Patricia Martín / ICAL
El director de la Fundación Valsaín y excomisario europeo de Derechos Humanos, Álvaro Gil Robles, afirmó hoy que la sociedad tiene la obligación de luchar "por que las grandes potencias acepten someterse a los tribunales internacionales”, y lamentó que Rusia y Estados Unidos no acepten la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional. Lo dijo en el X Encuentro Valores Democráticos y Fuerzas Armadas, organizado por la Fundación Valsaín.
Gil Robles fue el encargado de realizar la conferencia inaugural de este Encuentro, que cuenta con el respaldo de la Uva y la Academia de Artillería. Sobre la guerra “ilegal” en Ucrania, por un ejército ruso carente de valores, Gil Robles dijo que no le vale "que digan que van a juzgar a los suyos en sus propios países porque, a lo mejor, no son verdaderos juicios libres, independientes y sometidos a la reglas de derecho sino farsas”.
Tiene claro que no se asiste a la primera guerra ilegal, está Irak y otras anteriores, lo que pone de manifiesto que “la comunidad internacional tiene muchas dificultades para situar a las grandes potencias ante sus propias responsabilidades”. Gil Robles argumentó que es el Tribunal Penal Internacional de La Haya el organismo llamado para luchar contra la barbarie de la guerra, contra la violación de las reglas de la guerra, como la muerte de civiles, pero “las dos grandes potencias con los dos mayores ejércitos, Estados Unidos y Rusia no han firmado el estatuto del Tribunal Penal Internacional” y tiene derecho al veto en Naciones Unidas, cuando este tema se trate.
Este experto puso el acepto en que ambos “no aceptan la jurisdicción del Tribunal Penal de La Haya”. "Tenemos un hueco en nuestras reglas de la sociedad civilizada para luchar, no con las armas, sino con la fuerza del derecho contra las violaciones de los Derechos Humanos”. Tiene que haber “esas garantías” y si no las hay tienen que intervenir un tribunal internacional penal, dijo.
Gil Robles añadió el papel que tiene Europa que “sí acepta esa jurisdicción” internacional. “Cuando tenga constituido su ejército, que es fundamental el ejército europeo de defensa del futuro, se someterá a la responsabilidad el Tribunal Penal Internacional porque nuestro ejército, así lo quiero creer, va a funcionar en base a los valores y principios democráticos que están en el modelo de sociedad de la Unión Europea”.
La UE, remarcó, no tiene nada que ver con el modelo ruso “imperialista de agresión”, ni de otros que, en su opinión, cuando les interesa actúan con un modelo imperialista y de agresión. “Tenemos que defender nuestro modelo. Es nuestra independencia y nuestra seguridad. Aunque no nos guste mucho tenemos que invertir en Defensa, si queremos ser libres, independientes y que no nos agredan. No queremos agredir a nadie pero que no nos agredan impunemente”, explicó, además de no tener que depender de la OTAN y “de quién manda en al OTAN que no somos precisamente nosotros, los europeos”.
Gil Robles dejó claro que nadie sabe como va a evolucionar el conflicto en Ucrania. “Una guerra se sabe cuando empieza pero no cuándo y cómo termina, a qué coste, ni con qué reguero de sangre y destrucción queda detrás”, reflexionó. Además, lanzó un mensaje de esperanza en el trabajo de los mediadores internacionales para que se pueda establecer, entre ambas partes, “al menos el cese de la violencia armada” y así poder “establecer un entente de no agresión entre las partes, sería el primer punto fundamental”.
Un paso que seguirá lejos "mientras sigan los bombardeos, las agresiones y los ataques”, mientras tanto sólo se podrá hablar de “encontrar el camino para que termine el sufrimiento de la población civil”. Gil Robles sostuvo que los ucranianos son “verdaderos héroes que sí están motivados porque están defendiendo su patria, su país, su cultura y su libertad” y merecen “llegar a vivir en esa paz y esa libertad”.
Rusia, un ejército sin valores
El Encuentro de Valores Democráticos y Fuerzas Armadas, de la Fundación Valsaín, la Universidad de Valladolid y la Academia de Artillería cumple diez años y hoy más que nunca, dijo Gil Robles, se pone de manifiesto su importante al ver como “hasta qué unas fuerzas armadas como las rusas, que carecen de una formación en valores democráticos de una manera absoluta y total, son capaces de iniciar una guerra de agresión en otro país vecino sin motivación alguna y al mismo tiempo de comportamientos humanos fuera de todas las reglas de cualquier guerra”.
Un ejército ruso, insistió, que se cree que no tiene que asumir las responsabilidades del respeto de los Convenios de Ginebra, por ejemplo, llamando a una guerra, “operación especial”. Los soldados rusos “no han respetado los valores porque no los conocen, el valor del respeto, de la dignidad de la persona, de la libertad de la persona, valores en el humanismo democrático”, detalló, valores que sí forman parte de la sociedad pero que “como no están en el modelo global de la sociedad rusa tampoco están en su Ejército, sólo está la fuerza bruta”.
Gil Robles aseguró que personalmente ve cumplido el objetivo que se planteó al dejar de ser comisario europeo de Derechos Humanos, establecer un espacio de dialogo entre la sociedad civil y los futuros miembros del Ejercito. “Seamos conscientes unos y otros, con y sin uniforme, que somos ciudadanos que tienen la responsabilidad colectiva, unos de defender a su país y otros de ser ciudadanos que defiendan todos los valores democráticos del país”, explicó.
A este décimo encuentro estaba previsto la asistencia del presidente del Unicef Comité España, Gustavo Suárez Pertierra, que tuvo que cancelar la conferencia inaugural por el fallecimiento de un familiar muy cercano. A los diferentes paneles, así como a la clausura, asistió el rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo; el vicerrector del Campus ‘María Zambrano’, Agustín García Matilla, el coronel director de la Academia de Artillería, Alejandro Serrano.
Esta iniciativa fue galardonada con el Premio Nacional de Defensa 2020, en la modalidad de Docencia Universitaria, por su objetivo de favorecer el acercamiento y el conocimiento mutuo entre la sociedad civil y sus Fuerzas Armadas a través de la interacción entre universitarios y alumnos de la enseñanza militar.