La familia de Teresa Rodríguez Llamazares, la joven enfermera vallisoletana de 23 años que fue asesinada el pasado jueves en Bruselas, ha decidido incinerar los restos mortales de la mujer por lo que el cuerpo ya no tendrá que ser repatriado hasta Valladolid, como han confirmado fuentes oficiales a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Estas fuentes apuntan que la incineración se iba a producir este lunes, a las 13.30 horas, pero que finalmente no se ha podido completar porque faltaba un trámite administrativo que tenía que llegar en forma de firma por parte del Ayuntamiento de Bruselas.
En principio, la incineración no se podrá realizar hasta el jueves, 3 de noviembre, ya que mañana, 1 de noviembre, es festivo en toda Europa y da la casualidad de que el miércoles, 2 del mismo mes, es festivo en la capital belga.
Apoyo a la familia
La delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, ha querido transmitir las condolencias y el pésame a los amigos y familiares de Teresa Rodríguez Llamazares, joven de 23 años asesinada por su expareja el pasado jueves, 27 de octubre, en Bruselas, tras desplazarse desde Valladolid.
“Desde que tuvimos conocimiento de lo ocurrido, el único auxilio que hemos realizado en apoyo a la INTERPOL ha sido comunicar a los familiares que había una persona fallecida”, ha asegurado Barcones en una visita a Soria esta mañana. Ha añadido, además, que “todo hace presuponer que no fue un fallecimiento sino un asesinato”.
El caso está en manos de la Policía y la Justicia belga y se ha decretado el secreto de sumario. Solo ha trascendido el comunicado de la Oficina del Fiscal de Bruselas aseguraba que a las 8.30 horas de la mañana una joven de 23 años fue encontrada muerta en un apartamento de Bruselas y que los primeros datos de la investigación apuntaban que la víctima murió por heridas de arma blanca.
Como ha confirmado la delegada del Gobierno en Castilla y León, que ha leído el comunicado de la Oficina Fiscal, la Fiscalía solicitó a un médico forense y a un juez de instrucción por el cargo de asesinato y se personaron en el lugar de los hechos. El sospechoso, apunta el escrito, es un varón de 24 años. Un guardia civil en prácticas.
La investigación continúa y parece avanzada tras la incineración del cadáver. Mientras, el consulado y la familia siguen las instrucciones de las autoridades belgas que continúan cotejando pruebas para resolver el caso.