donde guardan su otro museo: alrededor de 700 obras de arte contemporáneo, nacional e internacional. Ahora, los dos almacenes del centro han abierto sus puertas, para mostrar al público general las labores de conservación de sus colecciones, formadas por la recién donada Colección de la Fundación Coca-Cola y la Colección de Arte Contemporáneo Cubano Luciano Méndez Sánchez.
Con la finalidad de conocer el patrimonio del centro y toda la estrategia para su conservación, el DA2 ha iniciado de manera periódica una actividad que hasta ahora estaba afincada a ocasiones especiales, como el Día de los Museos. Desde este febrero, el primer sábado de cada mes, estas visitas guiadas mostrarán a un grupo de 20 personas estos espacios, normalmente cerrados al público, y explicarán su plan de conservación preventiva.
En una ciudad como Salamanca, donde el patrimonio histórico se encuentra en sus calles, el actual, el contemporáneo, lo guarda el DA2. Así lo define la responsable de exposiciones de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, Tate Díez, quien guía estos pases con la finalidad de mostrar a todos los interesados los otros bienes con los que cuenta la capital.
“Merece la pena que la gente conozca realmente el patrimonio que tenemos y toda la estrategia que seguimos para su conservación”, explica Díez a Ical, ante una actividad encaminada a también a descubrir cómo trabaja una galería y cómo dan respuesta al público. Un público que ha acogido con los brazos abiertos esta iniciativa, y que ha agotado ya las plazas disponibles para el mes de marzo semanas antes de la cita.
Estrategia de conservación preventiva
Uno de los puntos clave de estos pases es que los visitantes aprendan sobre la estrategia de conservación preventiva que lleva a cabo al DA2, dirigida a evitar los grandes deterioros o las restauraciones. Para ello, más allá del propio deterioro que puedan sufrir las obras, los almacenes están diseñados para protegerlas también de agentes externos. Factores como pueden ser los medioambientales, para los que establecen una humedad y temperatura constantes, o las plagas, el fuego, la luz o el agua.
Para evitarlo, Tate Díez señala que todas las obras se encuentran sobre palés, para que si, por ejemplo, entrase agua en estos sótanos, la colección no se viese afectada al estar colocada en cajas o en peines en suspensión. Estos peines ayudan también a que no entre ni luz ni polvo y cuentan, además, con un sistema de incendios especial que actuaría en caso de emergencias.
Además, el centro de arte cuenta con un registro digital y bases de datos de toda su colección, imprescindibles para los préstamos entre museos o instituciones. “Si pasase algo, el seguro lo puede restaurar, pero trabajamos para no llegar a ese siniestro”, afirma la responsable de exposiciones.
Dinamismo del arte
Los términos centro de arte y museo, en principio diferentes, han ido evolucionando y fusionándose a lo largo de los años. Ante dos conceptos, Tate Díez reivindica el DA2 como un centro de arte, más dinámico, pero que se mezcla con esa colección con la que cuentan. Sin embargo, la diferencia con los museos es que no la exponen de manera permanente. “Somos un híbrido de cultura contemporánea actual, pero sí que ahora tenemos una muy buena colección que mostramos de forma temporal”, señala.
“La singularidad de cada uno de los museos es lo que nos hace especiales”, continúa Díez, para explicar la titularidad pública y municipal de este espacio, “más pequeñito”, y que cuenta con recursos diferentes. Esta singularidad es la que provoca que el DA2 no cuente con una exposición permanente, ya que su público es mayoritariamente local. “Si tienes algo permanente es difícil, nuestro público viene a ver cuál es la nueva exposición”, argumenta la responsable, que apuesta por el dinamismo para conseguir los objetivos del museo: difundir sus fondos entre su público habitual y fiel.
Por ello, a partir de las 700 obras que atesoran en el museo, invitan a comisarios para que sean ellos quienes decidan, “impriman un nuevo carácter”, para dar visibilidad a estas obras que ya han conformado 24 exposiciones de la colección. “Lo permanente este caso no tendría mucho sentido cuando podemos hacerlo de forma temporal más dinámico”, recalca.