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Son muchas las razones por las que Salamanca es una ciudad única. La ciudad donde se combina historia, cultura, belleza arquitectónica y un ambiente de fiesta que es maravilloso. Y como ciudad universitaria y rica en el castellano, también cuenta con muchas expresiones, aunque alguna no les guste escuchar.

Hablar de Salamanca es hacerlo de su Plaza Mayor. Para muchos es de las más hermosas de toda Europa. Está en el corazón de la ciudad y llena de vida tanto de día como de noche.

Pero la diferencia la marca la Universidad de Salamanca, fundada en 1218, y que es la universidad más antigua de España y una de las más antiguas del mundo. Su fachada plateresca, con la famosa rana tallada en la piedra, es un símbolo de la ciudad.

De ahí que de Salamanca se puedan decir muchas expresiones. El conocimiento de que una palabra o expresión es charra -como se conoce a los nativos de Salamanca, charros-, no será novedad para quienes que han crecido con ella o la han aprendido después de residir en Salamanca.

Algunas expresiones

Quizás muchas personas ignoran si es también patrimonio de otras partes. Vamos a utilizar solo los vocablos que se usan en Salamanca y solo en Salamanca, que es lo que se conoce como salmantinismo, es decir, el vocabulario charro usado en esta provincia.

Estamos en casa sentados en el escaño, y conté que "me soñé" que había "caído" la botella cuando subía a los "chocones" de la feria. Pero como a la tarde quería ver una película buscaba comprar "galguerías o galgás", que no gominolas.

Ya "barruntaba" el otro día que "no es un auténtico verano sin los helados del Novelty". Es que, como buen salmantino, presumo de hablar el "mejor castellano". Pero estaré más orgulloso cuando me llamas "charro".

Con esa pedazo de Universidad también se puede decir eso de "Ser más listo que un estudiante salmantino".  Se emplea para alabar la inteligencia y la astucia, haciendo referencia a la reputación de los estudiantes de la Universidad de Salamanca por ser muy brillantes.

Y por supuesto no nos podemos olvidar de ese frase tan popular de “Salamanca, arte, saber y toros”.

Aunque si hay una frase por antonomasia es esa que dice que lo que Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta.  Una expresión que proviene de la tradición académica y resume el talento de una ciudad culta y abierta al pensamiento, la universidad forma pero no suple la falta de ingenio. Es decir, que aunque se estudie en Salamanca, si no hay materia, no sirve de nada.

Otro emblema de esta ciudad es su gastronomía. Aquí destacan productos como el jamón de Guijuelo, la chanfaina, los dulces tradicionales como las rosquillas o las almendras garrapiñadas. Y por supuesto, el hornazo, Y es aquí donde tenemos que hacer una parada.

Porque con el hornazo no se juega. Por eso cuando los turistas o gente de fuera que viene a visitar la ciudad charra escucha que es “como una empanada” es como si estallarán mil bombas en el corazón de un salmantino. Se niegan a que se diga esto.  ¿Por qué?

Un emblema

Pues porque para un charro un hornazo es un emblema de la ciudad, pero no es una empanada. Es mucho más.

Como os digo, es un símbolo de identidad cultural, un orgullo gastronómico y un elemento profundamente ligado a su historia y tradiciones.

El hornazo no es solo un relleno de carne envuelto en masa. Es una mezcla perfecta de sabores que combina embutidos de altísima calidad, en este caso como el chorizo y el lomo adobado, con una masa firme y dorada, hecha con manteca o aceite.

Esto es lo que le hace distinto a cualquier "empanada", tanto por su preparación como por su contundencia y textura. Los embutidos que forman parte del hornazo provienen de la rica tradición cárnica de la zona, especialmente del jamón de Guijuelo y otros productos ibéricos.

Además, su elaboración no tiene nada que ver. En primer lugar, porque la masa del hornazo es más gruesa, crujiente y sabrosa y está elaborada tradicionalmente con manteca de cerdo. Por su parte, la masa de la empanada suele ser más delgada y suave.

El relleno del hornazo está hecho con los productos cárnicos como chorizo, lomo, jamón mientras que la empanada tiene rellenos mucho más variados como son el pollo, atún, espinacas, etc.

Llamar al hornazo "empanada" es reducir su singularidad y su conexión con Salamanca, ya que las empanadas se encuentran en muchas regiones y no tienen la misma carga simbólica ni histórica.

Por este motivo, para los salmantinos, el hornazo es una manera de celebrar y poner en valor la excelencia de su tierra.

Como has podido comprobar Salamanca es una ciudad que mezcla historia, belleza y vida contemporánea. Es una visita obligada, pero mucho cuidado con no llamar a las cosas por su nombre. Mejor lo llamas hornazo y así todos contentos.

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