En la madrugada del pasado lunes al martes, tres clientes frustraban un intento de atraco en el interior de uno de los establecimientos hosteleros más conocidos de la ciudad del Pisuerga: el Bar La Ferroviaria que se ubica en la calle Estación 11.
Eran las 2.05 horas cuando los dos presuntos atracadores, de entre 25 y 30 años, se tenían que ir sin botín del lugar ya que los tres clientes que estaban junto al propietario opusieron resistencia e hicieron que estos individuos se marcharan del conocido bar pucelano.
Charlamos con el propietario de La Ferroviaria, José Luis Martínez, que nos cuenta cómo se sucedió todo.
P. ¿Cómo recuerda los hechos?
R. Fue algo muy rápido y sorpresivo. Estábamos cerrando para irnos con tres clientes y todo sucedió tan rápido que ni nos asustamos. La discusión se produjo fuera del establecimiento y dentro estuvieron entre 15 y 20 segundos. No duró ni un minuto.
P. ¿Mucho susto?
R. Como te he dicho, fue tan rápido que ni nos asustamos. Les sorprendimos al ver que nosotros no nos íbamos asustados. La acción de los clientes que estaban conmigo fue clave.
P. Dos varones que entraron en busca del botín…
R. Eran dos de, calculo, entre 25 y 30 años. Solo vimos a uno que fue el que entró y el otro se quedó entre ambas puertas. El que estaba en la puerta empezó a decirle al otro: “vámonos” como pensando “nos hemos equivocado de sitio” y se marcharon rápido por donde habían venido.
P. E iban armados…
R. En principio sí, nosotros les vimos con dos pistolas. Se habla de que pueden ser simuladas pero eso ya no lo sabemos nosotros.
P. ¿Al final ha denunciado?
R. No he denunciado pero estoy en contacto con la Policía Judicial. Llevo en conversaciones con ellos desde que se produjo el suceso pero no he interpuesto una denuncia como tal.
P. ¿Le había pasado esto en alguna otra ocasión?
R. Alguna amenaza. Un día, una persona que había bebido más de la cuenta me amenazó con una navaja diciendo: “Dame todo lo que tengas” y acabó saliendo corriendo. Fue algo anecdótico. Como lo del pasado lunes, nada.
P. ¿Siente una mayor inseguridad después de estos meses de pandemia?
R. Lo que sucede es que Valladolid es una ciudad que está muerta. El día del intento de atraco era víspera de festivo pero un lunes o un martes, a las 22.00 de la noche, no se ve tránsito de coches ni de nada, por la calle. Parece que hay menos seguridad al encontrarse las calles más vacías. La seguridad creo que se ve un poco más amenazada por eso. Y ahora, cuando cambien la hora y se haga antes de noche, se transitará con más miedo. Creo que esta es la sensación que hay.
P. ¿Cómo ha sufrido su bar el coronavirus? ¿Cuántas veces ha tenido que cerrar?
R. Cerramos los tres meses primeros, los más duros de la pandemia. Luego, cuando se pudo abrir solo en terrazas y en exteriores, yo tengo la suerte de que cuento con el patio con unas 20 mesas y pude abrir. La clientela respondió muy bien porque estaba deseando salir. Es un sitio ventilado y funcionamos bien.
En los horarios, cuando solo era hasta las 20.00 horas, se trabajaba bien también porque la gente venía, consumía y apuraba más porque luego no tenía ningún sitio al que ir. Empezaban a llegar antes por ese horario del toque de queda. Cuando se amplió hasta las 22.00, igual.
Hemos podido salir un poco adelante pero sin utilizar otros espacios como la bodega. Nos hemos defendido, digamos. Prueba de ello es que saqué a los trabajadores rápidamente del ERTE, a los tres meses. En julio volvimos a la actividad.
P. ¿Se va recuperando del efecto del coronavirus? ¿Ha tenido muchas pérdidas?
R. Sí, pérdidas hemos sufrido muchas. Ya no de dejar de ganar sino de pérdidas puras y duras. Calculamos que hemos perdido, en total, 60.000 euros.
P. ¿Cómo ve el futuro de su bar?
R. Un poco incierto porque la hostelería no está pasando por su mejor momento.
P. Parece que ahora no planea la amenaza de cierre de los establecimientos hosteleros.
R. No, pero lo que pasa es que el que lleva pocos años en hostelería no tiene una perspectiva para echar la vista atrás y fijarse en otros años. Yo, que llevo 43, veo que ha cambiado mucho la cosa. Ahora, un día que trabajas bien haces un 40 o un 50% menos de la caja que podías hacer hace 20 años, con más gastos. Los márgenes son más bajos y sufrimos mucho.