Una boda sin regalos pero con una solidaria sorpresa
El Español Noticias de Castilla y León charla con Juan Carlos Blanco Garrido y Alejandra Larriba Martín que celebraron su boda por segunda vez el pasado sábado, 11 de septiembre, y decidieron colaborar con una buena causa haciendo una donación, de quilates, a la Asociación Española Contra el Cáncer en Valladolid
23 septiembre, 2021 09:23Juan Carlos Blanco Garrido (31 años) y Alejandra Larriba Martín (30 años) lo tenían claro, en su boda nada de regalos y sí de mirar por los demás en una acción solidaria que encandiló a los invitados.
Estos dos vallisoletanos, que suman 15 años como pareja, se han casado en dos ocasiones (por cuestiones de la pandemia) y han decidido destinar el importe de lo que se iban a gastar en regalos, que en ocasiones permanecen muertos de risa en cualquier rincón de casa, en realizar una donación a la Asociación Española Contra el Cáncer.
Él, técnico de Recursos Humanos y amante del deporte en general, con mención especial al deporte rey y ella, farmacéutica de profesión y apasionada de los viajes y la gastronomía y también de la música, las series y el cine, abren su corazoncito a El Español Noticias de Castilla y León tras darse el “Sí quiero” para contar esta preciosa historia.
Donación 1-0 regalos
“La idea surge debido a que el hecho de dar un regalo que pudiera acabar en el fondo de un cajón olvidado nos parecía malgastar el dinero. Tuvimos algún detalle con nuestros invitados pero nada que no tuviera una utilidad. Nos pareció una buena idea destinar ese dinero a una causa mejor”, asegura Juan Carlos Blanco Garrido en declaraciones a este periódico.
Todo después de que tanto él como su ya esposa, Alejandra Larriba Martín, decidieran en su acto nupcial no entregar el clásico regalo que se llena de polvo olvidado bien en cualquier estantería, cajón o incluso en el trastero para realizar una donación con lo obtenido a la Asociación Española Contra el Cáncer en Valladolid.
Cuando te vas haciendo adulto te das cuenta de la cantidad de desgracias que existen
“Cuando te vas haciendo adulto te das cuenta de la cantidad de desgracias que existen y una de las que más daño hace es el cáncer. Mi madre sufrió un cáncer de tiroides del que está recuperada pero es algo que provoca temor. Ninguno de los dos hemos sufrido pérdidas por ello pero sí nuestros allegados y amigos por lo que decidimos destinar el dinero a ello”, asegura el novio.
Tanto él, como ella, prefieren no dar la cuantía exacta de un importe que irá destinado a la investigación para buscar remedio contra el cáncer. Alejandra nos cuenta que “a muchos invitados les gustó la idea” y Juan Carlos añade que “están muy satisfechos” porque con su acto “no se desperdicia el dinero” y explica que “si todos aportamos se consiguen resultados”.
Una historia de amor de más de 15 años
Nuestros protagonistas cruzan sus vidas en 2.006. Él con 16 años y ella, todavía con 14. Coincidieron en el mismo colegio pero en distintas clases. No fue hasta 4º de la ESO cuando, gracias a un campamento en Cuacos de Yuste (Extremadura), se conocieron y en 2.006 comenzaron su historia de amor.
La pandemia ha hecho que esta pareja de vallisoletanos, felizmente casada ya, haya celebrado su unión en dos ocasiones. La fecha inicial estaba marcada en rojo en el calendario para el 12 de septiembre de 2.020 en Valladolid pero la pandemia, el aumento de las restricciones y demás hicieron que se replantearan, en un principio la situación.
“Pese a echarnos para atrás, en un primer momento, ese mismo mes de septiembre de 2.020 decidimos seguir adelante porque no sabíamos lo que iba a durar la situación y si todos los miembros más cercanos de la familia iban a estar presentes cuando terminara la pandemia”, añade Juan Carlos.
La pareja cuenta con una casa en Comillas, donde veraneaba él con sus padres cuando era pequeño y Alejandra tenía la ilusión de casarse en una pequeña ermita en un acantilado con vistas al mar. Finalmente fue La Ermita de la Virgen del Remedio, el 3 de octubre, y 37 familiares muy allegados los que disfrutaron del primero de los dos días inolvidables.
El segundo, el 11 de septiembre de 2.021 en Valladolid, en otro marco incomparable como el Lago de Maito, con toda la gente que no pudo acudir a la primera cita. “Decidimos renovar nuestros votos y organizar nuestra boda por segunda vez en este enclave precioso. Una finca con una explanada de césped enorme, con un lago y un encinar, todo rodeado de árboles, un lugar impresionante”, asegura la novia.
Viaje de novios pospuesto por el coronavirus
Dos bodas con muchas anécdotas. En la primera no contaban con cura hasta siete días antes de la fecha. Finca, ermita, invitados, pero sin nadie que los casara. En la segunda, los patos, las ocas y los gansos no se quisieron perder la ceremonia dentro de un lugar mágico y en las dos la previsión meteorológica, 14 días antes, no era muy halagüeña pero finalmente el sol brilló en lo alto del cielo para hacer más especiales aún dos días que ya quedaron en el corazón y la memoria de ambos.
Aunque el coronavirus ha imposibilitado, hasta en dos ocasiones, que hagan realidad su sueño de cerrar un viaje de novios mágico. “Nuestro destino soñado era visitar Japón y las Maldivas pero al ser un viaje de ese calibre decidimos aplazarlo para poder disfrutarlo al 100% y no a medias. Esperamos poder realizarlo cuando todo esto pase. Este mes iremos unos días a Mallorca para disfrutar un poco, al menos”, señala Alejandra.
A Japón y a Maldivas cuando la pesadilla de la pandemia se esfume y “se puedan realizar viajes con total normalidad” como los que se conocían “hasta el fatídico mes de marzo” cuando el drama, que deja millones de muertos a lo largo y ancho de todo el mundo, termine.
“Deseamos poder volver a una vida normal, con las pequeñas cosas que forman parte de ella y del día a día, que al final son las que hacen que vivas una vida plena con los tuyos”, finalizan.