Así rezaba en el cartel que Susi y Juan Carlos, de La Martina, habían diseñado para estas jornadas de pucheros: “gambas al ajillo de Portillo en aceite de oliva”. Uno, sorprendido, le preguntó a Ana, la amable camarera que nos atendió: ¿Oiga, en qué zona de Portillo está el criadero de gambas? ¡No, son los ajos de Portillo!, exclamó la chica con un razonamiento bien argumentado. A todo esto, nuestro filólogo de cabecera dijo con asentimiento socarrón: ¡Está muy bien detallado! ¡Y cualquiera le lleva la contraria el catedrático bejarano!
Segundo encuentro gastronómico del año
Era nuestro segundo encuentro del año, y en esta ocasión Gonzalo Santonja y Paco Salamanca me llevaron al huerto de su casi territorio segoviano. La idea fue del facultativo cuellarano, quien nos citó en Montemayor de Pililla (a escasos 15 minutos de Cuéllar) para degustar los guisos de puchero que ofrece La Martina durante febrerillo el loco. Y qué loco, con casi 20 grados de temperatura…
Montemayor y La Empalizada
Montemayor, un pueblo encantador por muchos motivos. Entre ellos lo de este restaurante, con una calidad extraordinaria y, cómo no, por una asociación cultural taurina de nombre La Empalizada, para recordar a su legendaria plaza de palos. Qué buenas gentes (María José, Raúl, etc.) las de esta entidad que cuenta con unos 250 asociados en una localidad que no llega al millar de habitantes. ¡Asombroso! Por cierto, echamos de menos las jornadas taurinas de febrero en lo que fuera la discoteca de complejo hostelero. ¡Dichosa pandemia!
La sorpresa del ajillo de gambas
De entrada, las susodichas gambas; blancas de Huelva y de tamaño mediano tirando a grande. Y con una decoración sugestiva ya que, si en el fondo estaban las láminas de ajo portillano, por encima llevaban unos hilos que parecían azafrán, pero Ana nos comentó que las hebras eran guindillas. Las exquisitas gambas podríamos llamarlas de “tierra adentro”, emulando a Santonja con su cuarto libro taurino. Lo cierto, es que cayó la primera banasta de pan, buenísimo pan el de Montemayor, vino a decir Santonja, quien por cierto intentó comprar alguna hogaza, pero estaba cerrada la panadería.
La ensalada de brotes verdes: una textura exquisita
La lechuga, los boletus edulis a la plancha y unos torreznillos esparcidos, cubriendo el brote verde, fue de una textura sublime. Como una sinfonía de sabores. Todo ello regado con un buen aceite de oliva, del extra.
Y por fin los pucheros
Antes de que llegaran los guisos, Ana nos trajo dos fuentecillas de piparras, algo picantonas, para amenizar y acompañar a los guisos. Y enseguida llegaron unos garbanzos con chorizo picante, en su recipiente con cucharón para servirnos a placer. Y a continuación unas alubias de La Granja con muslos de pato confitado. Todo abundante y con ese delicioso sabor de antaño, como lo hacía doña Martina, (la madre de Susi y Juan Carlos) quién se fue de este mundo dejando un buen legado culinario.
Y de postre naranja preparada
Rematamos con un postre sencillo, pero lleno de calidad y sabor: naranja troceada con piñones, (no eran de China como aseveró nuestro bejarano de pro, sino de Pedrajas vino a decir Susi) canela y una bola de helado de nata.
Las bebidas
Ellos tomaron un tinto ribereño de ascendencia cuellarana que Paco había elegido en la amplia bodega. Uno siguió con su Cigales y gaseosa, aunque no era la clásica bejarana “Molina”, pero no porque no hubiera, sino que por pereza no fuimos al coche de Santonja a por una botella del amplio surtido que trajo. Daremos cuenta de ellas porque están en casa.
Cafés y a charlar
Café y de charla política, como no, donde por cierto Gonzalo Santonja le ha tomado el gusto a la pluma y sus artículos en El Español-Noticias de Castilla y León causan auténtico furor entre la clase política, alguna denostada. Y de toros. Paco nos adelantó algo sobre los planes que el alcalde cuellarano, Carlos Fraile, prepara para agosto. Aunque de momento solo nos comentó algunas ganaderías. Hablamos también sobre un sanisidro taurino que tiene una pinta magnífica. Y no faltó en la tertulia la última incursión literaria del maestro Santonja por tierras gaditanas. Un lujo poder hablar de su maestro, el gran Alberti. Tras pagar, a 30 euros per cápita, cada mochuelo a su olivo con un sol radiante que envolvía a Montemayor.