Ubicado en la comarca de Tierras de Segovia, a 31 kilómetros de la capital y con una población que no alcanza los 100 habitantes, se sitúa Caballar, una localidad que se asienta sobre un antiguo castro romano y de la que se tiene documentación desde el año 1123, momento en el que la reina doña Urraca entregó la población al obispo de Segovia.
En esos documentos aparece el nombre de “Cova Cavallar” al existir en la zona una gran cueva o abrigo natural que era usado como una cuadra de caballos. En el siglo XIII, en el año 1247 en concreto, ya se conocía como “Covallar” que acabó derivando en el nombre con el que se le conoce hoy en día: “Caballar”.
Adentrándonos en el casco urbano del lugar podemos apreciar un total de tres barrios que dotan de una personalidad única a la localidad: Umbría y Solana, que se hallan acostados en la ladera, con calles estrechas de gusto antiguo y casas con muy bellas singularidades debido a la adaptación del terreno y Pavía, en la zona llama.
De apreciar y para ensalzar es también la riqueza hídrica que atesora el lugar. El agua corre por todo el término y surca sus calles. Su abundancia y el asentamiento junto a una ladera generan un microclima que favorece el crecimiento, tanto de árboles como de hortalizas. Además, la abundancia de agua ha provocado con su erosión, las numerosas cuevas que rodean la localidad que pasan por ser parte de las señas de identidad del municipio.
“Caballar es un oasis dentro de la Castilla cerealística, debido a la presencia de manantiales en el término municipal por la combinación de suelos graníticos, calizos y arcillosos: es el vergel de la provincia, históricamente la huerta de buena parte de Segovia. El agua fue usada desde hace mucho tiempo para abastecer una vega de huertas que abarca unas 120 hectáreas. La primera referencia documentada es de la Edad Media, de 1123”, nos explica Víctor Sanz Gómez, alcalde de Caballar.
EL ESPAÑOL de Castilla y León conoce toda la historia de un lugar único en Castilla y León, que merece ser visitado y que recurría a un fenomenal rito para que lloviera, de la mano del primer edil.
Un paraíso de menos de 100 habitantes y una rica historia y patrimonio
“Según el Instituto Nacional de Estadística somos, a fecha 1 de enero de 2023, 77 vecinos y vecinas empadronados. Andaremos ahora en los 79, 80. Tenemos en marcha una campaña de empadronamiento para poder crecer en población y así aumentar la participación en Tributos del Estado, fondos de la Comunidad y diferentes subvenciones. Nuestro eslogan es: Caballar, un lugar donde vivir”, nos explica Víctor Sanz Gómez.
El primer edil destaca esa agua anteriormente citada y también la producción hortícola del lugar en la que sobresale, como no podía ser de otra forma, el ‘Judión de la Granja’. Eso en lo gastronómico, pero es que en lo que tiene que ver con el patrimonio del lugar, la cosa no va a menos.
“Contamos con una Iglesia Parroquial, románica, majestuosa. Fue construida en el momento de la donación al que fuera Obispo de Segovia en el siglo XII. Ella es el testigo principal de la historia del actual Caballar. La Casa del Ayuntamiento, del siglo XVIII, es otra obra maestra de aquella Segovia en esos años florecientes del mercado cerealista, hortofrutícola y de la lana”, nos explica el alcalde.
Y es que la historia de Caballar es la de un pueblo segoviano con sus relaciones a nivel provincial con Segovia y a nivel comarcal con Turégano. “Y la venta de fruta, otro hito de la historia del pueblo de Caballar, perdón, pueblo no, villa”, añade el que ostenta el bastón de mando.
Y es que, como nos confiesa nuestro protagonista, en el Ayuntamiento se conserva el “documento de segregación del término de Caballar del señorío episcopal y posterior venta”. El alcalde apunta que “pese a ser un lugar humilde” los vecinos fueron capaces de “comprar su señorío, sus privilegios y el título de Villa con cárcel y picota” haciendo referencia al rollo de justicia, que están pendientes de restaurar en cuanto la Junta dé su visto bueno.
