Cuando una persona no se siente a gusto con su casa, se puede generar una situación muy desagradable que es mejor tratar de enmendar, aunque es cierto que no todo el mundo puede tomar la decisión de cambiar de vivienda o de realizar las reformas que le gustaría. Por suerte para Ángela, la propietaria de esta vivienda, ella sí ha podido poner fin a esa insatisfacción, tal y como nos explican desde Idealista.
Para ello, la propietaria contó con la ayuda de UZ Architecture Studio, capitaneado por el arquitecto español Urdaneta Zeberio, con un proyecto que daba una adecuada respuesta a sus necesidades de confort y accesibilidad ante su inminente jubilación.
Lo primero que llama la atención es el entorno en el que se levanta la nueva vivienda, sin el que no se puede entender su atractivo. La parcela, que se ubica en el municipio segoviano de Riaza, tiene una orientación sur-este y unas increíbles vistas a la estación de esquí de La Pinilla. Como es lógico, las bajas temperaturas son un elemento a tener en cuenta.
“Nos solicita que, dadas las bajas temperaturas de Riaza y el coste elevado de la energía, la casa tenga un consumo muy bajo, y se pueda calentar muy rápidamente, dado que su vivienda actual puede tardar hasta 3 días en calentarse”, explican desde el estudio.
Partiendo de esta realidad, se plantea construir una “casa muro”, algo que definen como “un prisma longitudinal donde todas las estancias se abren hacia las vistas de La Pinilla, teniendo en la fachada Norte pequeños huecos solo para ventilación e iluminación y planteando el acceso lateralmente”. Con esta estrategia, se da una respuesta satisfactoria al cierre de la parcela con la vía pública, sin necesidad de un muro o valla. También se plantean dos prismas con alturas más elevadas, donde se resuelve la parte más importante para el cliente del programa: la habitación principal y el comedor.
La madera CLT juega un papel fundamental en todo el proyecto, ya que es el material utilizado para la estructura prefabricada. La elección ha sido premeditada por las ventajas que ofrece, ya que permite reducir la inercia térmica del proyecto (más rápida de calentar), el tiempo de construcción y la huella de carbono. Para darle un toque rustico y calidez, se opta por dejarla vista en el interior.
El aislamiento se consigue gracias a que fachadas, cubierta y solera se cubren con 20 centímetros de EPS, lo que permite alcanzar un grado de eficiencia passivhaus. Como protección solar dadas las altas temperaturas de verano y por seguridad, en la fachada sur, se protegen todas las ventanas con contraventanas correderas metálicas, que se instalan en el cambio de sección de la fachada.
Otro elemento fundamental es que la clienta solicitó que todo se dispusiera en una única planta. Esto genera un problema para: “Dado que toda la vivienda se diseña en una sola planta, la ocupación máxima de la parcela no nos permite plantear una terraza cubierta”. De nuevo, tirando de ingenio, se plantea una solución que consiste en crear un peto donde ocultar un toldo y resolver estéticamente la volumetría. Para crear una sensación más acogedora de recogimiento dentro de la vivienda, esta se entierra hasta el alféizar de las ventanas.
A la vista, se percibe un proyecto sólido, casi monolítico, en el que se diferencian las partes superior y trasera con los volúmenes que vuelan y la fachada a la calle acabadas en un mortero acrílico de grano grueso color gris neutro rallado verticalmente. Las fachadas se mantienen en un estrecho contacto con la zona más privada de la casa, acabadas en un mortero acrílico también de grano grueso, buscando el color tierra característico en la arquitectura de la zona.