ganaderia el raso de portillo 13

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Valladolid

Crónicas rurales y de toros: El Raso de Portillo

28 mayo, 2017 12:10

A la vera del padre Duero, igual que los grandes feudos ganaderos se asentaban en los sotos de los grandes ríos, la ganadería de El Raso de Portillo lo hace en este enclave de Boecillo que colinda con Portillo, Aldeamayor de San Martín y La Pedraja de Portillo.

Francisco de Asís Gamazo, copropietario de este legendario hierro, y autor de un libro reciente, repasa la historia, curiosidades y anécdotas de esta ganadería, de la que existen referencias históricas en el siglo XVII y que desde finales de la década de 1870 está ligada a su familia. Hablamos pues de una ganadería con cerca de 150 años de historia que fue la primera en registrarse como tal.

La familia Gamazo continúa al frente de esta explotación de bravo y son los hijos de Iñigo Gamazo y Manglano (†), Mauricio e Iñigo, quienes llevan directamente el día a día de la ganadería. Volvimos de nuevo a la finca porque era tarde de tentadero y aprovechamos para realizar un reportaje que se emitirá en el programa taurino Grana y Oro.

Tras el tentadero fue Mauricio quien nos acompañó hasta los cercados donde pasta la vacada, y conduciendo el todo terreno iba Juanan Agudo (Titi), mayoral de la casa y picador profesional cuando algún novillero lo reclama.

Viene de heredad lo de mayoral de bravo ya que su padre, Rafael Agudo, un salmantino lleno de bondad y sabiduría campera, ha estado en El Raso más de cuarenta años. También nos acompañaron mi amigo Castellanos, que no para de trajines camperos, y un amigo de la Casa que es un buen aficionado práctico, Chuchi Martínez, de Rioseco y abogado en ejercicio en la capital pucelana.

Otro de los hijos, Rafa, ayuda también en las tareas de la ganadería y va fijo de picador en la cuadrilla del diestro vasco Iván Fandiño. Precisamente Rafa fue el encargado de picar a las vacas en el tentadero donde intervinieron el matador de toros maño Imanol Sánchez y el novillero albaceteño de La Roda Antonio Palacios. Los dos hijos de Rafa, niño y niña, aparecieron en la placita de tientas montados en el caballo de picar; la saga de mayorales y picadores tendrá continuidad.

Ya en los amplios cercados pudimos grabar a los novillos de saca que se lidiarán en Francia, donde la ganadería tiene mucho prestigio. Cuarenta utreros es la camada de esta temporada, de donde saldrán unas cuatro novilladas. Una de ellas será para Vic Fezensac y la otra en Ceret; dos plazas de marcado carácter torista y de mucho peso en tierras galas. Queda una cuarta que se lidiará en alguna plaza española y el resto para sobreros.

En otro cercado, a la sombra de los frondosos pinos, pudimos observar la vacada con su semental y algunos becerritos recién paridos. Son algo más de cien animales de procedencia Dionisio Rodríguez - origen santacoloma - los que pastan en la dehesa de El Raso. La Casa lidia con dos hierros: el propio de El Raso de Portillo y El Quiñón, en honor al antiguo nombre de la extensa finca: El Quiñón de Valdés, aunque los dos tienen el mismo encaste.

En la plaza de tientas de la Casa se lidiaro tres eralas; dos de El Raso y una de El Quiñón que fueron manejables en general; excelente la colorada. Los encargados de la lidia fueron el matador de toros Imanol Sánchez, que tentó dos, y una le correspondió al novillero Antonio Palacios. También intervino en el tentadero el que fuera matador de toros y gerente de la plaza de Valladolid, Jorge Manrique, amigo de la Casa y también del diestro aragonés.

De “tapia” salió Juan Ignacio Sagarra, un jovencísimo aficionado, hijo de Juan Ignacio Sagarra Gamazo, copropietario de la ganadería por vía materna. El chaval tiene mucha afición y mucho gusto toreando, de tal forma que se ha inscrito este año en el Certamen de Tentaderos de Rioseco. Y la pequeña grada de la plaza se llenó de invitados y muchos niños de la familia ganadera que, desde chicos, ya sienten la pasión por el toro bravo.

Ni qué decir tiene el exquisito trato que nos dispensó la familia Gamazo donde nuestras visitas son asiduas por la cercanía a Valladolid, y porque siempre es un placer recorrer estos campos bravos llenos de historia. Tras el tentadero se nos ofreció una merienda “ligerita” a base de torreznos, tortillas y chorizos a la brasa; todo ello regado con un clarete y un tinto sensacional.

Los varilargueros de la Casa se “emplearon bien en la parrilla” ya que fueron ellos los encargados de servir y condimentar las ricas viandas. Eso sí, bajo la atenta mirada del patriarca, Rafael, el mayoral de El Raso de toda la vida que no puede vivir sin sus toros. Gracias, amigos.