Es rica en gastronomía, cultura e historia. Su monumento más emblemático no solo es conocido en Castilla y León y España, sino que tiene repercusión internacional y se trata de todo un atractivo turístico que cada año reúne a miles de personas a sus pies. Cuenta con una geolocalización privilegiada y fue cuna de varias comunidades distintas la vez, convirtiéndose en ejemplo de convivencia en el siglo XVI. Hablamos de la ciudad de Segovia, levantada sobre el risco rocoso que está dilimitado por las confluencias de los ríos Clamores y Eresma. Su idiosincrasia le llevó a la Unesco a declararla Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1985.

El acueducto romano es el principal símbolo de esta ciudad castellana y leonesa, pero el gran número de monumentos que se conservan en sus calles es una buena muestra de la convivencia de las culturas cristiana, judía y musulmana en barrios perfectamente definidos. 

La ciudad de Segovia está rodeada por arboledas y huertas que hacen del lugar un paisaje pintoresco. Tu una relevante importancia en el Imperio Romano y también fue lugar de asentamiento de visigodos. Conserva un gran conjunto románico de valor y destacó su industria pañera a finales de la Edad Media, alcanzando su apogeo en el siglo XVI. 

La obra de ingeniería romana, el acueducto, fue construido sobre el 50 d. C. y se extiende por un total de 14.956 metros de recorrido. Está formado por 20.400 bloques de piedra unidos por un equilibrio de fuerzas, sin ningún tipo de cemento que les una, lo que le confiere, unido a las dimensiones de la obra, una majestuosidad única prácticamente en el mundo. Su estado de conservación es, además, totalmente impecable.

Pero Segovia es más que eso. Más allá del acueducto y el cochinillo también cuenta con otra serie de monumentos en un perfecto estado de conservación que maravillan al mundo entero. Es el ejemplo del Alcázar, del siglo XI, y la catedral gótica del siglo XVI. Esta última, junto a la Catedral Nueva de Salamanca, es la más tardía muestra del gótico en la arquitectura española.

Imagen del Alcázar de Segovia. Diego de Miguel Ical

La cultura romana también se extiende por otros edificios como la iglesia de San Juan de los Caballeros, La Veracruz o San Lorenzo, así como otras construcciones civiles, portadas, arcos y patios. La ciudad de Segovia también fue cuna de la historia, como el día que Isabel la Católica fue coronada como reina de Castilla en el año 1474 en la iglesia de San Miguel.

Otro evento histórico de especial importancia fue la Guerra de las Comunidades, que tuvo a la ciudad de Segovia como uno de los focos principales de las batallas. La estructura social de la urbe distribuía por jerarquía a las diferentes comunidades que allí habitaban, aunque colaboraban en el trabajo durante el auge manufacturero del siglo XVI.

Entre sus emblemas culturales también destaca la Casa de la Moneda de Segovia, que es el edificio industrial más antiguo que aún se conserva en todo el país. En su explicación, la Unesco relata que el bien escrito comprende una superficie de 134 hectáreas que tienen todas las características que se necesitan para expresar su Valor Universal Excepcional. 

En este sentido, aseveran que se mantiene el centro de la ciudad histórica, que cuenta con un gran número de monumentos notables, entre los que se incluye por supuesto el acueducto romano y la arquitectura doméstica más humilde. Hacen especial incidencia en la muestra de la convivencia entre diferentes culturas y religiones a través de la muestra de la arquitectura. 

Destacan que su pronta protección legal ha permitido que no solo el acueducto permanezca en un excelente estado de conservación, sino que los demás monumentos y conjuntos arquitectónicos de la ciudad también permanezcan en un excelente estado. Confieren especial valor a la autenticidad de sus calles y como los espacios históricos como la judería se aprecien todavía en el actual trazado de la ciudad.