Rebeca Jiménez: “Es bonito volver y compartir con la gente de mi tierra mi trabajo y mi oficio"
La segoviana Rebeca Jiménez vuelve mañana, jueves 23 de diciembre, a partir de las 21:00 horas, al escenario del teatro Juan Bravo de la Diputación, al que no se sube desde 2008, cuando presentó su primer disco ‘Todo llegará’. Desde entonces han llegado muchas cosas, entre ellas la grabación de otros dos discos, ‘Valiente’ (2011) y ‘Tormenta y mezcal’ (2016) y varias giras por locales de España y México que ahora la traen de nuevo a casa como líder, vocalista y pianista, de una banda que cuenta con tres grandes músicos: Jacob Reguilón al bajo y contrabajo, Toni Brunet a la guitarra y Toni Jurado a la batería.
Hace más de diez años de su última vez en el Teatro Juan Bravo ¿cómo lo recuerda?
Son dos veces las que he cantado en el Juan Bravo y las dos han sido muy emocionantes para mí. Por eso, después de tantos años, cuando me llamaron para volver, me hizo muchísima ilusión poder volver a subirme al escenario del teatro de mi ciudad. Las otras dos veces las recuerdo como días muy felices, días maravillosos de mi carrera.
Entonces presentaba 'Todo llegará', su primer disco, ¿qué es lo que le ha llegado a Rebeca Jiménez en la música y qué es lo que aún espera que le llegue?
(Reflexiona) He escrito una canción nueva que dice “han caído tormentas y mezcales también”… Es un poco lo que creo que ha habido, es mi sensación. Ha habido un poco de todo, pero sobre todo recuerdo los momentos tan bonitos, tan intensos y emocionantes que me ha dado la música todos estos años. ¿Lo que queda por llegar? Pues últimamente hago cada vez menos planes de futuro; lo veo de otra manera. Es decir, espero seguir disfrutando de la música y que la música me dé alegrías. Si no fuese así, cambiaría, pero creo que todavía quedan muchos escenarios por delante y muchas canciones. Muchas cosas por contar.
¿Es optimista?
Sí, con todo en general en la vida soy muy optimista. Y sobre todo cuando las cosas se ponen complicadas o pasan cosas tristes o feas; trato de insistir más en vivir el momento y aprovechar la vida. Y brindar siempre porque tenemos un precioso día por delante.
Tres discos -cuatro, si tenemos en cuenta la reedición de ‘Todo llegará’- y cinco años desde la publicación del último dan para mucho... Su música ha evolucionado desde los sonidos del rock y el blues hasta vestirse de sonidos más étnicos y raciales, ¿dónde se siente más cómoda?
Yo creo que en los dos sitios. Aún no he grabado el disco nuevo por completo porque haberme ido de Warner, económicamente, también supone financiar todo, pero voy lanzando las canciones y voy grabando. Y ahora mismo tenemos dos temas para grabar; uno está más cerca de esa raíz un poco latina, del bolero y el otro está más cerca de las canciones de ‘Todo llegará’, del medio tiempo en el que siempre me he manejado. Una cosa no quita a la otra; estoy tan a gusto cantando rancheras como mis canciones de siempre o las más cercanas al pop-rock o al blues. La verdad es que, desde pequeña, he cantado de todo y he escuchado a Chavela Vargas o a María Dolores Pradera igual que a los Beatles… entonces me manejo un poco en todo.
México ha tenido mucho que ver en esa evolución, pero usted es segoviana. ¿Qué tiene de sus raíces su música y qué tiene de las que ha echado fuera?
Realmente Segovia no sé si tiene alguna influencia más directa, musicalmente hablando, pero sí que para mí es muy especial. Alguna cosa he escrito sobre Segovia que no he puesto todavía en ninguna canción, pero Segovia tiene la calle Real, que yo subía y bajaba todos los días para ir a mis clases de piano desde muy pequeña, tiene los parques donde desde muy joven cantaba con mis amigos. Imaginaba con tres amigas conciertos, que eran estadios llenos, así que imagine… Es mi niñez, mis ilusiones, mi crecimiento, mi aprendizaje musical… Representa todo eso y es muy bonito volver y poder compartir con la gente de mi propia tierra, de mi casa, mi trabajo y mi oficio, pero también la emoción que tiene la música. Desde pequeña veo el Teatro Juan Bravo en la Plaza Mayor y alguna vez imaginé que tocaba allí. Son sueños que se cumplen y se vuelven a cumplir.
Por otro lado, México fue para mí como un nuevo comienzo en la música; fue empezar en otro país y me volvió a poner en el sitio de las primeras veces. Y luego, por supuesto, tiene su cultura musical, su folclore propio, la ranchera… y siempre me he sentido muy cercana a México, habiendo nacido aquí, en España y en Segovia. Es la tierra de mis admirados Chavela Vargas, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara… y por supuesto me traje de allí un pequeño cambio o un enriquecimiento musical a mis canciones; a mi manera de escribir ahora.
Lo que no ha dejado de acompañarle nunca estos años ha sido su banda de grandes músicos, ¿se puede decir que es un lujo mantener una banda así durante tanto tiempo?
Sí, absolutamente. Pasan los años, nos ponemos a ensayar, los miro y pienso: “cuántos años juntos”. Siempre están a mi lado y desde la incorporación a la banda de Toni Brunet, el productor de ‘Tormenta y mezcal’, pues el lujo es mayor. Somos amigos. Es como tocar en casa; con ellos me siento tocando en casa.
¿Qué licencias le permite eso a la hora del directo?
Hay una base rítmica de base, bajo y batería -en el caso del Teatro Juan Bravo vamos a llevar contrabajo-, que casi no nos hace falta ensayar. Han grabado mis canciones, las canciones han crecido en locales de ensayo con ellos, son suyas también y eso da soltura. Somos una banda que nos entendemos tocando. Hay algo de piel y de escucharnos unos a otros; de poder disfrutar de las canciones porque son parte de nuestra historia. Yo voy tan tranquila con ellos y tan feliz.
En el Juan Bravo, además, tendré unos colaboradores fantásticos de Segovia. Estará Esther Zecco, Gus Martin y otro amigo de Zaragoza, Yago Alonso. Me hacía ilusión poder tocar con gente y amigos de Segovia en el Juan Bravo.
¿Cómo le gustaría que le recibieran sus paisanos?
(Ríe) La verdad es que me gustaría mucho que me recibiesen con mucho cariño. Con ganas de volver a compartir canciones y una noche bonita.
Y que no vuelvan a pasar tantos años para que suba al escenario del Teatro…
Exacto… Tiene toda la razón. Que no pasen diez años, ¡por favor!