A las 10.00 horas de esta mañana de martes, 1 de marzo, un coche de la Policía Municipal de Valladolid paraba frente al Bar Book, ubicado en la calle Puente Mayor 2 de la ciudad del Pisuerga. “Estos productos los hemos comprado nosotros. Hay que ayudar”, aseguraban los agentes a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.
Todo para donar pañales, mascarillas, leche en polvo y productos de primera necesidad. Todo después de que Anna Boryachenko, ucraniana de 34 años, nacida en Mykolaiv y dueña del Bar Book, lanzara un mensaje de urgente en la noche de este domingo para recoger estos productos y enviarlos a su país, en busca de ayudar en la guerra declarada por Rusia a su país.
“Ha sido abrumador. No me esperaba esta respuesta. No pensábamos que la gente fuera a responder de esta manera. Las redes sociales han hecho su magia en apenas una noche. Lo puse el domingo por la noche y en la mañana del lunes comenzaron a traer muchas cosas”, asegura Anna, en declaraciones a este periódico.
Pánico total
“Hay pánico total entre la gente con la que hablo. Ciudades arrasadas, sin carreteras, sin supermercados, sin cajero. Mucho miedo porque no sabes si vas a vivir mañana”, asegura la dueña del Bar Book.
Anna tenía claro el ataque ruso a Ucrania porque “Putin no podía mover tanques y tantas tropas para no invadir”, afirma y nos cuenta que “tiene familiares en el país” con los que intenta contactar a diario. Ella nació en Mikolaiv pero pasó 14 años en Zhytomyr.
“Todos los días intento hablar con amigos y familiares que tengo allí. Me preocupo mucho por ellos. Cuando hay alguien que tarda en contestar se me pone el corazón a mil. Pero hay veces que por los bombardeos se quedan sin electricidad y sin conexión a Internet. Es un drama. Tengo miedo de que les ocurra algo pero espero que no”, añade con el terror invadiendo sus ojos al borde de la lágrima.
Una preciosa acción
Anna Boryachenko es dueña de este establecimiento hostelero desde hace dos años y medio. Cumplirá tres en el mes de septiembre. Lo cogió en plena pandemia y cuando el coravirus, y sobre todo las restricciones, apretaban de lo lindo a su negocio. “No hemos podido levantar cabeza desde entonces”, añade.
Su bar se ha llenado de cajas, 60 en total indica, con material sanitario, de higiene, de primera necesidad. También pasta de dientes, jabón, mascarillas o medicinas, además de leche en polvo y biberones.
“Valoro muy positivamente la acción de la gente. Vamos a intentar enviar todo este material en pallets. Nos van a hacer la envoltura voluntarios que ayudan desinteresadamente, con furgonetas grandes para enviarlo desde aquí”, afirma.
También colabora con la Iglesia María Reina de la Paz. “Lo que podemos hacer nosotros es muy poco. Las redes hicieron su efecto. Querían participar no solo ucranianos, sino también españoles, colombianos, ecuatorianos… todos”, añade.
“Ojalá que esto se acabe pronto. A mí me gustaría reunir cosas no para heridos de guerra sino para reconstruir un país porque esto seguirá. Hasta que la guerra no pare no se va a reconstruir un país. Esto va a durar muchos años”, finaliza.
Kilos cargados de solidaridad desde Valladolid, en busca de paliar, en la medida en la que se pueda la acción del ejército ruso en Ucrania