Drama en la barra, así de simple. Parece que poco a poco los contagios y el número de fallecidos descienden por la acción del coronavirus pero no hay que olvidar lo que la maldita pandemia ha dejado a su paso, desesperación, miseria y cierres como en el caso del sector de la hostelería.
A principios del año 2020, en la provincia de Valladolid, había un total de 3.200 establecimientos hosteleros. En agosto 2021, y según los datos que la Asociación Provincial de Hostelería de Valladolid (APEHVA) ha facilitado a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, quedan 2.400. O lo que es lo es lo mismo, el virus se ha llevado el 25% (800 establecimientos cerrados), aproximadamente, de esos bares, qué lugares como diría aquel.
Preocupante y triste
“Es preocupante y triste el saber que por una mala gestión se han cerrado todos estos establecimientos. Lo podríamos haber evitado. Hemos vivido situaciones ilógicas, de cierres y restricciones sin avisar, que han provocado el cierre de muchos establecimientos”, asegura el presidente de la APEHVA, Jaime Fernández.
Fernández añade que “se ha echado la culpa siempre a los bares” desde el comienzo de la pandemia y “se ha demostrado fielmente” que “los casos registrados” en estos establecimientos “han sido puntuales” e informa de que en líneas generales “la hostelería ha cumplido” en cuanto a “limpieza, uso de mascarilla y distancia de seguridad”.
El presidente de la Asociación de Hostelería vallisoletana añade que el sector “está más ilusionado” tras levantarse las restricciones de aforo y ahora que solo quedan las de mascarilla y separación de metro y medio pero pide que “no se baje la guardia” y que “la gente sea consciente de que el virus continúa y hay que seguir trabajando”.
En cuanto a las ayudas, necesarias para un sector que está viviendo un drama auténtico, asegura que “están pedidas” pero que las instituciones “no hacen ni caso”. Apunta además que ahora que “la situación mejora” habría que valorar la pesadilla por la que pasan “personas en KO técnico” para “intentar ayudarlas”.
La cruz
Fernando Pinto San José es el gerente del ‘Bar La Rata Escarlata’, mítico establecimiento de la ciudad del Pisuerga ubicado en la Calle Juan Mambrilla, 12. El pasado 22 de agosto, los efectos del coronavirus le obligaron a poner el cartel de “Se traspasa”, ante el sentimiento de tristeza de los clientes más fieles.
“Valoro negativamente el cierre de esos 800 establecimientos hosteleros. Lo he pasado muy mal. Ves como trabajas para ganar un tercio de lo que facturabas en 2019. No es algo que repercuta solo en mi negocio sino en todo el tejido empresarial”, añade Pinto San José, en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.
No quiere dar cifras exactas de pérdidas pero asegura que ha tenido que poner “mucho dinero para salvar los muebles”. El día a día sigue siendo “igual de agobiante” con un “verano flojo” y unas “no fiestas que no han aliviado”. “Aún no hemos encontrado un comprador pero confiamos en que alguien quiera emprender ya que estamos en unas fechas buenas para montar un negocio”, añade.
La cara
Kiko es el gerente del Murmullo Café y Copas, ubicado junto a la Plaza Santa Cruz de la ciudad del Pisuerga. Él es un claro ejemplo de sufrimiento y aunque lo ha pasado mal a lo largo de este más de año y medio de pandemia ha conseguido prorrogar su actividad y su negocio continúa con vida.
“Hemos sufrido, sufrimos y sufriremos. Por suerte la vacuna está funcionando pero la pandemia aún no ha terminado y ahora realmente se van a ver los graves problemas económicos. Cuando se tenga que devolver los préstamos/créditos ICO y se acaben los ERTES”, cuenta el gerente de este conocido establecimiento a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.
Kiko nos cuenta que su facturación “ha bajado en un 50%” y que “ha perdido los ahorros” teniendo que pedir “dos créditos para hacer frente a los gastos” que supusieron “tener su negocio cerrado tanto tiempo por las restricciones”.
Además, añade, que “siguen trabajando” pero que “continúan estando en la cuerda floja”. El futuro lo ve “complicado” desde el punto de vista laboral y económico y hace un llamamiento a las instituciones para “seguir buscando recursos para mantener la economía a flote” porque de no ser así “seguirán cerrando empresas” de cualquier sector.