El debate sobre la Ley Trans sigue en la mesa. Todo se basa en la ‘autodeterminación de género’, que significa que una persona por sí misma puede acudir al Registro Civil y cambiar su sexo por otro con el que se sienta realmente identificada.
Ante la polémica, el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha contestado que lo que más les preocupa es que “estas leyes manifiestan una compresión antropológica que no responde a la realidad de lo que somos”. Asimismo, ha asegurado que en ese elogio a la ‘autodeterminación’ parece “que vale todo”.
Por otra parte, Argüello afirma que le parece vital el “debate social” que se está produciendo y la opinión que dan las personas especializadas, por ejemplo, los psicólogos y psiquiatras. “Este afán de despatologizar es absurdo en una cuestión en la que la ley también habla de hormonas, posibilidad de cirugía” y continuaban preguntando: “¿Cómo no van a intervenir los médicos a la hora de definir estas situaciones?”.
En la actualidad, la esperanza del arzobispo reside en que se abra ese debate social, que es lo que “siempre hemos pedido”. Asimismo, ha incidido en otras reformas como la del derecho al aborto o la propuesta de eutanasia. Todas ellas “tienen la misma clave que es reducir la persona a individuo” que produce “muchos malestares que son patologías sociales”.
Argüello se ha mostrado contundente con este proyecto de ley con el que “se desprotege al menor, creyendo que se le da autonomía y se le empodera”. Otra de las grandes polémicas está en que, a partir de los 16 años, cualquier persona puede cambiar su sexo, y desde los 14 tiene que estar acompañado por sus padres: “Esto hace que caigan en la posibilidad de tener daños y reversibles, tal y como está ocurriendo en otros lugares”, asevera el arzobispo de Valladolid.
Este no es el único debate en el que está inmerso Luis Argüello y es que, hace unas semanas, hablaba sobre las declaraciones realizadas por la ministra de Igualdad, Irene Montero, respecto a la educación sexual de los menores. Él decía que “quería ser comprensivo” porque también sale a la prensa y ve “cómo se interpretan algunas respuestas”.
Al ser preguntado por esta polémica y por si realmente consideraba que Montero no hacía apología a la sexualidad de los más pequeños, el arzobispo contesta que: “Puse un ejemplo y manifesté que lo preocupante eran las leyes, las propuestas legislativas y no tanto las declaraciones porque pueden ser llevadas de aquí para acá”.
Finalmente, ha querido aclarar que todas las propuestas que salen del Ministerio de Igualdad nos resultan “preocupantes y dañinas para nuestra propia vida social y convivencia”.
Misioneros en Japón
El Arzobispado de Valladolid ha acogido esta mañana la presentación de Día Mundial de las Misiones, Domund. para presentar al matrimonio que se marchará junto con sus hijas a Japón a “transmitir la fe y crear comunidad”.
Se trata de una familia colombiana, donde el matrimonio lleva arraigado en Valladolid casi dos décadas y las familias han nacido en esta ciudad, y ahora deciden irse de misión a este país. “Mi decisión es por agradecimiento al señor. Yo no tengo muchos estudios, pero sé que la iglesia está viva y hay que anunciarlo”, afirma la mujer, Lidiana Figueroa.
Ya llevan 10 años “esperando la misión” y ahora se la han concedido. Se irán a Kobe, una isla japonesa en la que convivirán con otros tres matrimonios. Allí se encargarán de crear comunidad entre ellos y ser el símbolo de la iglesia; así como "crear raíces". Un lugar “donde el evangelio no ha sido predicado” y se da “testimonio”.
El arzobispo de Valladolid asegura que esto es lo que se debería hacer aquí: “El gran desafío que nos provoca este testimonio no es solo para Japón, sino para nuestra forma blandengue y mediocre de ser cristianos”.
Aún no tienen fecha de partida porque están esperando a tener en vigor todos los papeles necesarios, y tampoco de vuelta: “Podemos estar toda la vida o volvernos a los meses si es que no hemos conseguido adaptarnos”, afirma el padre de la familia, José.
Las pequeñas, de 8 y 12 años, se han mostrado alegres con esta acción, aunque también “nerviosas” por el gran cambio que esto supone para sus vidas. El gran reto, además de transmitir la fe, será aprender el idioma que, por ahora, es muy desconocido.