Miriam Rodríguez Ramírez (Valladolid, 38 años) trabajaba en el mundo de la hostelería. Hace casi 20 primaveras apostó por convertirse en técnico de transporte sanitario, en su afán por ayudar a los demás. Actualmente se encuentra en Tordesillas.
Más de 300 personas protestaron el pasado viernes, 4 de febrero, en Valladolid, contra el convenio de transporte sanitario firmado por los “traidores” de CCOO, UGT y CSIF. Miriam, entre ellas. La vallisoletana rechaza frontalmente este nuevo convenio y pide cambiar muchas cosas para que la labor de este grupo sea reconocida como merece.
P.- Es técnico de transporte sanitario. ¿Por qué y cómo fueron los inicios?
R.- Yo trabajaba en el sector de la hostelería. Vi un anuncio en el periódico que ofrecía un puesto tras seis meses de curso, con seis de contrato. Me lo comunicó mi madre y entré en el curso. Fui la primera mujer aquí en Valladolid y en Castilla y León también.
Me ofrecieron otros seis, como “la chica de los recados”. Era técnico de transporte programado. Estuve un año y medio y, después, sí me ofrecieron entrar en el servicio urgente y dije que sí, porque me gustaba mucho el pensar en ayudar y sentirme útil en una ambulancia. Empecé en el 112, cuando era el 061 todavía y estuve ahí hasta hoy. He trabajado como “correturnos”, nueve años en la capital. Otra vez como “correturnos” entre Peñafiel, Medina de Rioseco y Tordesillas y ahora estoy, con puesto fijo, en este último municipio.
P.- ¿Cuál es su situación personal en la actualidad?
R.- Soy madre de tres hijos. Tenemos dos sueldos de Ambuibérica porque mi marido también es trabajador aquí. Pluriempleada a tiempo completo porque estoy trabajando también en un hotel como camarera y en el servicio de habitaciones. Por último, soy distribuidora de una comercial de cosmética.
P.- Pluriempleada, vaya…
P.- Pluriempleadísima.
P.- ¿Cómo consigue sacar a sus hijos adelante?
R.- Muy malamente. Realmente este trabajo debería de darnos de sobra para poder vivir. Lejos de eso, tengo que estar pluriempleada en tres sitios para poder llegar a tener un sustento semanal con lo del hotel y lo que saco desde la cosmética para contar con ese sustento que me ayude a sobrevivir y a llegar a fin de mes.
P.- Hace unos meses, los conductores de ambulancias se quejaban del estado de los vehículos. ¿Ha mejorado?
R.- Para nada. Los vehículos siguen estando igual. Las ambulancias son desastrosas. Tienen parches o remiendos para que los cajones no se abran. Pierden aceite, los escalones eléctricos no funcionan y tienes que poner una caja o algo para que suban los pacientes. Es muy deplorable.
P.- ¿Con qué otros problemas se encuentra en el día a día?
R.- Todos partimos de que nos gusta nuestro trabajo porque si no no estaríamos aquí. Es complicado porque cuando llegas a uno de estos vehículos te da hasta vergüenza que las personas se suban a él.
En mi ambulancia hemos estado, sin calefacción, casi cuatro meses. Cuatro meses suplicando que, por favor, nos arreglasen la calefacción. Todos los días hay que rellenar el aceite porque lo pierde. Se encienden todos los testigos cuando comienzas la marcha. Son muchas cosas.
P.- ¿Y los salarios?
R.- Son nefastos. Un niño haciendo zapatillas para Nike cobra más que yo.
P.- Ha participado en varias manifestaciones. ¿Cómo las ha vivido?
R.- Las vivo de una forma triste. A una manifestación esperas que vengan todos tus compañeros. Son los que están todo el día diciéndote cosas negativas. Luego estás liada y promueves manifestaciones, te apuntas a todo, y ves que participan cuatro trabajadores. Al final, tanta guerra que dan todos los días, llegan estos momentos que son en los que tenemos que estar todos a una ¿Y no estáis? Yo alucino. La gente prefiere quedarse sentada en el sofá y esperar a que otros luchen por sus derechos. Es tristísimo.
