Gracias por el camino, Forges
Hoy el café sabía más triste. Las tazas con viñetas de Forges estampadas y con ese fabuloso matrimonio formado por Mariano y Concha como protagonista, llevan años sacándome una sonrisa después de haberlas visto cientos de veces.
Forges ha fallecido esta madrugada dejando esa sensación de tristeza en miles de personas que a buen seguro, como yo, no tenían una relación directa con él, pero sentían que le conocían de toda la vida.
Siempre tuve viñetas recortadas y pegadas en la habitación, en carpetas, casi como una inspiración permanente para sonreír fijada en lugares recurrentes. Chistes que se instalan en el subconsciente, una ironía fina que me ayudó a darle la vuelta a través de su mirada a las situaciones que más impotencia despertaban.
La guerra de Irak, la desesperante burocracia, la cara más implacable de los poderosos, encontraban siempre en Forges su azote sutil pero contundente y nítido. Recuerdo que hace diez años, siendo un pipiolo, tuve la suerte de hacerle una pequeña entrevista y su amabilidad me encandiló aún más que la admiración que sentía por su talento.
Se fue Galeano y ahora Forges. Los maestros que se descubren en la lejanía y se acaban sintiendo como cercanos. El humor es infinito y el legado de Forges perdurará a través de la mirada siempre cómplice de quien se asome a una viñeta.