“¿A ver qué es esto del Camino? Y hasta ahora. Sacó de mí ciertos valores que no conocía”
Arturo García Álvarez es el responsable del albergue de peregrinos de Puente Duero, “más conocido internacionalmente que en Valladolid”
19 agosto, 2022 11:09Noticias relacionadas
Juan López / ICAL
Junto a las todavía mansas aguas del Duero, justo antes de acelerarse junto al Pisuerga, el hospitalero Arturo García Álvarez desarrolla una de las labores que más llenan a la persona: el papel solidario que encauza el Camino de Santiago. “Siempre he dicho que hacer la ruta está ahí, la motivación es tuya y la responsabilidad también. Agradece lo que te ofrecen. No hay más”, resume.
Presidente de la Asociación Jacobea Vallisoletana y responsable del albergue de peregrinos de Puente Duero, en Valladolid, García Álvarez reconoce que “había oído muchas veces sobre el Camino”, pero un día se preguntó: “¿A ver qué es esto del Camino?; y viajé a Francia y lo hice completo, hasta Finisterre”, sostiene, para reconocer que acabó “muy harto, la verdad sea dicha”. Pero llegó hasta aquel punto que los romanos definieron como el fin de la tierra “en un momento en el que nadie llegaba hasta allí, puesto que no había albergues”. “Nos acogían buenamente, pero dormíamos más en el suelo que en un cama”, ironiza.
A raíz de esa ocasión, el Camino, como a muchos otros, enganchó a Arturo y sacó de él “ciertos valores que a lo mejor no conocía”. Por eso, decidió ofrecer esta hospitalidad hacia otros, “ayudarlos en ese peregrinaje que cada uno realiza”. “Las motivaciones no se preguntan, son de cada uno. Nada más estamos para ayudar, que descansen, se encuentren como en su casa y tengan ‘buen Camino’”.
El hospitalero vallisoletano critica un extremo en el que muchos coinciden pero pocos se atreven a decir públicamente sobre la afluencia: “El Camino Francés tiene una zona catastrófica, que es a partir de Ponferrada, y más en época estival, que es cuando más peregrinos se encuentran”. En este sentido, entiende que muchos peregrinos, sobre todo extranjeros, ya “han recorrido el Francés y buscan otros caminos más interiores, más de uno mismo, como es el Camino de Madrid”. “Cada año pasan más peregrinos de distintos nacionalidades, y no es por echarnos flores, pero nos conocen más internacionalmente que en Valladolid”, señala.