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Valladolid

Valladolid, una provincia entre castillos

2 enero, 2018 12:15

Recorrer la veintena de castillos de la provincia de Valladolid es una experiencia turística e histórica única, un regreso al pasado en el que disfrutarás de la imponente belleza de unas fortificaciones que han aguantado muy bien el paso del tiempo, la mayor parte construidos en los siglos XV y XVI. Viajar por la provincia de Valladolid es en muchas ocasiones viajar con la silueta de un castillo en el horizonte, y no es de extrañar, ya que a lo largo y ancho de su territorio se contabilizan dieciocho, siendo el territorio español con mayor número de fortalezas.

Castillos defensivos y señoriales

Realizando un recorrido por los castillos de la provincia se perciben diferencias de estructura según la funcionalidad que tenían en su época: los defensivos, en zonas fronterizas, y los señoriales, ubicados en el interior. El majestuoso castillo de Peñafiel, en lo alto de una pequeña colina -y que actualmente alberga el Museo Provincial del Vino-; o el de Tiedra, con una sencilla estructura ubicado en la zona fronteriza, son ejemplos de estructura defensiva. Por el contrario, el de Fuensaldaña presenta diseños arquitectónicos más señoriales.

Precisamente, este castillo de Fuensaldaña podría alzarse como el máximo exponente de la denominada ‘Escuela de Valladolid’, un modelo de construcción muy imitado durante el siglo XV, al que también pertenecen otros como el de Portillo, Medina del Campo, Torrelobatón, Peñafiel o Fuensaldaña. Disponen de similares entradas por el puente levadizo, planta cuadrada y torre al Homenaje, con estudiadas proporciones que le otorgan un aspecto majestuoso, mientras que su estructura en el interior se asemeja a la de palacios urbanos vallisoletanos.

Castillo de Medina del Campo. Foto: Diputación de Valladolid.

Ubicación por comarcas

Geográficamente es en la zona central, en los Montes Torozos y Valle del Pisuerga, donde encontramos mayor número de fortificaciones, precisamente por el paisaje y las pequeñas elevaciones que propiciaban su construcción.  Son numerosos los castillos erigidos en la línea de los Montes Torozos: en la zona occidental destaca el de Torrelobatón, que hoy en día alberga el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero. También Urueña, Tiedra, Villavellid, Mota del Marqués, o el castillo-archivo de Simancas, que cuenta con el fondo documental más completo de los siglos XVI al XVIII. En la parte oriental se localizan los de Fuensaldaña, Trigueros del Valle, Villalba de los Alcores y Montealegre, que sirvió de refugio a los Comuneros y acabó convirtiéndose en silo de cereales, como otros tantos. En su interior se ubica el Centro de Interpretación del Medievo.

Si nos trasladamos hasta Tierra de Pinares nos encontramos con majestuosos castillos como el de Íscar, Portillo y el de La Mota en Medina del Campo, que dispuso en su época de la barrera exterior más avanzada, con galerías subterráneas y cubos cilíndricos. Además, cuenta con un amplio patio de armas y una espectacular torre del Homenaje de casi 40 metros de altura.

En la extensa llanura de Tierra de Campos se divisa el castillo de Villagarcía de Campos y el de Tordehumos, este último protegía la frontera entre los reinos de Castilla y León y fue testigo del histórico Tratado de Tordehumos de 1194, cuando se fijaron las bases de la unión de ambas coronas. También en el valle del Esgueva se levantaron castillos-palacios durante el siglo XV en Encinas de Esgueva y en Villafuerte.

Castillo de Peñafiel. Foto: Diputación de Valladolid.

Y es que son innumerables las apasionantes historias que hay detrás de cada castillo, pero no hay duda de que atestiguan un intenso pasado en esta tierra. En nuestros días, los castillos de la provincia también son escenario de numerosas actividades, tales como recreaciones históricas, exposiciones o veladas musicales durante el verano. Con ello se pretende, en palabras de la gerente de Patronato de Turismo de la Diputación de Valladolid, Mónica García, “poner en valor la importancia patrimonial, turística y cultural de estas edificaciones para ofrecerlo como elemento diferenciador con su matiz histórico y experiencial”.