Tarde de presunciones
Morante, Roca Rey y Tomás Rufo torearon en la plaza de toros de Valladolid
16 mayo, 2022 11:06Primera presunción de la tarde. Los aledaños del Paseo Zorrilla barruntaban un lleno en el coso vallisoletano que finalmente no llegó a los tres cuartos de entrada en una tarde primaveral.
Segunda presunción. Se lidiaron toros de Hnos. García Jiménez y Olga Jiménez. Muy desiguales de presentación, escasos de presencia y anovillados, faltos de fuerza, transmisión y emoción, a excepción del corrido en sexto lugar que se le dio la vuelta al ruedo sin haber sido picado.
Se guardó un minuto de silencio en señal de respeto por el fallecimiento de 'El Chimenea' y Clemente Castro 'Luguillano Grande'.
Morante
No fue la tarde de Morante, realmente no sé si en algún momento quiso que fuera su tarde. Bien es cierto que no le acompañó la suerte en el sorteo, pero también lo es que no quiso luchar contra el destino que emerge de los papelillos del sombrero de ala ancha al mediodía.
En el primero nada que destacar, ni siquiera con el capote al no conseguir fijar al toro de salida, ni el matador ni la cuadrilla. El tercio de banderillas, la entrada al caballo y la faena de muleta fueron un mero trámite provocando el enfado del respetable que se acrecentó más a la hora de dar muerte al toro con varios pinchazos y descabellos.
El segundo lo recibió con el capote a una mano, como en su día lo hacía su admirado Joselito “El Gallo”, enjaretando tres verónicas metiendo lo riñones y con el mentón hundido pero el toro apretaba para adentro no pudiendo rematar como nos tiene acostumbrados esas tardes cuando está tocado por “las bolitas” como decía mi admirado Rafael de Paula. De la faena de muleta destacar tres muletazos con la mano derecha a pies juntos y dando el pecho, impregnados de una excelsa sevillanía. Y poco más.
Roca Rey
El peruano quiso dejar su impronta de figura del toreo y que “naide” como diría El Guerra, lo pusiera en duda después de que la temporada pasada tuviera más bajos que altos. Y ello, a pesar de la poca colaboración que encontró en el primero de su lote (presunto toro) de mitad de faena en adelante. Ya fue protestado de salida, de escasa presencia (no debió de entrar en la corrida), enseñando las puntas, noble, pero de nula transmisión.
Brindó al público y se echó de rodillas para enjaretarle una serie de muletazos por el pitón derecho con pase cambiado por la espalda incluido, arrancando los aplausos del público. Se sucedieron tandas por el pitón derecho e izquierdo sin llegar al respetable por la falta de transmisión y trapío del morlaco, hasta que el torero peruano se metió encima del de Olga Jiménez para arrancarle dos orejas tras una estocada desprendida.
El segundo que le tocó en suerte fue uno de los toros de la tarde que se movió algo más junto con el sexto que, si bien no fue un dechado de bravura, movilidad y transmisión, al menos le permitió cimentar una faena que llegó a los tendidos por su clase en la embestida tanto por su pitón izquierdo como por el derecho.
Roca Rey supo y tuvo la capacidad para darle la lidia que pedía el toro. Muletazos a media altura, sin obligarle ni bajarle la mano, aunque de trazo largo pero muy templados, llevando al toro muy embebido en la muleta, de forma que no le costara un mundo seguir la franela, y cuando no seguía el ritmo de la misma, ahí estaba el peruano para aguantar el parón y tirar de él. Remató la faena con un arrimón marca de la casa, muy metido en los pitones pero, a decir verdad, escaso de emoción, dada la condición y presencia del toro. Mató de estocada, cortando dos orejas.
Tomás Rufo
El diestro toledano fue el triunfador de la tarde. Tomás Rufo está llamado a ser figura del toreo, si la suerte le acompaña y los toros le respetan, ocupará ese lugar privilegiado en el que ya están sus compañeros de terna en la tarde de hoy porque facultades y cabeza tiene para ello.
El primero de su lote respondió a la tónica de la corrida, a excepción del sexto. Escasito de presencia, anovillado, sin transmisión, y con muy poca fuerza. Rufo le dio la lidia que le correspondía al toro, porque a pesar que no lleva ni un año de matador de toros sabe torear, y saber torear es dar la lidia que cada toro pide o que cada todo necesita.
Estructuró una faena a base de tandas tanto por el pitón izquierdo como por el derecho con muletazos muy templados, para acabar acortando las distancias metiéndose entre los pitones, momento en el que fue levemente pitado por el respetable. Mató de estocada desprendida y algo atravesada que le sirvió para cortar una oreja.
En el segundo, Tomás Rufo se erigió en el rey de la tarde. Bien es cierto que le tocó en suerte el toro de la corrida, con un peso en la báscula de 526 kg, de preciosas hechuras, pero blando y justo de fuerzas. Le recibió con una larga cambiada, seguida de unas verónicas con gusto y con los riñones muy metidos.
Le dejó crudo en el caballo, no se le picó, fue un simulacro de suerte de varas. Siendo consciente de la calidad del animal brindó al público y se echó de rodillas, destacando un derechazo en el que enganchó al toro y lo llevó hasta atrás, gustándose en el muletazo y pasándoselo muy cerca. Ya de pie, le citó de lejos (me vino a la mente el maestro Antoñete), dándole el medio pecho y el toro se arrancó siendo el inicio de una tanda en la que todo momento le acompañó con la cintura, lo que deba más profundidad al muletazo, y le vaciaba atrás con un leve toque de muñeca.
A esta tanda le siguieron otras tantas por el pitón izquierdo y derecho llegando mucho al público, y siempre acompañándole con la cintura. El toro, sí, esta vez puedo decir que no era un presunto toro, sino un toro, embistió con clase, humillando tanto por un pitón como por el otro, aunque quizás por el derecho lo hacía con más clase y más entregado, con trasmisión, recordando la corrida que echó en la feria de septiembre.
Mató de media estocada y el presidente le concedió las dos orejas. Dos orejas de ley. Dos orejas, acorde a la faena. Dos orejas que le permitió cruzar a hombros la puerta grande camino del Paseo Zorrilla.
En resumen, una tarde en el que Morante no fue el de la temporada pasada ni el de esta (eso esperamos), con un Roca Rey defendiendo su posición de figura del toreo, y con un Tomás Rufo escalando peldaños para llegar a ese estatus que todo torero sueña.
PD. Tarde de reflexión ganadera. Valladolid no es Madrid, pero tampoco una portátil.