Hablar de Tudela de Duero es hacerlo de espárrago pero también de tomate. Este municipio vallisoletano ubicado a escasos 16 kilómetros de distancia de la capital está rodeado por el río que completa su nombre. Éste forma un meandro alrededor de la villa creándose una simbiosis que hace que los alimentos que crecen del suelo del lugar estén dotados de un sabor único, irrepetible.
De estos suelos y de la cultura del tomate sabe mucho Eva Sastre Merino, nacida hace 62 primaveras en Íscar y que suma 40 en Tudela. La iscariense cuenta con un huerto que heredó de sus suegros, que cuida con mimo y en el que ha plantado este año un total de 15 variedades de tomate distintos. Eva lleva toda la vida vinculada a la agricultura.
“Cuando tenía entre 12 y 13 años mi padre trabajaba la madera en Íscar. Tenía un huerto también y vendía el producto por las calles y los barrios. Recuerdo, de pequeña y tras acudir a la escuela, ir a vender tomates con el carretillo. Fue una experiencia muy bonita. Antes se necesitaban varios trabajos para vivir”, asegura nuestra entrevistada antes de enseñarnos el huerto.
15 tipos de lo más variopintos
Desde que falleció su suegro y tras entrar en ‘La Flor de Castilla’, una asociación que lucha por seguir difundiendo la importancia del tomate. Ese es el tiempo que lleva Eva con una huerta de aproximadamente una hectárea, situada cerca de la localidad y hasta la que se desplaza cada día, con la ayuda de su marido que está ya jubilado.
“Nosotros vamos recogiendo semillas antiguas que nos encontrábamos en Tudela de Duero y además traemos otras variedades nuevas para probar si se adaptan al clima de aquí que es único, seguramente por la influencia de nuestro río Duero. De las que importamos, muchas están produciendo”, añade esta agricultora.
Eva asegura que tiene un total de 60 variedades de simiente y nos cita alguno de los 15 tipos diferentes de tomates que tiene en su plantación. Está el Corazón de Buey, el Rosado, el Gigante, Raff Amarillo, el Pata Negra, el De Penjar o untar, los Azules, el Cherry Bombilla Amarillo, el Tigre o Zebra y el Frissalis, con permiso del Óptima. Nuestra entrevistada ensalza el valor de las variedades propias de la localidad como son: el San Pedro, el Tres Cantos y El Pera.
“He puesto un tomate de Los Andes que es francés, es con el que se hace la salsa romesco. También el De Penjar, que es catalán, un tomate de un untar cuya simiente traje porque tengo una hija viviendo allí”, asegura.
Venta y consumo propio
La familia Sastre consume los productos que planta, sus hijos también y, además, el pueblo tudelano. Los sábados colocan un mercado en el que se vende un producto cien por cien natural y que enamora a todo el que lo prueba. A lo largo de la historia, en el municipio, siempre se ha vendido en la calle el excedente.
“Además de en el pueblo, viene mucha gente de Valladolid y gente de Madrid y Barcelona nos compra el producto. Sirvo también tomates a la hostelería de la capital y del pueblo y hay gente de fuera, extranjera, que viene a visitar las Bodegas Mauro y se lleva unos cuantos tomates”, asegura convencida Eva.
Nuestra entrevistada nos confiesa que ve el futuro del medio rural “un poco complicado” y ensalza el valor y el trabajo de ‘Flor de Castilla’ por la cultura del tomate. Mirando a su futuro propio asegura que, con 62 años, las fuerzas “no son las mismas” y que a buen seguro “reduzca el número de variedades a plantar” para ahorrar esfuerzos.
La cultura del tomate en Tudela de Duero
“En Tudela hubo, en el pasado, dos fábricas que eran conserveras de tomates y de pimientos hace muchos años. Hacían ellos los semilleros y se los daban a la gente o los compraban. Cuando llegué a vivir yo al pueblo acababan de desaparecer. Da mucha nostalgia recordarlo”, afirma nuestra entrevistada.
En la actualidad son un total de 60 los productores de tomate en Tudela de Duero que conserva su cultura en torno a este manjar. Además celebra una Feria del Tomate única que en los últimos dos años, por el dichoso coronavirus, no se ha podido disfrutar con plenitud.
“Flor de Castilla organiza una Feria del Tomate en la que colaboran el Ayuntamiento y la Diputación de Valladolid. Este año no hemos podido poner Feria, como el pasado por la normativa del coronavirus, pero ha sido una edición especial”, afirma.
El municipio vallisoletano sigue ensalzando el valor de un producto único con embajadoras de oro como Eva.