El Chúndara multiplica la algarabía y la identidad festiva de Peñafiel
Cinco de la tarde. Calor. Centro de Peñafiel. Las calles aguardan con una tensa calma la explosión festiva más característica de la localidad. Miles de personas se han congregado ya en la Plaza de España. Suenan las primeras notas y el Chúndara retumba con el apoyo de las gargantas de los peñistas.
Es uno de los pasacalles más especiales y peculiares a los que se puede asistir. Diversión, música y agua, mucha agua lanzada desde los balcones para el regocijo de los participantes. La algarabía se eleva y multiplica, contagia a visitantes y a los espectadores que buscan un rincón para intentar contemplar el espectáculo popular sin empaparse. Ardua tarea la de tratar de mantener seca la ropa.
El origen de la tradición se pierde en la memoria popular de Peñafiel, una celebración tan arraigada que da igual cuándo comenzó, lo esencial es lo que supone ahora, el orgullo que representa para una localidad sumida en sus fiestas y que espera con ansia a que comiencen las primeras notas de 'La Entrada', el pasodoble que acompaña pasacalles.
El de este miércoles 15 es el primero de los tres que están programados en las Fiestas de San Roque; los siguientes seguirán la misma tradición en las tardes del jueves y el viernes, siempre con el comienzo a las 17.00 horas desde la Plaza de España.