“Aforadito” se recupera plenamente en la dehesa de El Raso
Han pasado tres días desde que “Aforadito” se ganara la vida por su casta y bravura, peleando frente al caballo del picador. Fue una máquina de embestir en la muleta de su lidiador, el albaceteño Alberto Pozo, que pasará a la historia de la ganadería más antigua de España.
Hablamos con sus criadores, los ganaderos Iñigo y Mauricio Gamazo quienes mostraban su alegría:
“Este indulto significa una satisfacción y un reconocimiento a un trabajo de muchos años, que en este caso además nos recuerda mucho a nuestro padre, porque realmente fue quién que puso la base y el conocimiento para estos éxitos que están viniendo”.
El Artículo 72 de la Normativa Taurina de Castilla y León se basa en el “indulto de la res” y dice a grandes rasgos que para su indulto deberá ser solicitado mayoritariamente por el público, que lo solicite el diestro que lo esté lidiando y que muestre su conformidad el ganadero o mayoral. Sobre ello nos dice Mauricio Gamazo:
“Cuando vimos pedirlo al público y la actitud del torero se nos puso una cara un poco regular, pero cuando salió el picador de nuevo y el novillo fue otra vez al caballo te quedas más a gusto”.
Pedrajas, su público, sus aficionados, las labores que hace la asociación taurina desde los tiempos de Salvador Merino, y ahora Javier Lorenzo, han ido dando sus frutos en cuanto al toro íntegro, a su presentación y a las ganaderías de encastes minoritarios y este es el ejemplo. Uno se ha permitido denominar a Pedrajas como la Ceret castellana. Sobre ello opinaba Mauricio Gamazo:
“Estamos encantados, para nosotros y para el ganado que manejamos, tanto Pedrajas como Ceret, que acabas de nombrar, son pueblos pequeños en cantidad, pero que en calidad de aficionados, de gente entendida y de la forma que hacen las cosas coincide con nuestra filosofía”.
Respecto a la importancia de la suerte de varas, en desuso en la mayoría de las plazas, en Pedrajas es una exigencia y de ello hacen gala sus aficionados mostrando, como una liturgia, el momento crucial del encuentro del novillo con el picador. Hasta veinte puyazos tomaron los utreros del Raso. Nos lo cuenta Iñigo Gamazo:
“Ha sido emocionante ver de la forma que iban al caballo, todos en mayor o menor medida han tenido un gran comportamiento, unos cuatro, otros tres y el que menos por dos veces fueron al caballo recibiendo un total de veinte puyazos. Y en la muleta me han gustado mucho, cada uno con sus matices”.
Alberto Pozo, lidiador del novillo indultado, venía por la vía de la sustitución. Vino con pocas novilladas toreadas, pero de alguna forma salió airoso ante “Aforadito”, que fue un volcán de bravura en el caballo del picador y en el capote y en la muleta de su lidiador, y además lo lució, a su forma, pero al menos lo intentó. Así lo entendió el presidente, Javier Fernández, que con criterio de buen aficionado sacó el pañuelo naranja indicando el indulto.
Nuestra pregunta a Iñigo Gamazo era si en otras manos hubiera lucido más?
“Sin duda que cuando mejor es un torero más rendimiento le puede sacar a un novillo. Pero los toreros de hoy han estado muy generosos, enseñando los novillos, que también es muy de agradecer, y en conjunto muy contentos”.
“Aforadito” ya está en la dehesa, curando las heridas de la puya y arpones de la banderilla. Según nos comentaban los ganaderos está perfectamente y a base de antibióticos irá saliendo y recuperando peso.
Una vez restablecido se echará a un lote de vacas, y en tres años se verán los productos de este ejemplar retinto y listón. Mientras, habitará hasta su muerte de viejo en los pastos del Raso, unas tierras de toros desde el siglo XIII. Enhorabuena ganaderos.