“El queso tiene valor tanto gastronómico como cultural. Al final son las dos banderas que se le pueden dar a este gran producto artesano. Está vinculado a fórmulas productivas que responden a diferentes territorios y maneras de entender la leche vinculadas a zonas, por razón de climatología, de determinadas clases de leche, de bacteriología local, y hacen que en cada territorio haya un queso”, nos cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León, Clara Diez Tejero.
Vallisoletana de nacimiento, crece en la localidad vallisoletana de Cabezón de Pisuerga. Clara, de 29 años, ha puesto en marcha en la Plaza de Chamberí de Madrid, su proyecto Formaje, un lugar para disfrutar de un viaje único en torno a un producto que crece año tras año y con el foco en la expansión tanto cultural como tradicional que lo rodea.
La pucelana ha conseguido mezclar el mejor sabor del queso con la magia de la moda para participar en campañas con potentes marcas como MANGO, Uterqüe de Inditex o también Shaina Mote, una marca de Los Ángeles, en Estados Unidos.
Un encuentro por casualidad
Valladolid es la ciudad en la que Clara nació y en la que creció. De la que es toda su familia y en la que “se formó como persona” antes de desplazarse hasta Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual, antes de que en su vida entrara un producto de quilates cuya expansión crece, como lo hizo el vino con el boom del enoturismo.
“Mi relación con el queso comienza de casualidad. Hay un amigo en la familia que es quesero, también de Valladolid, y me propone unirme para poner en marcha, en Madrid, para dar a conocer la producción de pequeños queseros artesanos de todo el país”, nos cuenta nuestra entrevistada.
Asegura que “no tenía relación previa con el producto” pero que le “llamó la atención el proyecto y el universo del queso artesano” sobre todo la “humanidad que se esconde detrás de un proceso artesanal y todo lo vinculado a la fermentación del alimento”. “Eta un mundo desconocido para mí”, añade Clara. Esto se produjo en el año 2014.
Clara añade que le resultaba “interesante” ponerse la mochila y “dar visibilidad a la artesanía quesera”. De ahí que pasara un gran tiempo con productores, elaborando con ellos, escuchando muchas conversaciones y entrando en el sector, de lleno, más aún en 2020, cuando en plena pandemia Formaje nace.
Formaje echa a andar
“En el año 2020, mi marido Adrián y yo decidimos poner en marcha Formaje como proyecto que aunaba todo el aprendizaje adquirido tras trabajar con diferentes partes de la cadena de valor. Tanto con productores, nacionales e internacionales, entendiendo muy bien la cultura en cada territorio y con la necesidad de poner una plataforma en marcha que representase nuestra visión del sector y la de acercarse al consumidor, que es a quién nos interesa llegar”, afirma la cabeza del proyecto.
Un valor de representación. Una insignia cultural. Una forma de artesanía necesaria de preservar. Una elaboración artesana a la que están vinculadas una serie de sabores y características que hacen que el producto tenga un valor gastronómico incalculable. Al final, unos matices que conforman el DNI del queso.
Formaje abre sus puertas en Madrid el 26 de mayo de 2020, cuando finalizan meses largos y duros de confinamiento, aunque la idea venía gestándose desde meses atrás pero se retrasó, además de por la pandemia, por las obras para que todo estuviera a punto.
“Pese a lo duro de la pandemia, la verdad es que fue un momento muy interesante para proyectos como el nuestro, muy vinculados a revalorizar la tierra y el origen de nuestros productos. Algo que en ese momento se estaba valorando más que en otras circunstancias. Esto, sumado a la necesidad que teníamos de dar la bienvenidas a iniciativas bonitas hizo que nuestro proyecto tuviera mucha aceptación”, nos explica Clara.
Consumidor y excelencia de la artesanía quesera
Formaje es una plataforma que pone en común al consumidor final con la excelencia de la artesanía quesera. Un proyecto que nace para convertirse en un vínculo entre el productor y el consumidor final.
“Es un vínculo que quizás difiere de otros proyectos o maneras de comercializar el queso, en la forma de comunicación y en la concepción de nuestra idea desde el minuto 1. Está centrado en una venta online y en una venta física. En ambos casos se vive una experiencia muy potente en torno al producto”, explica la quesera.
Son nueve los empleados que trabajan en el proyecto. Tanto en la tienda de Madrid, que es el espacio representativo y el punto de encuentro con el consumidor, hasta el entorno online, que no solo es de venta sino de comunicación y que acompaña a esa estrategia que buscaba Formaje de ser una iniciativa colaborativa que busca “comunicar” y también “reunirse y dar la mano al consumidor para tener un viaje compartido en torno a la cultura y los valores fundamentales para la preservación del queso y los territorios”.
“Hacemos un trabajo de selección muy profundo. Viajamos constantemente y tenemos contacto con nuestros productores. Los conocemos y elaboramos con ellos. No hay queso del que no conozcamos su procedencia. Tenemos una amplia variedad de quesos que recorre España, Europa y también Estados Unidos”, añade Clara.
Queso y moda
La pucelana añade que “ha encontrado en la moda un aliado muy potente para extrapolar su mensaje en nuevas plataformas y espacios donde el queso no tenía lugar” lo que permite “enviar su mensaje a públicos más amplios” en algo que “es clave” para difundir el encanto del sector ya que “no tiene sentido hablar de queso con los que ya saben de queso”.
“MANGO fue muy generoso conmigo porque me ofrecieron la posibilidad de montar una mesa de quesos tal y como la prepararía para recibir a mis amigos o a mis familiares en casa. Algo que hago muy a menudo. Era reproducir una escena cotidiana y compartirla con el mundo”, añade.
Además, ha colaborado, para llevar su mensaje quesero hasta el mundo de la moda, con Uterqüe de Inditex y ha realizado colaboraciones con textiles artesanos y marcas más pequeñas. Hace poco llevo a cabo una colaboración con Shaina Mote, una marca de Los Ángeles. Una empresa de moda sostenible “con principios que se asemejan mucho al trabajo que realizo”, explica.
El objetivo que persigue la vallisoletana pasa por conseguir que “Formaje se consolide” en su segundo año de vida y poner las bases dando alas para crecer mucho más a nivel internacional.
El queso, la moda, y el talento de Clara seguro que lo logran.