El jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valladolid considera "innegociable, sí o sí" que los autores del robo en la vivienda de María A. en la Plaza Circular, en octubre de 2018, contaron con "información privilegiada del entorno familiar", si bien reconoce que no se ha llegado a determinar el origen del chivatazo.
Al margen de la abundate prueba que sitúa a los seis encausados en el escenario de los hechos, tanto por el posicionamiento que delatan sus propios teléfonos móviles como por las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de distintos establecimientos, una de las mayores incógnitas que aún no han podido despejar los investigadores es la identificación de la persona que intervino como suministradora de todos los detalles sobre las medidas de seguridad en el inmueble y los hábitos de la anciana.
Al respecto, el jefe de Homicidios, en la sexta jornada del juicio con jurado en la Audiencia Provincial, se ha mostrado firme al asegurar que los acusados "han tenido que contar con información muy precisa, sí o sí, de alguien del entorno familiar". "La información para el asalto viene del entorno", ha asegurado, si bien descarta la participación del hijo, Jesús A, puesto que desconocía las costumbres de su madre, y reconoce que todas las sospechas recayeron en la entonces pareja de éste, Cristina, sin que la investigación sobre ella concluyera finalmente con su imputación en los hechos.
Detalles como la existencia de una caja fuerte con grandes cantidades de dinero y joyas, los sistemas de alarma del inmueble que la moradora sólo desconectaba al levantarse de la cama tras abrir las ventanas y sacar una almohada a la ventana fueron "vitales", a juicio del agente, para que los ladrones no cometieran el robo a primera hora de la mañana sino a mediodía, una vez que se cercioraron de que su entrada no activaría los dispositivos y las cámaras que les habrían grabado.
La forma de entrada en el piso es otra de las incógnitas no despejadas, toda vez que los accesos al mismo no presentaban forzamiento y, según el testimonio de los familiares de la víctima, la titular jamás habría abierto la puerta a cualquier persona que no conociera.
"Era una mujer de mucho carácter, muy echada palante que había tomado unas extremas medidas de seguridad, hasta casi vivir enclaustrada, a raíz de haber sufrido en 2011 otro intento de robo por parte de cuatro personas que se hicieron pasar por policías. Les puso en fuga al morder en la mano a uno de ellos", ha recordado el jefe de Homicidios, quien también ha hecho referencia al día en que una de las nietas, acompañada de una amiga, se presentó a la puerta de la anciana para que le diera la paga y no logró que le abriera pues le pidió que volviera sola.
El testigo-perito, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha corroborado los detalles aportados en días anteriores por otros compañeros sobre el desorden que presentaba el inmueble, fruto de una "búsqueda frenética", y la forma en que fue hallado el cadáver de la víctima en mitad del pasillo, boca arriba, con la boca totalmente tapada con cinta americana y parcialmente las fosas nasales, la mano izquierda aún encitada--se sospecha de que llegó a tener las dos atadas--y visibles golpes en la cara y un ojo, con restos de sangre en la ropa y los labios.
Polémica e infografía
La mayor parte de su intervención, no obstante, se ha centrado en la investigación que su equipo realizó a raíz del hallazgo del cadáver y que tuvo como principal soporte el trasiego de llamadas telefónicas que los seis acusados se cruzaron el día anterior de los hechos y posteriores, las mismas que gracias a distintos repetidores les sitúan en el entorno de la vivienda de la Circular, y las imágenes en las que tanto ello como dos de los vehículos utilizados para su desplazamiento fueron recogidos por las cámaras de seguridad de un bar, una entidad bancaria, un estanco y un supermercado.
En una declaración prolija de ese flujo de llamadas, el policía, al igual que sus compañeros en jornadas anteriores, ha referido el viaje a modo de taxista que Emil A.M. realizó el mismo día de los hechos para recoger a Antón A.M. en Peñafiel y a los cuñados Gabriel E.K. y Gabriel M.K en la zona de Medina de Rioseco, para más tarde celebrarse una reunión en un local de Rubén A.R. en Arca Real, en el Barrio de Las Delicias de Valladolid, donde se fraguaron todos los detalles del robo que perpetrarían poco después.
Y a partir de ahí el agente, pese a las protestas de cinco de las defensas, se ha servido de una infografía reproducida en la sala en la que ha expuesto al jurado las trayectorias seguidas por los dos vehículos de los acusados utilizados en el robo y en la que aparecen las imágenes de los tres presuntos autores materiales, antes de entrar en el piso y a posteriori, en un periodo de no más de veinte minutos entre las 13.00 y las 13.16 horas.
El ticket de la hora, "aliado excepcional"
En su declaración, el máximo responsable de Homicidios ha calificado como una de las pruebas principales, un "aliado excepcional", el ticket de la ORA sacado por Emil A.M. el día de los hechos--quedó así registrada la matrícula del coche--tras aparcar en la calle Pérez Galdós, frente a un 'súper' de Lupa, dato a partir del cual la policía comenzó a 'tirar' hasta lograr la identificación del resto de implicados.
Las prendas halladas en las viviendas de varios de los acusados en el momento de su detención, idénticas a las que los presuntos autores vestían el día de autos, así como la propia declaración "en caliente" en comisaría de uno de ellos, Antón A.M, en la que confesó todo y aseguró que el "español", en alusión al presunto cabecilla, Rubén A.R, era quien daba las órdenes, han sido también esgrimidas por el responsable de Homicidios en Valladolid como prueba de cargo contra quienes se sientan en el banquillo.
Concluida la declaración del agente, el magistrado que preside el jurado ha suspendido la vista para emplazar nuevamente a las partes a las 13.00 horas para seguir con más testimonios.
La fiscal del caso y un hijo de la víctima entienden que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, robo con violencia en casa habitada, detención ilegal y pertenencia a grupo criminal, con una petición global en el primer caso de 31 años de cárcel y en el segundo de 38 años, a sustituir por prisión permanente revisable, mientras que otra de las hijas de la anciana entiende que la muerte de ésta se encuadra en un homicidio y por eso solicita 21 años de privación de libertad.
De los seis acusados, tan solo Antón A.M. y Gabriel E.K. han confesado su participación en el robo. La defensa del primero solicita un año por robo en casa habitada en grado de tentativa, pero el letrado del segundo mantiene la absolución al haber impugnado, por inconstitucionales, las imágenes recogidas en cámaras de seguridad del entorno de la vivienda de la víctima y, alternativamente, pide una condena por delito de robo en grado de tentativa y lesiones en concurso con un homicidio imprudente.