Julio Díez, gerente de la Administración de Loterías Número 18, ubicada en la de Valladolid, selló y extendió ayer el boleto agraciado con El Millón, en el sorteo del EuroMillones. “Enhorabuena, ¡qué emoción!”, exclama un cliente habitual al entrar en el local.
“Valladolid está en racha, lo quiero dejar muy claro porque es indiscutible”, afirma, tras el reciente premio sellado en su administración y el otorgado, hace menos de un mes, en la vecina localidad de Arroyo de la Encomienda, también correspondiente a El Millón. “Si fuese comprador de lotería de cualquier parte de España, vendría a Valladolid a comprar papeletas, sin duda”, anima el lotero, de cara a la campaña navideña, evocando el aura mágica de las pequeñas bolas amaderadas que caerán del bombo el próximo 22 de diciembre en el madrileño salón de sorteos de Loterías y Apuestas del Estado.
La ilusión se intuye bajo su mascarilla, pese al frío, propio de las primeras horas de la mañana en la ciudad del Pisuerga, ya que su finalidad principal, que le empuja a desempeñar su trabajo diariamente, consiste en “repartir ilusión, premios y planes de futuro para los afortunados”.
Ya en el Sorteo de La Lotería del Niño del año 2020, esta misma administración de ‘El gato negro’ repartió 2,5 millones de euros, correspondientes al tercer premio, algo que supuso un impulso para la administración, que había sido ‘heredada’ recientemente por Julio Díez. “Lo mejor de esas ocasiones es que el premio se reparta entre muchos acertantes”, asegura Díez.
Campaña navideña
los próximos grandes sorteos de las fechas señaladas, antes y después del cambio de año, el lotero asegura que “este impulso va a ayudar a las ventas, ya que, para una administración pequeña, como ésta, es fundamental dar un premio como el de ayer para la Navidad”, destaca Díez, que había dedicado su vida, hasta el año 2018, a las ventas, como comercial. Ya desde el 1 de julio cuentan en la modesta administración -aunque sonreída por la suerte- con los boletos para el sorteo del próximo 22 de diciembre, que se empiezan a vender en verano, aunque muy poco, “merced a algunos turistas que pasan por la ciudad”.
“El gran tirón se nota a partir de ahora”, en noviembre, cuando las prisas se mezclan con “el impulso y la racha que vive Valladolid”, confirma Díez.