La actriz salmantina Charo López

La actriz salmantina Charo López

Salamanca

La célebre actriz que viaja "muy a menudo" a Salamanca por el vínculo y especial recuerdo que le unen a la ciudad charra

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Hace 81 años Salamanca vio nacer a la que, sin saberlo, años después acabaría convirtiéndose en una de sus personalidades más ilustres: la icónica actriz Charo López. 

Nacida en la ciudad charra un 28 de octubre de 1943, Charo creció en Salamanca hasta que, en 1965, tras terminar el colegio y después de varios años cursando sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras, se mudó a Madrid. 

Hasta entonces, su única relación con la interpretación se produjo durante su etapa de estudiante en Salamanca, cuando participó en varias funciones en un grupo de teatro universitario. 

En aquel momento, la actuación ya le atrajo. Tanto, que fue ahí donde descubrió su pasión por la misma. Sin embargo, se centró en su trabajo como docente hasta que, de pronto, un día, de manera totalmente casual e inesperada, el cineasta Gonzalo Suárez le ofreció participar en la película Ditirambo, la cual supuso su incursión en el séptimo arte. 

Ocurrió durante una cena organizada por el crítico de cine, director y cineasta, Jesús García de Dueñas, el entonces marido de Charo López y del que se separó en torno al 1972 tras siete años de matrimonio, con el fin de entrevistar a Suárez con motivo de su primera película. 

Si bien, sin lugar a dudas, la mayor beneficiada de aquel encuentro fue la joven salmantina, pues, por pura casualidad, se le presentó una oportunidad de oro para hacerse su hueco en la que pronto se convertiría en su profesión, pese a que anteriormente ya había realizado algún trabajo puntual relacionado con la interpretación. 

Imagen de la actriz Charo López

Imagen de la actriz Charo López

Charo aceptó el proyecto, apostó por la profesión e incluso se animó a estudiar en la Escuela Oficial de Cine, donde tuvo ocasión de perfeccionar su técnica, al tiempo que trabajaba en numerosos espacios teatrales y televisivos como Tres eran tres, Los camioneros, de Mario Camus; El pícaro, de Fernando Fernán Gómez; y Curro Jiménez, entre otros proyectos. 

Después de Ditirambo, su carrera cinematográfica continuó con películas como El hueso, El sol bajo la tierra o El bandido Malpelo. Si bien, en aquella época Charo aún era una actriz desconocida, lo que le cerró puertas de películas que tuvo muy cerca como La vía láctea, de Luis Buñuel. 

Su paso por el cine continuó con cintas como El extraño caso del doctor Fausto, La Regenta y Parranda. Y es que, aunque su carrera interpretativa hasta entonces había sido muy intensa, López tuvo que esperar hasta 1980 para hacerse un nombre en el mundo de la interpretación. De hecho, llegó a regresar a su primera profesión, la enseñanza. 

Pero todo cambió cuando llegó a sus manos un papel secundario en la mítica serie de televisión Fortunata y Jacinta, así como el personaje que interpretó en la exitosa producción audiovisual, hoy considerada historia de la televisión, Los gozos y las sombras, basada en la novela homónima de Gonzalo Torrente Ballester. 

Y, cómo no, sus diferentes apariciones en el mítico programa de TVE, Estudio 1, que, llegado un momento, también le dieron una importante proyección a nivel nacional. 

Tras todo ello, Charo se convirtió en una de las actrices del momento, lo que le permitió conquistar todos los ámbitos de su profesión y, con ello, ir encadenando trabajos en los tres medios.

En cine, participó en películas de gran reconocimiento como La colmena, La vieja música, Los paraísos perdidos, Tiempo de silencio y Lo más natural.

A estas se suman otras como Epílogo, Don Juan en los infiernos, El detective y la muerte, y Kika, uno de los filmes más conocidos de Pedro Almodóvar.

En aquella época, la de las décadas de los años 80 y 90, la actriz también se dejó ver en la serie Los pazos de Ulloa, así como en la película Secretos del corazón, candidata al Óscar y con la que consiguió el Premio Goya a la Mejor Actriz de Reparto. 

