¡Bares, qué lugares! Qué placer da disfrutar, tras dos años de pandemia y de restricciones por el coronavirus, de una buena cervecita, de los mejores vinos de Valladolid o del vermut en las mañanas de domingo. Qué bueno hacerlo rodeado de amigos, de familiares… qué bueno socializar, al fin y al cabo.
Vanesa Salvador Gallego, vallisoletana de 42 años que acumula veinte en el sector de la hostelería, ha decidido romper con todo y montar un bar. Su nombre: ‘Champichipi’. Estará ubicado en la calle Estación, 15, lugar en el que hasta el pasado 31 de junio se situaba el ‘Café Fado La Portuguesa’.
Amante de un buen vermut, nuestra entrevistada trabaja día y noche para poner a punto su local. Los champiñones y los chipirones serán los protagonistas junto al buen beber. El objetivo de la pucelana: que el próximo 2 de septiembre la gente ya pueda disfrutar en su establecimiento coincidiendo con las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo de la ciudad del Pisuerga, un escaparate perfecto.
Una ubicación especial
“Romy (Hortensia Dos Santos) llevaba tiempo pensando en jubilarse. El pasado 31 de junio el ‘Café Bar Fado La Portuguesa’ cerraba sus puertas. Trabajé muy bien y estoy muy agradecida de haber estado con ella los últimos nueve años”, afirma Vanesa Salvador.
Calle Estación, 15. Ahí se va a ubicar el bar de nuestra entrevistada. Hasta hace apenas dos meses ahí se situaba ‘La Portuguesa’. A finales del mes de junio, como les informaba EL ESPAÑOL de Castilla y León, la que fuera propietaria del conocido establecimiento pucelano se jubilaba y Vanesa coge ahora el testigo, eso sí, con una apuesta muy diferente.
“Le dije a Romy que me quedaba con el local y que lo iba a cambiar todo. Ya no habrá pulpo ni bacalao. Afronto un cambio radical en mi bar. Ahora vamos a vender, como el propio nombre indica, champiñones y chipirones a la plancha y, en función a como vayamos evolucionando y avancen las cosas, incorporaremos algo más”, asegura.
La pucelana ha decidido coger el testigo de la que fuera su jefa porque “vive desde hace muchos años de la hostelería” y “tras conseguir las facilidades suficientes para hacerse con el local” con el fin de que todo vaya bien y “seguir adelante” en tiempos en los que la crisis de precios derivada de la guerra de Ucrania golpea a todos los sectores.
Pasión por el vermut
A nuestra llegada pillamos a la profesional del mundo hostelero pintando. Echando una mano para que todo esté a punto el día de la apertura. Las obras van bien. “Parece que hay mucho caos, pero, al final, todo sale adelante. Estamos pintando, azulejando cuatro cosas y a funcionar”, asegura entre risas.
Un local que va a estar ambientado con buena música, sin televisión y enfocado al vermut. Se abrirá a las 12.00, la hora clave, y el descanso vendrá el domingo tarde y el lunes. En un lugar perfecto como es la calle Estación. “La ubicación es una de las ventajas que tenemos. Estamos en el centro. Los bares de los barrios tienen un futuro difícil”, confiesa.
“La idea es conseguir que la gente disfrute del vermut, una de mis pasiones. Que se tome una cervecita, unos vinos… lo que quiera. Todo ellos acompañado de los mejores champiñones y chipirones de Valladolid”, añade con una sonrisa en la boca.
Objetivo: “poder vivir de ello”
“El objetivo que me marco no es otro que el de poder vivir de mi negocio. Espero no echar 12 horas diarias. La hostelería es una profesión muy sacrificada, pero afronto este reto con la mayor de las ilusiones”, cuenta Vanesa, una mujer echada para delante en estos difíciles momentos que sufre el sector.
La crisis económica del año 2008 que se sostuvo durante casi una década. La del coronavirus que obligó a cerrar a cientos de bares en la provincia de Valladolid y ahora la de los precios marcada por la inflación tras el estallido de la guerra de Ucrania, pone en jaque a los cientos de profesionales que viven de ello.
“Ha subido todo y el hostelero lo nota. No queda otra que reinventarse y seguir adelante para que el futuro sea mejor. Toca ser valientes”, finaliza Vanesa.
Una nueva y atrevida propuesta que llega a la ciudad del Pisuerga para conquistar el paladar y también el corazón de vallisoletanos y foráneos.