Sueño y edad: ¿Cuántas horas tienen que dormir los vallisoletanos?
Dormir es un bien preciado que muchos anhelan y, sin embargo, otros no tienen ningún inconveniente en dormir miles y miles de horas y se levantan súper descansados. Pero, ¿cuánto hay que dormir? ¿Cuál es el número de horas indicado para saber que se ha dormido lo suficiente?
El médico de familia, psicólogo clínico y experto en problemas de sueño, el doctor Darío Fernández, acaba de publicar 'Tratamiento integral del insomnio en cuatro semanas', un manual en el que asegura que son suficientes aquellas horas de sueño que el cuerpo necesita el cuerpo en cada etapa de la vida para cumplir con sus funciones.
"Parece que una regla es cierta: con la edad disminuyen las horas de sueño necesarias. Parece cierto pero en realidad no lo es del todo, si a las horas de la noche añadimos los cabeceos y la siesta de estas personas. Otra cosa muy distinta es el número de despertares que sí aumenta con la edad", advierte.
Por lo general, indica que los humanos necesitamos dormir la tercera parte del día, o sea, unas 8 horas más o menos, "aunque aquí la variabilidad es la norma". De hecho, reconoce que hay personas que con 6 horas pueden llevar un día perfectamente normal y no sentirse cansados y sí a pleno rendimiento, mientras que otras en cambio necesitan dormir 10 horas.
Además, aprecia que está el estilo personal de dormir. "A unos les viene el sueño nada más anochecer y se despiertan muy temprano. Les gusta madrugar. Son los llamados 'alondras'; mientras que otros en cambio son 'buhos'. Trasnochan. Están más activos por la noche. Les cuesta coger el sueño en el día, antes de la hora 24. Puede decirse que no duermen ningún día, siempre lo dejan para el día el siguiente y luego les cuesta levantarse antes de las 10 de la mañana", comenta el especialista.
A esto, dice que hay que añadir la natural variabilidad de las estaciones del año, de los cambios horarios y de las horas de luz solar, y también los cambios hormonales inherentes y normales de la edad: el descenso de niveles de testosterona en la llamada 'andropausia' que disminuye las horas de sueño; y el mismo efecto produce el descenso de estrógenos en la menopausia; y el contrario, la necesaria elevación de la progesterona ( hormona de la pro-gestación) que nos explica la necesidad de dormir hasta 10 horas que cuentan las embarazadas en sus primeros meses de gestación.
¿Cómo sabemos que hemos dormido lo necesario?
"Muy fácil: si con lo mucho o poco que creemos haber dormido podemos 'tirar' por el día, sin estar hechos polvo. Lo demás es subjetivismo puro y duro. Es lo que creemos haber dormido que no necesariamente coincide con lo que en realidad hemos dormido. Una vez más nuestro cerebro no es de fiar, y menos por la noche, y menos aun cuando se trata de que nos calcule horas de sueño cuando está medio dormido o ni medio despierto.
Pero el doctor Darío Fernández señala que se pueden concretar cifras variables de la normalidad de las horas de sueño según la edad: en los recién nacidos, 18 horas; hasta los dos años de 13 a 15 horas (dos siestas); de 3 a 5 años, de 10 a 12 horas (una siesta); de 6 a 10 años, 10 horas y sin siesta; de 11 a 16 años, un total de 9 horas; y de 25 años en adelante, un promedio de 8 horas.
Problemas en el sueño
En este sentido, desde la Sociedad Española del Sueño recuerdan que los problemas del sueño en niños y adolescentes son muy frecuentes y habitualmente condicionan el bienestar y el funcionamiento del niño y de la familia. "El sueño reparador o de calidad es esencial para el crecimiento, el desarrollo, el aprendizaje y el bienestar de los niños por lo que antes de definir cuando existe un problema, primero necesitamos entender lo que constituye el sueño normal", advierten.
Igualmente, indican que el insomnio es el trastorno de sueño más frecuente, actualmente esta prevalencia sigue incrementando sobre todo en las sociedades más industrializadas, considerado como un problema de salud afectaría a un 15% de la población general. Además, señala que el problema presenta una mayor incidencia en mujeres y a medida que aumenta la edad.