Aunque ENUSA, la fábrica de combustible nuclear ubicada en Juzbado ha superado los 50 años de existencia desde su fundación en 1972, apenas se han publicado investigaciones sobre su trayectoria histórica. Dos artículos de la Unidad de Investigación Consolidada Historia de la Industria y los Sistemas de Ciencia y Tecnología (HISCYT) de la Universidad de Salamanca, publicadas en las revistas Dyna e Investigaciones de Historia Económica, vienen a llenar ese hueco revelando datos inéditos que muestran un singular caso de éxito en la industria española.
ENUSA fue concebida en pleno auge del proyecto nuclear, cuando España esperaba construir varias decenas de reactores. Sin embargo, después tuvo que sobrevivir a la moratoria nuclear y adaptarse a un contexto muy diferente, así que los investigadores destacan su gran capacidad de adaptación a través de la combinación de varias estrategias. La investigación destaca su "resiliencia", entendida como flexibilidad y capacidad de adaptación. Aunque tuvo cobertura estatal, fue la rentabilidad la que salvó el negocio, ya que otras empresas públicas desaparecieron en la época de la reconversión.
Por un lado, “se desprendió, poco a poco, de las partes menos rentables del ciclo del uranio, como la minería y los concentrados”, explica a DiCYT Esther Sánchez, investigadora de HISCYT. Además, “renegoció acuerdos con sus suministradores extranjeros de uranio, logrando disminuir los suministros inicialmente contratados sin penalizaciones significativas” y “reorientó su estrategia comercial hacia la exportación, inicialmente a mercados europeos y con posterioridad a extraeuropeos”. La empresa pública también logró diversificar sus actividades, “añadiendo al negocio nuclear los negocios medioambiental y logístico”. Asimismo, ha tenido cada vez más en cuenta las exigencias sociales de transparencia, información pública y sostenibilidad.
Los investigadores han consultado fuentes muy variadas para elaborar estos trabajos, por ejemplo, libros y artículos académicos, publicaciones periódicas como el BOE o las Memorias de ENUSA. Sin embargo, destacan las fuentes inéditas consultadas, en su mayoría procedentes del Archivo Histórico del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), al que perteneció ENUSA y cuya heredera es actualmente la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). También, algunas fuentes extranjeras, archivos en Estados Unidos y Francia.
La relación con las multinacionales americanas Westinghouse y General Electric fue clave para ENUSA y para todo el sector nuclear español. “Fueron las grandes protagonistas del parque nuclear español y de otros muchos países, tenían una gran capacidad tecnológica y comercial en el mundo y las europeas no podían competir con ellas”, comenta Esther Sánchez. Westinghouse y General Electric facilitaron la tecnología y los créditos de la mayoría de los reactores españoles, y de buena parte del denominado ciclo del uranio. “Y, muy importante, formaron al personal español en procesos de alto nivel tecnológico, que luego beneficiaron a muchos sectores industriales y científico-técnicos, no solo al nuclear”, apunta la investigadora.
Los artículos revelan datos de gran interés e información que incluso sorprende a los expertos. Por ejemplo, “la temprana internacionalización del sector nuclear español, incluso en tiempos de autarquía y dictadura” o “la gran capacidad de aprendizaje del sector nuclear español, que interiorizó sin problema los conocimientos llegados de fuera, liderando operaciones en el extranjero”. Sánchez destaca también el alto nivel tecnológico y de integración internacional que existen en la actualidad en ENUSA, así como sus altos estándares de seguridad, garantizados por las visitas periódicas de delegados del Consejo de Seguridad Nuclear, Euratom y el Organismo Internacional de la Energía Atómica. “Pocas empresas ubicadas en Salamanca, si es que hay alguna, alcanzan estos niveles de tecnología punta, internacionalización y seguridad”, afirma. Además, los autores de esta investigación destacan también “el gran interés de los físicos, ingenieros y técnicos nucleares por conocer su historia”.
El futuro
Asimismo, los investigadores de HISCYT consideran que de la historia de ENUSA se pueden extraer conclusiones muy valiosas para la política energética del presente. “Desde los foros internacionales, incluyendo las grandes cumbres sobre el clima, son cada vez más las voces que apuestan por mantener la energía nuclear para garantizar la descarbonización”, señala la autora. Hoy en día, esta energía es mucho más segura y eficiente que en sus orígenes. Incluso aunque se cerraran, como se prevé, las centrales nucleares en España, ENUSA “podría seguir abasteciendo de elementos combustibles a las centrales extranjeras”. De hecho, ya está en ello, porque las exportaciones superan a las ventas nacionales. Además, “han desarrollado tecnología propia para adaptarse al funcionamiento de los diversos tipos de reactores que existen en el mundo, incluidos los de factura soviética”.
Pese a todo, el sector nuclear en general, y ENUSA en particular, “deben seguir insistiendo en la transparencia y la comunicación pública”, porque “siguen siendo unos grandes desconocidos para el gran público, lo que a menudo desemboca en falsedades, medias verdades y temores infundados”. Y, por supuesto, “no hay que minimizar el problema de los residuos radiactivos, los profesionales del sector, en general, no lo hacen; que sigue siendo la gran asignatura pendiente de la producción de energía de origen nuclear”.