En el vibrante corazón de la villa chacinera, se alza un oasis gastronómico que encanta a un público selecto y atrae a los buscadores de experiencias culinarias de calidad: el restaurante VIRÓ de Víctor Rodríguez, un joven emprendedor local que comenzó a los 22 años con sus propios negocios. Allá por julio de 2017 abrió sus puertas con un nuevo concepto de gastronomía, "que no había en Guijuelo", apunta Víctor a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León. Fundamenta su argumento en la búsqueda de ofrecer "una carta elaborada de comida de fusión entre lo tradicional, fundamentado en el ibérico, y lo moderno".
Eso sí, aclara, "todo son productos de primera calidad, autóctonos y con el ibérico como estandarte". En este sentido, conviene referir que su familia es la propietaria de la marca 'La Rosa Ibérica', una empresa fundada en 1989, con la nueva Gourmet 'La Rosa Ibérica' nacida en 2015, con una nueva visión de los productos ibéricos, una fusión entre modernidad y más de 25 años de experiencia, que le sirve en su totalidad.
En un mundo donde el sabor y el estilo convergen, este espacio se ha convertido en un epicentro de la escena culinaria contemporánea, anhelado por aquellos que buscan no solo saciar su apetito, sino también deleitar sus sentidos. Así, según valoraciones de los usuarios en redes sociales -que son el mejor método de publicidad- la posicionan en el 'top 5' de la provincia de Salamanca -y anda que son pocos los restaurantes salmantinos-.
Una clientela que, a diario, la conforman las profesiones liberales, funcionarios y empresarios de la villa guijuelense, además, de hombres de negocios, donde existe laborables de lunes a viernes, un apetitoso menú "ejecutivo" por el precio de 15,90 euros, "y comes muy bien, garantizado". Mientras que cenas, fin de semana y festivos, el menú normal, "más que completo" dicen los clientes, se mueve entre los 35 y 40 euros. Eso sí, mejor reservar. Porque festivos, vacaciones y fines de semana se mueven muchos clientes que recorren la Ruta de la Plata y, asegura Víctor, "repiten o aconsejan".
Ambiente, estilo y clientela
El VIRÓ Restaurante se presenta como un refugio de sofisticación y frescura. Su diseño interior, cuidadosamente elaborado, fusiona elementos modernos con toques industriales, creando una atmósfera acogedora y 'elegante'. La iluminación tenue y las líneas limpias del mobiliario invitan a los comensales a sumergirse en una experiencia gastronómica única. Y del servicio, quien mejor lo expresa, después de comprobarlo nosotros, es uno, de los muchos clientes que dejan su opinión en TripAdvisor: "El servicio es súper atento, muy majo, amable y rápido". Como se dice en el jerga judicial: "Nada más señoría".
En cuanto a su propuesta culinaria, el VIRÓ de Guijuelo no decepciona. Con una carta que desafía las convenciones y celebra la creatividad, los platos que salen de su cocina son auténticas obras maestras gastronómicas. Desde tapas innovadoras, como las patatas Viró, hasta platos principales como el sabroso Tataki de vaca, que fusionan sabores y técnicas culinarias, cada bocado es una explosión de deleite para el paladar.
Entre esas joyas destacan las milhojas de solomillo ibérico, un plato que se vende mucho, que gusta y los comensales saborean. Qué decir de la jeta asada, convirtiéndose en el más natural bocado, asada al horno, con su textura tierna por dentro y crujiente por fuera, sin ningún otro añadido. A ello se suma la carne, ibérica o autóctona de vacuno de Salamanca, como el tatakí de vaca 'discarlux' madurado 40 días, y el resto de añadidos locales como el secreto, solomillo o la pluma. Todo ello acompañado por una abundante bodega, con cerca de ochenta marcas de vino más admiradas, donde destacan los tintos de Ribera del Duero y Toro, y otros de las tierras de Salamanca.
No podemos dejar al margen los postres, "todos auténticamente caseros', recuerda Víctor, que estuvo acompañado por Andrés Rodríguez -encargado y cortador de jamón-, Pablo García -chef y jefe de cocina- y Álvaro García -responsable de comedor, y de la terraza, por cierto-. Destacan cuatro, a gusto de quien escribe: la tarta de queso, un placer al paladar; los chocolates puros, del que me quedo el que tiene propiedades cremosas y suaves que permiten una progresión gradual del sabor en la boca; el arroz con leche -un lujo que recuerda mi niñez-, y, cómo no, los cucuruchitos de helado, un tren de sabores que relajan después de la completa mesa.
La clientela del VIRÓ refleja su espíritu joven, vibrante y atractivo. Aquí, grupos de amigos se reúnen para compartir risas y experiencias mientras exploran los sabores del mundo. La atmósfera despreocupada pero elegante atrae a aquellos que buscan más que una simple comida; buscan una experiencia gastronómica completa. Son los casos de Santi Cazorla, Elsa Punset, Juanma Moreno, el Gran Wyoming o Luis Larrodera, lo que lo convierten en un lugar de referencia, con el mérito de estar en un pueblo, no en una gran ciudad.
Con su reputación en ascenso, el VIRÓ Restaurante no pasa desapercibido para los buscadores de reconocimientos culinarios. Su compromiso con la excelencia y la innovación ha despertado el interés de aquellos que otorgan el codiciado Sol Guía Repsol. La atención meticulosa a cada detalle y la pasión por la excelencia culinaria sitúan a este gastrobar en la mira de los críticos más exigentes.
En resumen, el VIRÓ de Guijuelo emerge como un faro de la gastronomía contemporánea salmantina, donde el sabor, el estilo y la juventud convergen en una experiencia inolvidable. Con su cocina innovadora de productos tradicionales y autóctonos, y su ambiente cautivador, es sin duda un destino digno de los más altos elogios, incluido el codiciado Sol Repsol.