Son muchas las cosas que hacen de Segovia una ciudad única y especial. Su cultura, su gastronomía y, por su puesto, su gente. 

Y es que, aunque los segovianos no son conocidos por utilizar un lenguaje muy particular lleno de vocablos que, por lo general, suelen resultar desconocidos para gente procedente de otros puntos de la geografía española, lo cierto es que, como la gran mayoría de las provincias, esta también cuenta con ciertos términos que, salvo alguna excepción, solo se les escucha a los segovianos y, como mucho, a residentes en zonas limítrofes.

Sin duda, una de las expresiones populares más características de la provincia de Segovia es "agigolarse", a la cual recurren los segovianos, y más concretamente los que han crecido en pueblos de la provincia, cuando quieren decir que se ha fatigado. 

Si bien, esta no es la única palabra o frase que permite al léxico segoviano diferenciarse de los lenguajes empleados en otros lugares de España. 

En Segovia nunca hiela, sino que "cae un helazo", y tampoco se está cerca de algo, se está "orilla de". Además, los más pueblerinos, cuando quieren mandar a alguien a casa de otra persona, les dicen "vete en cá de". 

A los garabatos les llaman "borrageta" o "borrageto", a las volteretas "chingoletas" y cuando roban fruta de un huerto ajeno recurren a la expresión "dar un baque". 

Además, por la zona de Cuéllar, dicen "abolagar" en lugar de crecer y "narria" cuando hablan de una mujer sosa y desgarbada. 

Plaza Mayor de Segovia Nacho Valverde ICAL

Muchos segovianos también recurren a la palabra "vilordo" cuando quieren denominar a alguien bobo o calificar una manera de actuar sin un objetivo claro y sin valorar las consecuencias.

Del mismo modo, utilizan "rilete" para expresar que alguien va erguido o que va a hacer algo con predisposición, y "sostro" en alusión a quien hace las cosas por detrás sin dar la cara. 

A todo ello se suman otros términos comunes entre los segovianos, pero compartidos con otras provincias como Valladolid, Zamora, León, Salamanca y Palencia, entre otras, como son el "majo" para referirse a alguien de confianza, "rilar" cuando quieren decir tiritar, "chamarra" o "chamberga" en lugar de chaqueta, o "añusgarse" como sinónimo de estar decaído.

También utilizan la palabra "candar" en lugar de cerrar, "modorro", queriendo decir tontorrón, "amurriado" para decir que una persona está triste o desganada, "hay que amolarse", refiriéndose a la expresión hay que fastidiarse o "tanganillo" en alusión a un chorizo pequeño y delgado. Y esto, por no hablar del laísmo y leísmo, tan común en casi todos los rincones de Castilla y León. 

Estas son solo algunas de las palabras que conforman el léxico segoviano y, en su lugar, el castellano y leonés. Hay muchas más, pero, sin lugar a dudas, estas son las más pronunciadas por quienes habitan tanto la ciudad como la provincia.