Hay personas y profesionales únicos que dejan huella. Si en lo segundo, Julio César Merino Pérez, es una referencia tras sumar 37 años y medio de servicio en la Policía Municipal de Pedrajas, en lo primero son muchos los testimonios que dejan claro, en declaraciones a EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León, que el ya exagente es un espejo al que mirarse.
Este vallisoletano, de 65 años de edad, ha dejado tras todo este tiempo ejerciendo, el cuerpo policial en el bello municipio pucelano y el sábado pasado recibió un homenaje inesperado que, sin embargo, le llegó al corazón y le dejó marcado para siempre.
Un total de 21 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que tuvieron, en algún momento, vinculación con la localidad, se desplazaron hasta el municipio para participar en el tributo que, de forma sorpresiva, le organizó el pueblo.
Un día inolvidable
“Fue un día inolvidable aunque en ciertos momentos lo pasé mal por los nervios. No sabía reaccionar. Al final me pilló todo por sorpresa pero es un día que guardaré ya en mi recuerdo a lo largo de toda mi vida”, nos cuenta Julio César, aún emocionado tras el emotivo homenaje que le brindaron el pasado sábado en Pedrajas de San Esteban.
El agente jubilado ya, que es además socio fundador de la Banda Municipal de Música del pueblo pucelano, amante del deporte y de los toros, asegura que entre su mujer, hijos y unos sobrinos que llegaron de Madrid y la teniente alcalde de la localidad consiguieron “engañarle” para homenajearle y que acudiera al lugar por “un problema de ruidos que sufría el Ayuntamiento”. Totalmente inventado.
“Llegué al Ayuntamiento engañado y cuando estaba allí me abrieron la puerta del salón de actos y fue tal el impacto que no supe reaccionar. Me quedé como tonto de la impresión”, añade nuestro entrevistado.
Tras el acto, toda la “comitiva” que se reunió para ensalzar y alabar el trabajo de este pedrajero, acordó hacer, un día al año, un acto de reunión entre todos los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que guardan relación con el lugar.
37 años y medio de una dedicación infatigable
En el año 1984 comenzó en Pedrajas de San Esteban su actividad como Policía Local Julio César. Fueron “unos meses inquietantes” como en cualquier comienzo y añade que “le costó hacerse al cargo” pero a base de intervenir en diversas actuaciones y de “resolver problemillas en el pueblo” consiguió hacerse con una experiencia primordial para estos profesionales.
“No pasé por la Academia Militar. Saqué la plaza mediante oposición, tomé posesión y a funcionar. Mi mujer vivía en Madrid y se vino al pueblo para comenzar una nueva vida”, afirma el exagente ya remontándose al pasado.
De la mente de nuestro entrevistado tampoco se borrarán nunca los dos cierres perimetrales que tuvo que afrontar el pueblo el verano pasado y que trascendió a nivel nacional por culpa del coronavirus y el aumento de contagios.
“Las personas de Pedrajas se sintieron un poco maltratadas. Fue noticia en toda España, trascendió a nivel nacional y los vecinos estaban un poco alterados por los hechos. La coordinación de la Guardia Civil y los sanitarios conmigo fue perfecta”, afirma Julio César, que añade que los habitantes del pueblo “se comportaron muy bien” y sirvieron de “ejemplo” en unos momentos tan duros.
El futuro
Este ejemplo de trabajo y saber estar, tras su jubilación, asegura que “se encuentra bien” aunque pensaba que “le iba a perjudicar más en su estado de ánimo” pero añade que está con “ilusión y alegría” mirando al futuro, con la música en la mente.
“Quiero ocupar mi tiempo con cosas que me gusten y me entretengan. Pienso que voy a tener poco tiempo libre porque con la Banda de Música, los ensayos y conciertos voy a seguir adelante porque es algo que me encanta”, asevera.
Julio César ayuda también a su mujer a hacer las tareas de casa ahora, tras la jubilación, cuida de su jardín y ha hablado con el alcalde y los concejales del Ayuntamiento de Pedrajas para que cuenten con él en todo lo que necesite la Policía Local.
“Mantenerme activo en mi estado físico y mental y ayudar en lo que pueda en todos los ámbitos, y dentro de mis posibilidades, eso es lo que quiero hacer tras la jubilación", añade.
Un ejemplo de esfuerzo, dedicación y vocación por su trabajo que “cuelga” el uniforme tras un homenaje de quilates.