López Simón, con salida a hombros, salva la tarde en Cuéllar
Garrido, oreja en faena de gusto. Ruiz Muñoz y Moura pasaron desapercibidos. Dos buenos toros de la Condesa de Sobral, 2º y 5º, salvaron a la divisa
2 octubre, 2022 10:06López Simón
El 5º, de preciosas hechuras y embistiendo con calidad, fue el mejor de un encierro que adoleció de casta. Con él vimos a un López Simón muy centrado, templando y llevándolo al ritmo que le pedía el animal, sobre todo con la zurda. Remató con bernadinas ceñidas que llegaron al tendido.
Mató de estocada tendida y le pidieron las orejas con fuerza. El toro fue aplaudido en el arrastre.
Con su primero, un burraco bajito, terciado y con cara, el madrileño basó la faena con la zurda intentando retenerlo ante su intento de rajarse. La espada le impidió cortar un trofeo. Su labor fue silenciada tras un recado del palco.
José Garrido
El primero del diestro extremeño fue otro buen toro al que recibió de rodillas. Lo toreó con mucho gusto, dándole distancia y entendiéndolo a la perfección; un toro castaño que humilló y tuvo fondo. La estocada fulminante, tras pinchar, valió por sí sola la oreja que Garrido paseó. Palmas al toro.
El que hizo 6º, un toro de Caminero, serio y astifino que, ante las dificultades que presentaba, Garrido abrevió y lo pasaportó de inmediato. Silencio.
La cogida del banderillero Alberto Hernández
Alberto Hernández, subalterno de Sanchidrián, de la cuadrilla de Ruiz Muñoz, fue cogido por el 6º toro de la tarde de forma aparatosa al no poderse tapar en un burladero. El toro lo mantuvo en el aire un tiempo interminable. Afortunadamente todo quedó en un puntazo en el glúteo. Fue asistido en la enfermería y, tras dado de alta, marcharía al hotel.
Ruiz Muñoz
El sevillano denotó la falta de oficio en ambos toros. Con el que hizo 4º, (protestado por cojo y mantenido con criterio por el usía Chema Costales) hubo pinceladas de toreo despacioso. Pero faltaron muchas cosas. Labor silenciada tras aviso.
El que cerraba festejo, un toro castaño muy serio por delante, que fue ovacionado de salida, desbordó por su genio a Ruiz Muñoz. Silencio cuando la noche se echaba sobre Cuéllar y llevábamos casi tres horas de festejo.
Miguel Moura
Abrió plaza el rejoneador Miguel Moura con un toro de Lora Sangrán, al que le faltó emoción y le sobró nobleza. El caballero luso hizo todo con la pureza que le caracteriza, pero se eternizó con los aceros, que diría el bueno de José Luis Lera. Silencio tras aviso.