P.- ¿Y la firma del convenio? ¿Cuándo se produjo?
R.- El día 26 de enero, si no recuerdo mal. Yo estuve en la oficina intentando ejercer algo de presión para que me vieran. Éramos yo y otros dos compañeros para evitar que firmasen semejante bodrio, por no llamarlo de otra manera, pero no conseguimos nada. Se rieron de nosotros.
P.- ¿Con qué choca con este nuevo convenio?
R.- Prácticamente con todo. Es un convenio firmado a traición. Más del 80% de los trabajadores votó en contra en un referéndum que ellos hicieron. Se votó en contra y lo firman sabiendo que están traicionando a más del 80% de los trabajadores casi. Es de vergüenza. Tiene partes que no sé hasta qué punto serán legales o pueden llegar a rozar la ilegalidad. Son cosas que piensas que podrían ir en contra de un estatuto de los trabajadores.
Otra cosa que nos choca muchísimo es que no se nos reconoce, en la categoría, como técnico de emergencias sanitarias. Seguimos apareciendo como camilleros o como conductores. Tenemos un convenio de transporte, que es el que tienen los de Amazon. Somos el Amazon de los servicios sanitarios.
Nos hacen creer que estamos manejando paquetería cuando lo con lo que tratamos es con personas. Llevamos vidas en la ambulancia. Pacientes enfermos, accidentados. No manejamos una caja de cartón embalada.
P.- ¿Cómo ve la labor de los tres sindicatos que están sentados en esa mesa negociadora?
R.- Nefasta. Es un reírse de nosotros por reírse. Ya no saben de dónde sacar las cosas para ver si se pueden reír un poco más. Firmar un convenio en el que digan: “Vamos a quitaros las dietas porque con un grifo y con un frigorífico os vale, de sobra”. ¿Y el frigorífico con qué lo lleno? ¿De dónde saco el dinero para hacerme el bocadillo que tú dices que puedo comer en 24 horas? ¿Me mantengo este tiempo con un bocadillo?
Ellos pretenden que sea jornada efectiva el tiempo que estamos subidos a la ambulancia. Jornada efectiva es desde que yo pongo el pie fuera de mi casa para irme a trabajar a otro puesto de trabajo y estoy 24 horas fuera de casa, en ese puesto. Así lo recogen en cualquier lado. Yo tengo un accidente y lo incluyen ahí. Si voy al trabajo o vengo. No es jornada efectiva el tiempo que estoy subida a la ambulancia, el tiempo efectivo es desde que yo salgo de casa y me dirijo a mi puesto de trabajo.
Además, si no quieren pagarme dietas, yo me quedo en mi casa con todos los servicios. Cuando salga un aviso, que saldrá, que me venga el conductor a buscar desde su casa, hacemos el aviso. Desde que salgo de mi casa estoy en jornada efectiva porque me dirijo a un centro de trabajo por lo que las dietas me las tendrían que pagar.
P.- ¿Cuál es la solución?
R.- Lo primero, que se nos reconozca la categoría. Somos técnicos de emergencias sanitarias. No les interesa reconocer dicha categoría porque serían 250 euros más en la nómina. Tanto a nosotros como al servicio programado. Y, después, mejoras. Tanto en condiciones en las bases, en los vehículos. Son muchas las cosas que hay que corregir.
P.- ¿Cómo ve su futuro?
R.- Quiero tener esperanza, pero realmente me la quitan. La empresa, los sindicatos y todos, en general, se ríen de nosotros. Es como un: “pide lo que te dé la gana que yo voy a seguir dándote lo que quiera. Si lo quieres, bien. Si no, ya sabes dónde está la puerta”. Me gustaría que nos equiparasen a la media salarial ahora, no en 2026, que es cuando pretenden.