En cuanto a teatro, a finales de los 80 López realizó una importante gira teatral con Hay que deshacer la casa y Una jornada particular, que le llevó hasta Argentina, donde conoció a su segundo marido, el periodista Carlos Gabetta, con el que contrajo matrimonio en 1988 y del que se separó tan solo cinco años después de pasar por el altar. Con este tampoco tuvo hijos. 

Pero esto no fue todo lo que le dio Argentina a la flamante actriz. Al parecer, allí fue donde esta descubrió su predilección por la comedia, pues, desde entonces, centró su carrera como actriz y productora en obras con las que potenció, y en gran medida, su bis cómica. 

Destacan trabajos como Tengamos el sexo en paz y Carcajada salvaje. Asimismo, protagonizó Los puentes de Madison, Las memorias de Sarah Bernhardt y El otro lado, ya bien entrado el siglo XXI. 

En las últimas décadas Pilar también se ha dejado ver en películas muy destacadas como Plenilunio, Tiempos de Azúcar, Nudos y La soledad era esto, siendo El Rey gitano, Margen de error y Baby las más recientes. 

Su recorrido por la pequeña pantalla ha sido más breve, pasando por series como Camera Café, Cuéntame y, la última, Fugitiva, mientras que, en cuanto al teatro, hace tiempo que no se sube a las tablas.

De hecho, una de sus últimas obras se remonta al 2014, cuando interpretó una adaptación de La Celestina titulada Ojos de agua, además de La laguna dorada. 

No hay que irse gran lejos para hablar de su último gran proyecto interpretativo y quizá el más especial, pues este fue presentado en 2021.

Imagen de archivo de la actriz Charo López

Imagen de archivo de la actriz Charo López

Se trata de un documental titulado Me cuesta hablar de mí, en el que el director Chema de la Peña invita al espectador del programa Imprescindibles de RTVE a realizar un recorrido sobre la vida de la actriz, desde su infancia hasta el momento en el que se filmó. 

En definitiva, un proyecto que contó con testimonios de la propia protagonista en diferentes etapas de su vida.

Llegados a este punto, cabe destacar que todos estos trabajos han valido a la actriz de importantes premios y reconocimientos más allá del Goya, que han dejado constancia de su gran valía para la interpretación y que la han convertido en todo un icono y referente del sector de la época de los 80 y 90. 

Cuatro fotogramas de plata, un premio de la Unión de Actores y una espiga de honor de la Semana Internacional de Cine de Valladolid son ejemplo de ello. 

Salamanca, su hogar

En lo que respecta a su presente personal y profesional, hace años que Charo López decidió jubilarse. Es cierto que, desde entonces, ha realizado alguna colaboración puntual en proyectos muy concretos, pero el grueso de su día a día lo dedica a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. 

Y es que, aunque la icónica actriz, dueña y señora de una dilatada y laureada carrera interpretativa que alberga unas 60 películas, 40 series y 20 obras de teatro, siempre ha sido muy celosa de su vida privada, sí se sabe que para Charo uno de ellos es visitar Salamanca, su querida y admirada tierra natal, en la que vivió las dos primeras décadas de su vida junto a su familia en una vivienda de la calle Pior.

En la capital charra ha reído, llorado y disfrutado. Ha recorrido prácticamente todos los rincones de la ciudad, ha compartido algunos de sus mejores y más bonitos momentos con familiares y amigos e incluso ha vivido muchas primeras veces.

A Salamanca le une, por tanto, un fuerte vínculo y especial recuerdo de su infancia y juventud, lo que explica que, tal y como ella misma ha confesado en múltiples ocasiones, viaje a la ciudad "muy a menudo".  

Allí todavía conserva familiares y amigos a los que le gusta visitar con bastante frecuencia. Así, aunque su residencia habitual siga fijada en Madrid, no hay lugar en el mundo que ocupe un espacio tan grande e importante en su memoria y su corazón como la capital charra, la que siempre ha considerado su verdadero hogar.