Enrique de Santiago Opinión Noticiascyl

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Valladolid

In memoriam

7 julio, 2017 15:35

Estamos celebrando la liberación de José Antonio Ortega Lara y conmemorando aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, todo ello sucedido hace 20 años. Son evocaciones de dos hitos relevantes de la lucha contra la banda terrorista ETA y de la democracia Española, que recuerdan un momento, no muy lejano, en el que la ideología podía suponer la muerte, el pensamiento era perseguido hasta la eliminación física del que no mantuviera una forma de pensar concreta y la libertad era un bien que te podía ser arrebatado por tener un carnet político.

La vida, la libertad, el pensamiento, en una España democrática, era puesta en cuestión por una panda de crueles e inmorales asesinos que defendían el derecho a decidir de las provincias vascas, la posible independencia de estos territorios hispano-galos y una sui generis democracia en la que la libertad era gestionada por ellos y el pensamiento validado por su criterio y, curiosamente, se erigían como luchadores contra la dictadura y la opresión. En ese momento, hoy no superado del todo pues su ideología sigue vigente allí y en otras zonas patrias, murieron personas comunes, trabajadores sencillos que defendían la democracia y, ahora, algunos sólo queremos recordarlos, rememorarlos, resucitarlos en la memoria colectiva de una Nación que necesita conocer su pasado para afrontar el futuro desde una sólida posición y cuando algunos se niegan a ello, sólo caben dos posiciones. Una, defienden posiciones próximas o asimilables a los asesinos o, dos, no saben lo que sucedió.

Cuando esos inteligentes y lúcidos dirigentes políticos se niegan a la memoria de sucesos acaecidos hace menos de 20 años y en democracia, reclamando la memoria histórica de hace más de 40 años de hechos sucedidos en plena etapa totalitaria, sólo demuestran su sectarismo, su falaz forma de actuar, su auténtica voluntad de erigirse en totalitarios irrespetuosos e inconsistentes intelectuales que trabajan por y para la dictadura más abyecta.

No, no son estúpidos que no conozcan lo que pasó ayer, son personajillos de tres al cuarto, indigentes mentales que, cuando sus padres colaboraban con el dictador o se hacían caquita en los pantalones al paso de una persona del régimen, ellos tiraban de la teta de mamá y ahora, sin riesgo, quieren reescribir la historia, y para ello lo hacen con una Ley que ellos mismos incumplen dando rienda suelta a ese zarrapastroso dictador que llevan dentro.

Si hacemos memoria, cosa muy útil y necesaria, debemos de hacerla de todo, de lo que nos gusta y de lo que no nos gusta –si eres inteligente, sobre todo de lo que te no gusta para no repetirlo-, de lo que es bonito y de lo doloroso y, desde luego, la memoria debe de tener una fuerza mayor cuanto más cerca estamos del hecho a recordar, pues cuanto más lejos más objeto de la historia y de sus profesionales debe de ser. Pero claro, esto no les entra en la sesera a esta panda de crueles mangarranas carentes de capacidad neuronal o licuada por las horas de entrenamiento en estulticia.

Los héroes de la patria lo son, de izquierdas y de derechas, por la sangre derramada y sufrimiento padecido por su país, y su reconocimiento es el propio del agradecimiento de un bien nacido y aquel que reniega de ellos, reniega de su patria, de la madre que lo vió nacer, es chusma, zurriburris que deberían de padecer el escarnio y desprecio público.
In memoriam del Capitán Aliste, del Coronel Heredero, de José Antonio Ortega, de Miguel Ángel Blanco, de todos y cada uno de los mutilados, damnificados, perjudicados y muertos a manos de la intolerancia y, rememorando el grito valiente de todo el país antes del brutal asesinato de Miguel Ángel Blanco: “ETA, aquí tienes mi nuca”, a lo mejor hoy tengo que decir “Podemos, Bildu, etc, aquí tenéis mi nuca”, o ¿no?.