José y Liliana son un matrimonio colombiano compuesto por la fe. Llevan juntos varias décadas, sin embargo, su historia no ha sido siempre feliz. Cuando eran jóvenes no pudieron superar ciertos problemas en sus vidas y se separaron. Tras la ruptura, ella comenzó a ir a catequesis, donde él apareció un poco más tarde. Este reencuentro y “el vínculo con Dios que nos enseñó a perdonar” ha sido lo que ha hecho que hoy sigan siendo un matrimonio.
Liliana lo tiene claro, “se lo debo a él”. Por ello, han decidido irse de misión a Japón, concretamente, a la isla de Kobe. Llevaban diez años esperando que los enviaran a algún lugar, y el 2022 lo ha hecho. Cuando les dijeron el destino, lo que más les “preocupaba” es el idioma y la cultura porque cuando vinieron a España hace casi 20 años, el idioma es “un 70% parecido”. Mucha “incertidumbre” para esta familia porque “no sabemos cómo van a ser las cosas allí”.
El objetivo lo tienen claro: “plantar la semilla de la iglesia” en los sitios donde todavía no ha llegado. Para ello, se irán con sus hijas Saray y Arantxa, de 8 y 12 años respectivamente. Ellas ya han empezado a prepararse con el idioma y, aunque sienten una mezcla entre “nervios e ilusión” ya sabían que algún día llegaría este momento. “Nosotros hemos estado avisándoles de que algún día nos iríamos a transmitir la fe. Ya lo tenían interiorizado”, afirma el padre.
La más mayor es la que lo lleva “un poco peor” porque deja atrás a sus amigos, pero sabe que “va acompañada de sus padres” y que “nosotros también dejamos a muchas personas aquí”. Además, allí “conocerán a gente nueva” y “crearemos una comunidad” con las otras familias que también van de misión.
Respecto al trabajo “no estamos preocupados”. Cuando él vino a España, se puso a trabajar en diferentes oficios: albañil, pintor, montaje industrial, incluso hizo un curso de frigorista. Desde hace cinco años, es autónomo y se dedica a las reformas. Con los ahorros que tiene, se irán a Japón y allí empezará en un nuevo puesto: “Yo sé que donde me pongan, laboralmente puedo encajar”. Ella, en la actualidad, trabaja en una cocina.
La propia comunidad también les dará apoyo económico en lo que se asientan en la isla y empiezan a reestructurar su vida. Aunque tenga un poco de incertidumbre por no saber qué va a pasar, no les preocupa. Se pueden volver en cualquier momento si sienten que las cosas no van bien o que no terminan de conectar con la sociedad japonesa y sus costumbres.
Falta de fe en España
“Es verdad que España es un país para la evangelización, pero hay una desacralización, una gran crisis de fe, el hombre se ha alejado de la iglesia”, afirma José. Ellos intentarán mostrar este signo de la palabra de Dios. En este país, dan catequesis los lunes y los jueves e intentan transmitir esta religión, pero “hay una gran precariedad en la asistencia”.
Este misionero cree que hay la sociedad vive un gran boom alejado de Dios y su palabra. Al preguntarle ¿cuáles cree que son los motivos de que esto ocurra?, él responde: “La ruptura viene por todo lo que se vive hoy en día, sobre todo, por las ideas socialistas. La gente cree que Dios no existe y que no lo necesitan, pero se equivocan”.
Para justificar esta respuesta, el colombiano, que lleva muchos años en Valladolid, puso un ejemplo práctico con la pandemia: “En esos meses hemos visto la necesidad de Dios en la vida del hombre. Cuando las personas no tenemos respuesta, acudimos a él porque es el único capaz de dar una solución”.
Por ahora, no tienen fecha de partida ya que se encuentran con los trámites legales para poder irse, un hecho que conlleva un cierto tiempo. Tampoco de vuelta, "si estamos bien, quizá nos quedemos toda la vida". Será cuestión de tiempo y de ver si esta familia es capaz de adaptarse y transmitir la palabra de Dios.