“Aquí podemos pasar la noche entera conversando e intercambiando experiencias, emociones, con las maravillosas sensaciones de Tierra de Campos, con sus palomares…” A través de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Madrid, la arquitecta brasileña Gabriela María Madeira, también peregrina, ejerce como hospitalera voluntaria en el albergue de Santervás de Campos (Valladolid), en el Camino de Madrid, en un punto justo anterior a su adhesión al Camino Francés en Sahagún.
Aunque reside en Lisboa, señala que desde que descubrió el Camino de Santiago lo hace todos los años desde diferentes puntos, pero siempre existe un denominador común: un viaje interior desde la capital lusa que la lleva por Fátima, Coimbra, Porto, Tuy y Compostela. Y desde allí hace la ruta jacobea hacia atrás hasta llegar al pueblo “más cercano” de la Asociación que la respalda. Y ese punto es Santervás de Campos, pues tras un acuerdo con el Ayuntamiento en 2018 esta organización lo gestiona en régimen de acogida.
Destaca que el Camino de Madrid “es muy secreto”, porque los españoles “lo conocen mejor que los extranjeros” y son solo los foráneos “más experimentados los que transitan por él, aquellos que buscan experiencias nuevas, conocer otros paisajes en España”.
Por ello, admite que anhela durante el año estos meses de verano. “Siempre vengo en esta época desde hace cinco años. Y camino 15 días hasta un albergue; y estoy 15 días ayudando; y luego camino otros 15 días; y ayudo de nuevo. Y después, por fin, vuelvo a Lisboa caminando”, apunta. Recuerda que a Santervás ha ido desde la apertura del albergue, incluso en “plena pandemia”, un punto que considera relevante para que los peregrinos “supieran que había casa abierta a pesar del Covid”.
Albergue y Museo Ponce de León
El albergue consta de 18 camas, cocina, comedor y un amplio patio donde secar la ropa y dejar las bicicletas. Se trata de un antiguo monasterio de monjas “muy particular”. Gabriela destaca la “oportunidad de hablar mucho con peregrinos”, en un edificio que en la parte inferior alberga el Museos de Ponce de León, natural de esta localidad. Decidió ser hospitalera gracias a la “fuerza de la naturaleza” y al hecho de “pasar un tiempo consigo mismo”, además de la propia iglesia: “Cuando un sacerdote ve que llevamos una mochila a las costillas siempre dan un tratamiento especial”.
Por ello, muy emocionada y con lágrimas en los ojos, asegura que “todo eso significa mucho” para ella en una época de su vida con pérdidas familiares y tras sufrir un “serio” accidente cuando hacía el Camino Primitivo: “Fui extremadamente bien recibida, tratada y cuidada con algunas cirugías importantes en el Hospital de Oviedo. Y llegué a la conclusión de que mucho más que peregrina precisaba de hospitalera para devolver al Camino lo mucho que me había ofrecido antes”, expone.
Por ello, cree que es “muy bueno” estar en Santervás y recibir a los peregrinos “en una torre de babel”, porque “no hay en el mundo un emprendimiento que reúna tanto y abra sus puertas a todos, sin limitación de lenguas, razas, etnias, edades, colores, todas las formas de caminar”. “El Camino es una gran casa para un mundo entero. Solo pensando en el tamaño de todo esto podemos comprender la magia del Camino”, adereza.
Por último, subraya, en su calidad de arquitecta, que Tierra de Campos cuenta con “un recurso diferente, especial, que es su arquitectura, una característica importante en un momento en que se prima la sostenibilidad, la permanencia de materiales orgánicos”. “Ciudades de adobe que hacen algo extremadamente interesante. Grandes campos, fuentes, una pequeña ermita. En Santervás hasta tenemos la oportunidad de pescar cangrejos con peregrinos. No hay albergue que ofrezca tanto”, ironiza.