Hay superhéroes que van sin capa. Miguel Gutiérrez Mozo (Valladolid, 21 años) es uno de ellos. Este joven pucelano cuenta con una discapacidad en su pierna izquierda que no le impide, ni mucho menos, afrontar su día a día con normalidad y conseguir grandes triunfos dentro del esquí adaptado.
El pucelano desprende positividad por los cuatro costados y es amante también de la música y de los coches teledirigidos. Tras ocho años en el mundo de la competición del esquí, el vallisoletano nos cuenta cómo es su vida y cuáles son sus retos, con las Paralimpiadas de Milán del año 2026 entre ceja y ceja.
Un ejemplo de lucha y superación
“Tengo una pierna más corta que la otra. La rodilla no está a la altura que debería estar sino un poco más arriba y cuento con un piececillo al final de la pierna izquierda, que es la que tengo mal. Llevó tres intervenciones para ajustar la cadera y me operarán de nuevo en el futuro para arreglármela porque, poco a poco, se va desgastando”, cuenta en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, Miguel Gutiérrez Mozo.
Vallisoletano de nacimiento es amante de los coches teledirigidos. Nos confiesa que tiene tres. También del deporte, su pasión, con el esquí como protagonista. Estudia un Grado Superior de Percusión en el Conservatorio Superior Katarina Gurska de Madrid. “La música me gusta mucho y la estudio en Madrid. Toco la batería y la marimba”, confiesa orgulloso.
Miguel compagina sus entrenamientos con el esquí “como puede”. Se desplaza desde la ciudad del Pisuerga hasta Madrid, para afrontar su día a día. Los problemas físicos no le afectan: “Me apaño con lo que sea, no me molesta para nada y me adapto bien”, asegura con una seguridad pasmosa a pesar de su corta edad: solo 21 añitos.
“Por la mañana me voy a estudiar al conservatorio pronto para aprovechar al máximo el día. Cuando no tengo entrenamientos ni viajo estoy con ello a tope, con la percusión, para que los profesores no tengan que adaptarme el temario. Aún así, cuando me voy a esquiar me cuesta olvidarme de la música”, apunta.
Miguel cita a la Fundación También, una institución volcada en el deporte adaptado para la inclusión de personas con discapacidad que “le ha ayudado mucho, desde el principio”, sobre todo cuando “decidió adentrarse en el mundo de la competición en el esquí”. “Mi equipo y ellos son los que siempre están ahí. Me voy con ellos, hacemos concentraciones de una semana y entrenamos en Sierra Nevada”, añade.
Un campeón
“Empecé en el esquí con siete años, en Cerler. Mis padres buscaron un sitio en el que pudiera esquiar sin media pierna. Allí parecía que había un lugar en el que me podían ayudar. Probé un aparato en la pierna izquierda que cubre la parte que me falta para poder andar bien. Lo hice primero con el aparato y dos esquís con botas, pero no me gustó la sensación”, nos confiesa el pucelano.
Después probó sin dicho aparato para hacerlo con un solo esquí, con la otra pierna en el aire. “A tres huellas con dos estabilos que son como unas muletas que incluyen unos mini esquís. Probé, me gustó mucho la sensación y, ahí, empecé a esquiar”, añade con total normalidad.
Continuó unos años en Cerler, para avanzar en su adaptación y cambiar posteriormente de estación hasta que comenzó en la competición, cuando tenía 12 años. Se marchó a Sierra Nevada y, de nuevo la Fundación También, le ayudó para adentrarse en la competición.
La primera que ganó fue la de Santiveri, con 13 años, apenas uno y medio después de adentrarse en el mundo profesional. Después, con 15 años, consiguió oro y plata en Slalom y Gigante, las dos pruebas que corren en el Campeonato de España y así, sucesivamente, todos los años hasta este.
“El pasado fin de semana (del 9-10 de abril) se celebró la Copa de España en Formigal. En el gigante conseguí medalla, quedé primero. Después, en el Campeonato de España, tuve mala suerte y no logré presea, pero al final te quedas con el momento de competir y de disfrutar”, matiza con optimismo.
El sueño de los Juegos Paralímpicos de Milán en 2026
Miguel es polifacético. Antes del esquí arrancó en el mundo de la natación. Primero en el del socorrismo y después se adentró en el Centro de Tecnificación del Río Esgueva, en Valladolid, donde entrenó, antes de sumergirse en la Federación de Discapacitados de Castilla y León, competir, ganar medallas, y clasificarse también para los campeonatos de España.
También hizo esgrima. Esgrima, natación y esquí, un polifacético que vive y disfruta con el deporte como el que más y que cada día a día se supera a pesar de las dificultades y de su pierna izquierda.
“Me gusta mucho esquiar y la música. Es difícil compatibilizar las dos cosas, pero lo intento para estudiar y sacar adelante los máximos entrenamientos con el fin de intentar llegar a las próximas Paralimpiadas del año 2026 que son en Italia, en Milán”, finaliza Miguel.
Ejemplo, el vallisoletano, de superar todas las adversidades y de conseguir triunfos, grandes, pese a su discapacidad física.
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