El pingüino es un animal ovíparo que vive en grandes colonias y cuyo periodo de incubación puede prolongarse entre 33 y 62 días. Se comunica a través de graznidos y vive en colonias donde puede haber miles de ejemplares conviviendo. Su hábitat está en lugares fríos y son una especie que tiene hasta 18 especies diferentes. Más bien 19 si se cuenta aquella formada por los que, desde hace 40 años, acuden a Valladolid para disfrutar de la concentración de motos más importantes de Europa y referente en el calendario motero nacional.
Pingüinos se marca en rojo en el calendario de eventos que se celebran en la provincia desde hace cuatro décadas, cuando unos cuantos locos de las motos, unidos en un motoclub, decidieron iniciar la aventura. “Lo hicimos porque veíamos que en otras concentraciones similares había mucho ‘macarrilla’ que acudía con un espíritu diferente al que tenemos los verdaderos amantes de las motos”. Así lo explicó José Manuel Navas, el tesorero y portavoz de Turismoto, el motoclub que organiza el evento.
Por eso tuvieron claro que Pingüinos debía de celebrarse en invierno, cuando el acampar al raso o desplazarse desde los puntos más remotos del mapa “es un verdadero reto”. Así que, en 1982, Pingúinos apareció en el calendario de los amantes de las dos ruedas. Aunque en aquel año “fue en marzo porque no nos dio tiempo a prepararlo en enero, la fecha que desde entonces ha sido siempre la habitual”.
El fin de semana posterior a la celebración de la llegada de los Reyes Magos es la fecha que se escogió y que hasta ahora se mantiene. Y aunque los pingüinos tienen como norma incubar sus huevos siempre en el mismo lugar, los moteros, durante estos 40 años, han tenido que cambiar de ubicación por unas u otras razones. Una circunstancia que no era mucho problema en sus inicios, cuando no llegaba a mil el número de personas que acudía, pero que ahora provocaría un auténtico caos de infraestructura al ser decenas de miles las que asisten.
Herrera de Duero, Tordesillas, Boecillo o el Pinar de Antequera han sido los lugares en los que se instaló el nido, para que, desde hace ya siete años, se decidiera, con la ayuda del Ayuntamiento de Valladolid, que la parcela municipal de la Antigua Hípica Militar se concretara como sede permanente.
Un reto personal ante el frío y las dificultades
Una zona cercana a un pinar en la que cada año recibe a más de 30.000 asistentes de los que, muchos de ellos, acampan en la zona durmiendo en tiendas de campaña. Es el caso de José Luis Gómez y su hijo Miguel Ángel que, después de desplazarse desde Tarragona, se han cobijado del frío bajo una modesta carpa tras recorrer casi 800 kilómetros.
Aunque José Luis ya es veterano en estas lides y acude porque “me gustó mucho el ambiente, la gente que viene y todo lo que rodea a Pingüinos”. Los conciertos, las exhibiciones de stunt, los bares, las tiendas, pero sobre todo la aventura de vivir en este sitio durante unos días”. Todo ello ha hecho que este tarraconense convenciera a su hijo para acompañarle “para ver si le voy introduciendo en este mundo que es muy bonito”. Un viaje además muy esperado. Porque después de los dos años de pandemia -en 2021 no hubo concentración como tal- “había muchas ganas de volver”.
Las mismas que tenía Pietro, un italiano que reside en una localidad cercana a Parma, que tras el parón del año pasado quería regresar para seguir sumando ediciones y colocar más muescas en su moto. “He venido muchos años y lo echaba de menos, así que en cuanto supe que este año se celebraba no dudé en inscribirme”. Otro valiente que ha dormido en la campa, aunque haya también muchos otros que prefieren hacerlo en los hoteles de Valladolid.
De hecho, encontrar una habitación en la provincia se ha convertido en estas fechas casi en una misión imposible. Sobre todo, porque las reservas “se hacen de un año para otro”, indicó Navas.
“Y es que todos los que vienen, suelen volver”. No solo por el disfrute dentro del recinto, sino porque la ciudad entera abre sus puertas a los que ya considera sus Pingüinos. La implicación de todos los sectores provoca que cualquier motero que aparezca por la ciudad se sienta como en casa. Hostelería, comercio, hoteles, instituciones…, todos ponen su granito de arena para que la fiesta motera no decaiga.
Incluso en una de sus actividades más llamativas, el Desfile de Banderas. Tanto inscritos como aficionados a las motos acuden con sus ‘burras’ a la Hípica para desde allí desplazarse juntos hasta el centro de la ciudad y son miles los vallisoletanos que salen a las calles para saludarles. O el Desfile de Antorchas, que transcurre por el centro de Valladolid con un grupo de moteros portando bengalas para homenajear a los compañeros fallecidos en accidente durante el año. Actividades, como pasa el resto de los días del evento, en el que el sonido del motor de las motos es la banda sonora que acompaña a la ciudad.
En definitiva, una concentración que sirve para unir a vallisoletanos con amantes de las motos llegados desde los puntos más inverosímiles del planeta. Estados Unidos, Venezuela, Francia, Canadá, Alemania y sobre todo Portugal, son algunos de los países desde los que se desplazan. “Aunque el que vino desde más lejos en moto, sin ayudarse de avión o barco para luego alquilar una moto en España, fue uno que llegó desde Moscú” aclaró Navas.
Varias interrupciones que hicieron peligrar la concentración
Algo que no sucedió en 2015 ni en 2021. La primera vez a causa de que no hubo acuerdo con el Ayuntamiento para encontrar una ubicación alternativa después de que una denuncia de Ecologistas en Acción provocará una decisión judicial de la celebración en el Pinar de Antequera. Ni en 2021, en el que, aunque se mantuvo la celebración, no hubo concentración debido a las medidas restrictivas adoptadas por las autoridades sanitarias por culpa de la pandemia.
Dos momentos críticos como fue la de 2016. En aquella ocasión Pingúinos cerró sus puertas por un problema interno de Turismoto que, debido a un conflicto entre sus directivos, no tenía capacidad económica para afrontar el evento. Una circunstancia que hubiera conllevado dos años consecutivos sin el evento y que el entonces recién elegido alcalde, él socialista Óscar Puente, resolvió con una concentración alternativa, la Fiesta de la Moto.
Navas lo recordó como uno de esos “malos momentos que siempre trato de olvidar para quedarme solo con lo bueno”. Pero sí reconoce que aquella apuesta fuerte del regidor, “sirvió para que pudiéramos luego seguir adelante ya que mantuvo la llama de las motos en Valladolid aunque no se pudiera usar el nombre de Pingüinos por problemas legales”.
¿Qué significa Pingüinos para Valladolid?
Además de todo el contexto sentimental y de cariño que acompaña a los moteros, también es más que importante el impacto económico que produce. Así, el presidente de la Asociación Provincial de Hostelería de Valladolid, Jaime Fernández, declaró que “es una cita que los hosteleros la marcamos en el calendario con letras muy grandes porque los moteros llenan bares y restaurantes durante los días de la concentración”.
Es más, cuando no se pudo celebrar, en 2015 o en 2021, “ya vimos lo que significó porque perdimos una inyección económica que es fundamentalpara nosotros en estas fechas”.
Lo que sí está claro y es evidente es que Valladolid, además de por su Semana Internacional de Cine, el Concurso Nacional e Internacional de Pinchos, la Semana Santa o el club de fútbol propiedad de Ronaldo Nazario, se conoce en el mundo por ser el único lugar del mundo sin mar que todos los años recibe una inmensa colonia de pingüinos que le convierte en escaparate de toda la provincia.