La Peña Afición expone su belén taurino
Me llamó mi amigo Castellanos (el de la tora) y me dijo, con la ilusión de un niño en Reyes, que había montado su belén particular en la “Peña Afición Vallisoletana”. Castellanos sigue siendo fiel a esta entidad taurina, que tiene más de 60 años y atraviesa momentos delicados por culpa de la Ley de Arrendamientos. Aunque realmente lo más delicado es la falta de socios y el relevo generacional.
La Peña, por si alguien está interesado en visitarla (al tiempo su belén), está ubicada en la calle Alonso Berruguete, en un lateral del majestuoso Teatro Calderón. Y allí, en la coqueta salita de exposiciones, mi amigo Castellanos - un auténtico manitas -muestra su particular belén navideño donde, obviamente, no podían faltar los toros que ocupan la mayor parte del espacio.
Las figuras clásicas del nacimiento, toros, mayorales, el rejoneador Diego Ventura; los cercados, el corredero de toros. No falta detalle. Todo en papel con fotografías recortables. Y como guía iluminada destaca una estrella que marca el camino a SS.MM. hacia el portal. En la ganadería imaginaria hay toros de todos los pelajes, predominando el cárdeno por la pasión que Castellanos tiene a los victorinos.
La Peña siempre tuvo una representación bíblica en estas fechas, al menos desde la etapa del Dr. Grajál, que presidió la entidad taurina durante casi tres lustros. En esa época la Peña llegó a rozar los 280 socios y había un excelente ambiente, además de un sinfín de actividades encaminadas a potenciar la afición entre socios y simpatizantes.
Ahora, en clara decadencia, hay una gestora que preside el aficionado Mariano Hernández quién lamentaba la situación por la que atraviesa la Peña, sustentada por tan solo 50 socios. Un alquiler excesivamente alto; unos gastos elevados por la superficie e instalaciones del viejo inmueble y la escasa atención que recibe por parte de toda la afición de Valladolid, ha llevado a la institución taurina a esta situación que, si nadie lo remedia, se verá abocada a su cierre definitivo en poco tiempo.
Y es una auténtica desdicha porque la “Asociación Artístico Taurina Afición Vallisoletana”, que así es como se denomina oficialmente, aunque se le conoce por “Peña Afición Vallisoletana”, es un auténtico santuario taurino por los documentos, fotos, carteles y otros objetos que atesora en sus paredes y armarios; además de una estupenda y amplia biblioteca.
Sería preciso, ya que no tenemos un museo que represente a una ciudad taurina como es Valladolid, que una institución como la Diputación Provincial de Valladolid, o la propia Junta, (el Consistorio mejor no mencionarlo) echara una mano a esta pléyade de aficionados que, como mi amigo Castellanos, aún se desvelan por mantener vivo el espíritu taurino.
Al menos un local para que se siga exponiendo todo el historial taurino que la Peña ha ido acumulando en estos 60 años.