“Los médicos en el Hospital Clínico nos han dicho que Jorge había vuelto a nacer. Ha sido el susto de mi vida, de la de Jorge y, en definitiva, el de toda la familia”, nos cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, Javier Zamorano Monzón.
Él es el padre de Jorge, el joven de 18 años recién cumplidos, que en la mañana de este lunes fue rescatado con hipotermia tras caer y quedar en la orilla del río Pisuerga de Valladolid durante toda la madrugada del domingo, en el barrio de La Overuela.
Jorge salió a correr tras haber estado estudiando durante toda la tarde del domingo y después de realizar unos test para sacarse el carné de conducir. Fue a las 11.00 horas.
“Se fue a correr, como hace siempre, por una zona muy tranquila. Cuando vi que tardaba y que no había llevado el teléfono móvil salí en su busca. Me fui canal arriba y canal abajo pero no podía hacer mucho porque de noche estaba todo oscuro. Teníamos la incertidumbre de saber qué había pasado”, nos cuenta el padre.
Jorge le ha contado lo ocurrido. “Nos dice que justo donde cayó había unos aparatos de gimnasia. Él se paró para estirar, se apoyó en una valla y se resbaló, cayendo a la orilla del río”, afirma Javier.
Un ciudadano con su perro, en la mañana del lunes y aproximadamente a las 9.00 horas, escuchó las voces de Jorge para avisar tanto al 112 como a la Policía y los Bomberos que rescataron finalmente al joven.
A partir de ahí, el padre ha buscado la manera de ponerse en contacto con la persona que dio el aviso y salvó la vida a su hijo para darle las gracias, hecho que se ha producido en la mañana de este jueves.
“Le he agradecido lo que ha hecho por Jorge. Él me ha comentado que normalmente no va por esa zona. También me ha dicho que fue el perro el que detectó las voces de Jorge que es lo que llevó a que se realizara el aviso para proceder a su rescate”, añade el padre.
Jorge está bien, después de ingresar en el hospital con una hipotermia y a 33-34 grados aunque aún cuenta con diferentes magulladuras en sus manos tras agarrarse a las zarzas para evitar caer el río.
Final feliz en una historia que podía haber acabado en tragedia.