Sacarse el carné de conducir es aquel gran reto que nos proponemos cuando cumplimos los 18 años y ya somos ‘legales’ para hacer cosas que antes no podíamos. En cambio, el sueño de tener un coche ha ido variando a lo largo de los años y ahora se ha convertido en uno de esos sueños frustrados que económicamente para los jóvenes “no renta”.
Y la verdad es que no, parece que no renta. Y mucho menos viendo los precios de la gasolina que en este último año han estado subiendo como la espuma y la infinidad de transportes que han emergido en los últimos tiempos como Uber o BlaBlaCar, que te permiten llegar donde quieras a un precio asequible y cómodo. Por ello, la esperanza de “tener un coche” se va prorrogando cada vez más hasta que tenemos que recurrir a ellos ante situaciones de necesidad.
Todos estos condicionantes han contribuido a que sacarse el carné de conducir no sea para muchos una cuestión de primera necesidad. “Prefiero cogerme un bus, me sale más barato”, aseguran multitud de jóvenes.
El verano es por excelencia la época estrella para sacarse el carné de conducir. Los más jóvenes aprovechan las vacaciones para obtener el permiso de conducir o, al menos, el teórico.
El dilema de los jóvenes
Muchos de los jóvenes primerizos que se quieren sacar el permiso de conducir alegan que “la gente ya casi no se saca el carné por el dinero en sí, hay algunos que se lo pagan sus padres y pueden tener más margen de gasto, depende de la situación", alega un exalumno de la Autoescuela San Pablo de Valladolid.
"Hay muchísimas cosas para tener en cuenta: tasas, psicotécnico, las prácticas, en caso de suspender la renovación de papeles”, estas son muchas de las preocupaciones de los jóvenes a la hora de sacarse el carné.
Y cuando ya tienes el permiso los gastos no acaban ahí. Toca comprar el coche, el seguro, pasar la ITV y, lo más temido hasta el momento y que hace que todo funcione: la gasolina.
“Con este panorama parece que lo más rentable sea ir en transporte público, salvo si vives en otro sitio como un pueblo. En los pueblos, los buses pasan cada hora y hay muy poca flexibilidad en cuanto a horarios", explica el exalumno, quien tuvo que empezar a ir a la autoescuela ya que vivía en un pueblo de Valladolid y la movilidad de su casa hacia su instituto era bastante reducida.
"No es lo mismo si vives en la propia ciudad donde tienes más disponibilidad, pero aún así veo muy necesario tener el carné por si pasa alguna urgencia o necesitas ir a algún lado", recalca el joven.
El punto de mira de las autoescuelas
Está claro que las autoescuelas tienen otro punto de vista frente a esta situación, otros objetivos y otros intereses diferentes. Esas empresas que velan por la seguridad vial de los alumnos y dan con ellos sus primeros pasos en el mundo de la conducción.
Sin embargo, las autoescuelas también tienen en el punto de mira la principal preocupación de este verano que, según cuenta el presidente de la Asociación de Autoescuelas de Castilla y León, Arcadio González, ha ido "muy por debajo de las expectativas".
"La temporada más o menos comienza desde mayo a finales o primeros de octubre. Este año hemos notado que las autoescuelas tenían un 50-60% de matriculaciones menos que otros años", explica el presidente.
Pero...¿Cuáles son los motivos de que haya cada vez menos interesados?
"Creemos que ha sido por varios motivos: había muchas ganas por parte de la sociedad de disfrutar de las vacaciones. Es decir, han priorizado el estar fuera y han retrasado el interés de inscribirse", apunta. Arcadio González señala que en estas últimas semanas la demanda de las matriculaciones ha aumentado, aunque según afirma, "hay que tener en cuenta que los tiempos van cambiando".
Por lo general, la sensación del resto de provincias es que "ha sido un mal año". "En Valladolid, esto se lleva notando varios años ya. Puede que ahora miremos más el bolsillo", recalca el presidente de la asociación con preocupación. Además, añade que esta situación puede venir dada por la subida de precios "pero ya no solo de la gasolina, sino de todo, por ejemplo de los productos de alimentación", asegura.
¿Qué pasará después del verano?
La crisis económica y la consiguiente incertidumbre provoca miedo en la gente, que se paraliza y prioriza necesidades. Sin embargo, después de verano "no se espera nada", así lo cuenta Arcadio González Toquero. No obstante, mantiene la esperanza de que las matriculaciones de aquí a final de año "remonten aunque sea en una mínima parte".
De todo ello extraemos que el cliente de 18 años, típico de las autoescuelas, se ha ido extinguiendo poco a poco. Ahora mismo si la persona no tiene la necesidad de tener coche directamente aparta la idea de apuntarse a una autoescuela. Además, la edad media del cliente de autoescuela ahora se sitúa entre los 22 y 24 años, según apunta la Asociación de Autoescuelas de Castilla y León.