Derrota del Pucela en Huesca, con una segunda parte para olvidar
Una noche fría dejó una derrota heladora en Huesca, donde el equipo local se impuso 4-0 al Real Valladolid después de una emocionante primera parte y una segunda de la que solo se puede aprender.
El estado del césped condicionó el partido desde su inicio y lo llenó de emoción. Debido a la lluvia caída previamente era difícil jugar en corto por lo que ambos equipos apostaron por un juego directo a un nivel trepidante.
Los primeros veinte minutos fueron un intercambio de golpes a pecho descubierto. En el minuto 3 Alcaraz dispuso de una clara con un remate de cabeza en el segundo palo, en plancha, que salvó Santamaría con la rodilla. Respondió el Huesca con otro cabezazo tan claro o más que el del blanquivioleta, pero Enric Gallego no acertó a colocar el balón y Masip lo detuvo.
La acción llegaba desde las bandas y con balones en largo. Desde el córner, donde ambos conjuntos dispusieron de lanzamientos, y con centros al área más lejanos buscando remate. Óscar Plano en el 10’, y Keko instantes después, llegaron con peligro. No había pausa, no había juego en medio campo, y la batalla planteada dejaba sin aliento al espectador.
De hecho, el primer gol fue el claro reflejo de lo que estaba siendo el encuentro. Un balón en largo que salva Pulido en su área, pelotazo y prolongación de Hernández de cabeza para que Gallego ganase la partida a Calero y se plantase solo delante de Masip, a quien batió por bajo.
El 1-0 calmó el partido y el Huesca aprovechó el golpe para asumir el control. No duró mucho su momento ya que el Real Valladolid pronto asumió galones, dio un paso al frente y se lanzó nuevamente a por los puntos. Numerosas llegadas por banda morían en centros que lograba achicar la defensa oscense, mientras que los locales apostaron por buscar a la contra el segundo. Ni uno ni otro obtuvieron premio antes del descanso.
Una segunda mitad para olvidar
Lejos de la remontada, el partido se acabó antes del 55’. El infortunio hizo del Real Valladolid su presa y no la soltó a lo largo de toda la segunda mitad. Cuatro minutos nefastos tumbaron las expectativas blanquivioletas, primero en un córner que Jorge Pulido remató, casi de espaldas, a gol en el 49’; y después, en el 53, en un balón que la defensa no acertó a despejar, se envenenó, rebotó una y otra vez, y se quedó dócil para que Moi dentro del área la empujara a placer.
El 3-0 enfrió el partido. No obstante, Sergio González movió ficha y dio entrada a Ünal y a Hervías, pero la diferencia en el marcador era demasiado grande. Alcaraz a balón parado a punto estuvo de repetir el gol de Valencia, pero esta vez la pelota se marchó rozando el palo.
Y, para completar, el VAR llegó para acabar con la tenue esperanza del Real Valladolid. Esta vez el vídeo arbitraje acertó al anular el gol de Óscar Plano en el 73’, por claro fuera de juego tras varios minutos de consulta. Más minutos llevó dilucidar, VAR mediante, si la posición de Chimy Ávila era correcta en el 4-0, tras un pase en profundidad a la espalda de Kiko Olivas que dejó solo ante Masip al atacante local. Finalmente, el gol fue válido.
Toca levantar la cabeza y pensar en el próximo viernes, otro partido de vital importancia, ante el Villarreal, con el apoyo de la afición en el Estadio José Zorrilla. Una oportunidad para redimirse y recuperar la senda del triunfo.