La Compañía Cristóbal de Mondragón junto al Ayuntamiento de Medina del Campo, organiza la recreación histórica de la llegada de Carlos V a la villa de Medina del campo en su último viaje camino de Yuste, el día 3 de Noviembre del 2019.
Una recreación histórica que pretende mostrar de la manera más fiel posible la llegada del emperador a la villa de las ferias y la posterior recepción en el palacio de los Dueñas.
La agenda programada para la recreación es:
12.30 Entrada del Emperador en Medina del Campo. Recorrido: C/Valladolid, C/Padilla y Plaza Mayor.
13.00 Desde el balcón del Ayuntamiento saludo de Carlos V y Autoridades al pueblo.
13.15 Comitiva desde el Ayuntamiento hasta el palacio de Dueñas. Recorrido:
Plaza Mayor, C/Almirante, C/Alfonso Quintanilla, C/San Martin, Plaza del Pan, C/Marqués de la Ensenada y C/Santa Teresa.
13.30 Recepción de Rodrigo de Dueñas al Emperador en Palacio de Dueñas (C/ Sta. Teresa)
DATOS HISTÓRICOS:
El 5 de Noviembre de 1556 Carlos V llegó a Medina del Campo entrando por la puerta de Valladolid. Más tarde fue recibido por las autoridades locales de aquel momento y puso rumbo al palacio de los Dueñas, donde Don Rodrigo de Dueñas haría de anfitrión y le invitaría a pernoctar en su palacio para que al día siguiente pudiese proseguir su viaje rumbo a Yuste.
Según cuenta la historia, el emperador no deseaba fastuosos recibimientos ya que Carlos había puesto rumbo a su retiro de Yuste y no lo consideraba oportuno, pero Rodrigo dispuso todo lo contrario: una recepción por todo lo alto. Al monarca parece que no le agradó en demasía tal recepción. Carlos V lo que realmente quería era abonar las deudas que el monarca había
contraído con Rodrigo de Dueñas y que tenía pensado abonarle durante la estancia en palacio. Don Rodrigo en su enésimo alarde de ego decide poner ante el emperador un brasero con palos de canela de Ceylán, uno de los artículos más caros de la época, para que el monarca se caliente, y Rodrigo decide encender el brasero con los pagarés de las deudas que Carlos V tenía con él. El emperador se lo tomó como una ofensa y del enfado expulsó a Rodrigo de su propio palacio ya que no quería tenerle ante él en ningún momento. A la mañana siguiente Carlos V proseguiría su camino rumbo a Yuste.