Desde el siglo XVI fueron independientes, y hasta hoy, todo un logro que marca la importancia de la autonomía municipal.
Del pasado a la actualidad
“Según Tomás Calleja, historiador y gran conocedor de la historia de Caballar, se han encontrado restos prehistóricos como lascas de sílex, fragmentos de la Edad del Bronce y hasta un asentamiento prerromano. Pero si vamos más atrás, tenemos troncos fósiles que son un tesoro de millones y millones de años de cuando Castilla estaba sumergida bajo el mar”, confiesa Víctor Sanz Gómez.
Dejando el pasado y trasladándonos al presente, en Caballar, como en otros muchos pueblos de la España rural, luchan, día a día y con la ayuda de los vecinos para mantener el lugar bonito y con vida.
“Tenemos un municipio del siglo XXI. Si no fuera por la rémora que estamos solventando en lo que tiene que ver con el problema de la cobertura móvil. Aquí todo el mundo es bien recibido. Acogemos al que llega con los brazos abiertos”, añade orgulloso el alcalde.
En la actualidad cuentan con un consultorio médico, de frecuencia quincenal. Han pedido a la Gerencia de Salud que aumente dicha frecuencia. El colegio se cerró en 2002 por falta de alumnado suficiente para mantenerlo. No falta la venta ambulante, que abastece de todo lo necesario a la población y, a nivel cultural, resulta muy satisfactorio vivir en el lugar. Cuentan con el servicio de Bibliobús de la Diputación. Caballar es un municipio muy activo. Aquí nunca se aburren.
“El futuro lo veo con optimismo realista. El fantasma de la despoblación es un hecho. Las políticas que se han llevado a cabo en España nos han llevado a un modelo de país que sigue enfocado en la aglomeración de servicios, personar, infraestructuras y empleo en las ciudades. Necesitamos un apoyo para que los que vivimos en el medio rural no nos sintamos ciudadanos de segunda”, reivindica Víctor Sanz Gómez.
El Ayuntamiento de Caballar seguirá trabajando para que sus vecinos se sientan, siempre, de primera.
El Rito de las Mojadas
“El Rito de las Mojadas es una de las manifestaciones religiosas populares con más arraigo e importancia en la provincia de Segovia. Consiste en pedir a Dios, por intercesión de los Santos Mártires Valentín y Engracia, hermanos de San Frutos, la lluvia en tiempos de sequía”, nos explica el primer edil.
Todo hablando de un rito en el que llegaban a participar hasta 50 pueblos, cuando el agua escaseaba. “No se sabe, con certeza, cuando comienza la realización de este rito”, apunta el alcalde que añade, explicándoselo a este periódico, que la última “mojada” fue en 1992”.
“Yo tenía dos años, era un bebé. Bien es cierto que el año pasado, 2023, se hizo una novena extraordinaria para pedir la lluvia porque la temporada venía seca. Se acercó gente de la comarca y el último día se hizo una procesión por el pueblo con mucha devoción y respeto. Unos días después cayó la lluvia. Unos 20 litros por metro cuadrado, si no más. Yo sí que creo que fue gracias a su intercesión”, explica el alcalde.
Un rito que consiste en la realización de una novena que culmina con la procesión general a la que acuden los municipios cercanos que solicitan la Mojada. Se van recitando las letanías de los santos y otras oraciones. El punto culminante pasa por ser la inmersión de las reliquias en la Fuente Santa, lugar en el que, según su tradición, cayeron las cabezas en el momento del martirio por parte de los sarracenos.
Ese es el momento que con más emoción recuerda la gente y el que con más celo se valora en el pueblo. Posteriormente tiene lugar la misa en el lugar donde residieron. Allí, había un monasterio dedicado a San Zoilo. Después se regresa a la iglesia donde los fieles veneran las reliquias.
Un rito de hace muchos años que engrandece aún más la historia de un lugar único como es Caballar.