Castilla y León

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Valladolid

El mar púrpura que inunda los campos de Tiedra

20 julio, 2021 14:20

Primavera en pleno verano. Esa es la estampa que dibujan desde hace unas semanas los campos de lavanda en Tiedra, una pequeña localidad ubicada a sesenta kilómetros de la capital vallisoletana que apenas roza los 300 vecinos. De junio a agosto, este tranquilo pueblo observa muy de cerca cómo sus campos se tiñen de un intenso color morado suponiendo todo un espectáculo para los sentidos, sobre todo, para la vista y el olfato, pues el olor característico de esta planta inunda a cada visitante.

Más de cuatrocientas hectáreas y seis variedades distintas de lavanda encuentran en estas fechas (la segunda quincena de julio) su máximo esplendor, pues es la época en la que el morado se torna más intenso y el olor de los campos se vuelve más penetrante si cabe. La mitad de la extensa producción se sitúa en Tiedra, de moda por esta colorida explosión de color, pero pueblos cercanos como San Cebrián de Mazote o Bercero también se tiñen de morado por estas fechas.

Sus primeros cultivos comenzaron a echar raíces en 2007, convirtiendo esta localidad situada en el extremo más occidental de los Montes Torozos en una zona pionera en el cultivo de lavanda en Castilla y León y desde hace dos años, el municipio ha visto la oportunidad que le brinda un turismo en auge, el de floración, en indiscutible crecimiento tras la vuelta a una relativa normalidad.

Nada tiene que envidiar a los cerezos en flor del Valle del Jerte o la floración de los frutales del murciano Valle del Cieza; Tiedra sigue ganando proyección e importancia en la producción y comercialización de una planta que se vende principalmente como aceite esencial puro y que viaja desde la localidad vallisoletana con destino a empresas nacionales e internacionales para su posterior venta en forma productos cosméticos, tratamientos de aromaterapia o perfumes. 

Empresarios de España, Francia, Canadá o EEUU se interesan cada vez más por la calidad de este producto y ahora lo hacen también miles de visitantes que quieren conocer y disfrutar de las vistas que ofrecen estos campos de Castilla que recuerdan a la Provenza Francesa. Valorada por su versatilidad puede usarse para tratar problemas depresivos, de ansiedad o digestivos y sus propiedades relajantes, antiinflamatorias y antibacterianas le posicionan como un importante remedio natural para tratas distintas dolencias. 

Incremento de las visitas


Pese a que la pandemia supuso un paréntesis en la visita a estos campos morados, la situación actual ha desbordado cualquier previsión. Los turistas, locales y nacionales tienen ganas de disfrutar de forma segura y al aire libre de un auténtico espectáculo tan bello y natural como es la floración de la lavanda. Por su fragancia sencilla, fresca y clásica, la lavanda es una de las plantas más reconocibles de nuestra cultura y lo es ahora de la localidad de Tiedra, ya que se ha puesto de moda perderse entre sus infinitos campos morados para disfrutar de una jornada de naturaleza, algo que le supone para las pequeñas localidades de los Torozos un importante revulsivo turístico en una zona marcada por la despoblación.

Desde el Centro de Interpretación ‘Tiedra de Lavanda’ -inaugurado en agosto de 2019- también han observado un significativo incremento de los turistas por el interés de los campos de la zona. Este centro permite al visitante conocer más sobre la historia de la lavanda, sus variedades, lugares y modos de cultivo o cómo se extraen los aromas. Cientos de visitantes pasan cada semana por 'Tiedra de Lavanda' para conocer más sobre esta planta y su proceso de destilación para obtener los aceites esenciales.

“Viene gente de toda Castilla y León, de Asturias, Galicia o Cantabria y este año se ha notado un aumento de las visitas que ha superado todas las expectativas, la afluencia está siendo máxima y hemos tenido que ampliar horarios. Mucha gente viene al centro y otras personas prefieren visitar solo los campos de forma libre, pero en cualquier caso el 'boom' turístico se está produciendo ahora", comenta la responsable de este centro familiar, Luz Ruiz.

Más de mil personas han pasado ya por el Centro que abrió sus puertas de nuevo hace un mes para disfrutar de este mar púrpura que supone un atractivo dinamizador para el tejido empresarial de la localidad, "pues está viniendo mucha gente que pernocta o visita además los pueblos cercanos con los beneficios que eso supone para los pequeños negocios locales", expone Ruiz. 

Tratan de controlar que no se masifique y apelan siempre al respeto de los cultivos por parte de los visitantes, por eso, el objetivo principal desde 'Tiedra de Lavanda' es desestacionalizar este reclamo y proponer actividades durante todo el año que resulten atractivas para los turista, a la vez que dan vida a los pequeños negocios de la zona. Visitas guiadas, talleres escolares, demostraciones, rutas en todo terreno, talleres de mindfulness para relajarse o la posibilidad de poder disfrutar de una mágica noche de perseidas en colaboración con el centro astronómico local son solo algunas de las propuestas que ofrece este morado reclamo.

"Queremos estabilizarnos en alguna actividad durante todo el año que nos permita tener trabajo fuera de la época de floración", afirma Ruiz, quien coincide con los agricultores de la zona en que "la lavanda es la flor del verano y venir a Tiedra es un plan que disfruta gente de todas las edades".

Por su situación, terreno y climatología, considerada como cultivo de secano, el impacto medioambiental de esta planta es muy positivo, ya que no agota el terreno calizo de la zona como sí lo hace el cultivo de cereal. "Son todo beneficios ambientales", explica Ruiz, porque estos campos de lavanda suponen un reclamo natural para las abejas, que acuden a polinizar las flores potenciando además el negocio de apicultores de la zona, que encuentran -desde que se asentasen en Tiedra las hectáreas de cultivo- un recurso para aumentar enormemente su producción de miel.