En la provincia de Salamanca aún quedan lugares que se han convertido en tesoros ocultos que poseen infinitos encantos. Es el caso de este municipio de tan sólo 21 habitantes que son su preciado cofre, es decir, su tesoro particular. Es que Cilleros de la Bastida es un ejemplo de cómo un pequeño pueblo puede conservar su identidad y adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia. Su historia, marcada por la agricultura, las tradiciones y la resiliencia de sus habitantes, es un testimonio del rico patrimonio cultural de la provincia de Salamanca.
Enclavado en la apacible dehesa salmantina, alejado de todo el mundanal ruido, entre colinas ondulantes y campos de cultivo interminables, se encuentra Cilleros de la Bastida, un pequeño pueblo que cautiva con su encanto modesto pero poderoso. Este municipio es un oasis de serenidad y autenticidad, donde todo parece detenerse, y donde, si nada cambia que es lo más probable, el tiempo y su historia se detendrán. Porque estos pequeños oasis su destino inexorable es desaparecer. Pero hasta que llegue ese momento, es un placer disfrutar de su belleza, de lo simple, del susurro de sus paredes recordando historias pasadas.
Cercano a la Sierra de Francia, en territorio que se conoce como las Quilamas y rodeado por un emplazamiento natural impresionante de montañas y valles, por los que transcurren los arroyos que bajan de la sierra, encontramos el pequeño pueblo de Cilleros de la Bastida.
Los orígenes de Cilleros de la Bastida se remontan a la época medieval, aunque se cree que la zona pudo haber estado habitada desde tiempos prerromanos, debido a su ubicación estratégica en las estribaciones de la Sierra de Francia. Durante la Reconquista, la región fue repoblada de orden de los monarcas cristianos, quienes buscaban consolidar su dominio en la zona. El nombre 'Cilleros' podría derivar del latín 'cella', que significa almacén o despensa, indicando la posible existencia de graneros o almacenes importantes en el lugar.
La fundación de Cilleros se encuadra en el proceso de repoblación llevado a cabo por los reyes leoneses en la Edad Media en la Sierra de Francia. De este modo, Cilleros pasó a formar parte del Alfoz de Miranda del Castañar tras la creación de éste por el rey Alfonso IX de León en 1213. En los siglos XVI y XVII, Cilleros de la Bastida experimentó un crecimiento moderado. La economía del pueblo se basaba principalmente en la agricultura y la ganadería, actividades que aún hoy son fundamentales. La vida en el pueblo giraba en torno a la iglesia y las festividades religiosas, que marcaban el ritmo del calendario anual.
El siglo XX trajo consigo cambios significativos para Cilleros de la Bastida. La migración a las ciudades y la búsqueda de mejores oportunidades económicas llevaron a una disminución de la población. No obstante, aquellos que permanecieron en el pueblo trabajaron arduamente para preservar sus tradiciones y su modo de vida. En este período, se realizaron mejoras en la infraestructura, como la construcción de caminos y la electrificación, que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de los habitantes.
En la actualidad, Cilleros de la Bastida es un lugar que combina la tranquilidad de la vida rural con la proximidad a la ciudad de Salamanca. El pueblo ha sabido mantener su esencia, conservando sus edificaciones históricas, como la iglesia parroquial y las casas tradicionales de piedra. Las festividades locales, como la celebración de su patrón y las ferias agrícolas, siguen siendo momentos clave de encuentro y celebración para sus habitantes. Mientras, el turismo rural ha comenzado a desempeñar un papel importante en la economía local, atrayendo a visitantes que buscan disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y la tranquilidad que ofrece este rincón de Salamanca. Los senderos que rodean el pueblo, con vistas espectaculares de la Sierra de Francia, son especialmente apreciados por los amantes del senderismo y la naturaleza.
Aunque pequeño en tamaño, lleno de historia y tradición
Cilleros de la Bastida, aunque sea pequeño en tamaño, está lleno de historia y tradición. Sus calles empedradas y sus casas de piedra centenarias runrunean cuentos de tiempos pasados, porque esta zona de Quilamas es territorio de leyendas y tradiciones. Explorar sus callejones estrechos es como retroceder en el tiempo, donde cada paso nos acerca un poco más a la esencia misma de la vida rural española.
Desde su rica historia hasta la hospitalidad de sus habitantes, cada aspecto de este pintoresco pueblo invita a los viajeros a sumergirse en la belleza de la vida rural española y a disfrutar de una experiencia auténtica y enriquecedora que perdurará en el recuerdo mucho después de haber dejado atrás sus calles empedradas y sus casas de piedra. Salir de la ciudad y llegar a un pueblo de apenas dos decenas de personas no es algo tan habitual.
Sus casas construidas en pizarra tienen en común la presencia de unos grandes corrales para el mantenimiento de los animales domésticos. Una de las principales actividades de los vecinos siempre ha sido la de la ganadería debido a los grandes prados de pastos que rodean el pueblo donde las vacas y ovejas encuentran alimento, pero hoy en día ya no quedan apenas ganaderías ni rebaños y respecto a la agricultura solo encontramos pequeños huertos privados en la zona más cercana al arroyo.
Un punto de interés cercano es 'Las Corchas', un lugar ubicado a unos pocos kilómetros del pueblo y donde se pueden explorar las ruinas de antiguos corrales y restos de tejas que sugieren la presencia de un posible pueblo primitivo en tiempos pasados. También encontramos en el límite con Valero, los vestigios del Castillo Viejo, una antigua fortaleza construida en piedra que despierta la imaginación de muchas leyendas locales. A pesar del paso del tiempo, aún se conserva una parte de la muralla y un pequeño corral de piedra de cantería lo que hace pensar que era una fortaleza de grandes dimensiones.
Cilleros de la Bastida se encuentra muy cercano a otros pueblos como La Bastida, Linares de Riofrío, Cereceda de la Sierra o Navarredonda de la Rinconada, lo que proporciona una buena oportunidad de seguir conociendo una región tan única como la comarca de la Sierra de Francia y las Quilamas.
Cilleros de la Bastida, con su rica historia y paisajes encantadores, es más que un simple punto en el mapa de España; es un rincón donde la naturaleza y la tradición se entrelazan, ofreciendo a quienes lo visitan una experiencia única e inolvidable. Al caminar por sus calles empedradas y al respirar el aire puro de sus colinas que baja de la sierra, uno no puede evitar sentir una profunda conexión con el pasado y un renovado aprecio por las cosas simples de la vida.
En Cilleros de la Bastida, el tiempo parece detenerse, invitándonos a descubrir, una vez más, la belleza y la serenidad que solo un lugar así puede ofrecer. Así, mientras el sol se pone sobre este idílico paraje, nos llevamos con nosotros un pedazo de su esencia, sabiendo que siempre habrá un lugar en nuestro corazón reservado para Cilleros de la Bastida.