El abuelo Juan juega con su nieto Marcos de tres años en un parque vallisoletano un sábado por la mañana. Sus miradas lo dicen todo. Comparten juegos, complicidad, abrazos, vivencias e ilusión. Suena la alarma del móvil, se tienen que separar hasta la semana que viene. No podrán verse antes y lo harán el mismo día, a la misma hora y el mismo sitio. Así lo ha decretado un juez porque el papá de Marcos no permitía a su propio padre ver a sus nietos. El abuelo lo tuvo que reclamar judicialmente y se decidió que lo hiciera los sábados durante tres horas y en un punto de encuentro, ni siquiera en su propia casa.
Esta es la lamentable situación de muchos abuelos y abuelas a los que no se les permite ver ni disfrutar de sus nietos porque tienen una mala relación con los hijos y estos han decidido prohibirlo como venganza o castigo. En Castilla y León, hay muchos casos. Uno de ellos, por ejemplo, porque la abuela cortó el grifo económico. En otras situaciones simplemente porque se llevaban mal o porque las parejas medraron en contra de los abuelos. Así, la manera de hacer daños es cortar la relación sin darse cuenta de que a quien más daño se hace es al menor. Este es el drama que muchos abuelos y abuelas sufren cada día en la Comunidad. Por este motivo nació en abril de 2017 en Valladolid, la Asociación de Abuelos en Lucha por sus Nietos. Su presidenta Nieves Hernández Riesco describe claramente la situación por la que pasan muchas personas mayores apartadas sin motivo de los menores como "un calvario” y “un infierno”.
Esta asociación nació con la única intención de ayudar a que los abuelos puedan ver a sus nietos, ya que tienen derechos legales y un juez puede otorgar un régimen de visitas, y para aconsejar si se decide dar el paso de judicializarlo, eso sí, advierte de que “no hacemos milagros”. Este año se ha convertido en la única de España por lo que reciben llamadas de todos los lugares, incluso del extranjero. Nieves ha llegado a contestar en un día más de diez por este motivo, ya no solo de la Comunidad, también de Cataluña, Andalucía y hasta de Argentina.
Si los padres no dejan a los abuelos ver a sus nietos, pueden pedir al juez un régimen de visitas, aunque será un camino largo y costoso
“En un caso que nos llegó desde Barcelona, el hijo pidió 30 euros a su madre, ella se niega y dice que a cambio comprará la comida para su nieta. Él se enfada porque quería el metálico y se rompe la relación y ya no permiten ver a la nieta. Todo por venganza, por hacer daño con lo que más te duele, con tu nieto, con algo que es de tu sangre”, describe desgarrada. Así, pasan de entregar su tiempo, de darle el desayuno, de hacer de niñera, de jugar y acunar a su nieto cada noche a dejar de verle. De la noche a la mañana. Todo se rompe sin pensar en el daño que se origina por ambas partes.
¿Qué dice la Ley?
Es consciente de que los abuelos, ante estas situaciones, pueden hacer “bien poco”. Y se agarra al artículo 160 del Código Civil que dice que "no podrán impedirse sin justa causa las relaciones personales del menor con sus hermanos, abuelos y otros parientes y allegados". Lamenta que los abuelos después de criar a sus nietos durante los primeros años ven cómo desaparecen de sus vidas. “Te quedas desamparada”, asegura.
Pese a que la primera toma de contacto de la asociación fue gracias a Custodia Compartida de Castilla y León, Hernández matiza que son “mínimos” los casos en los que tienen que mediar por padres divorciados en los que los abuelos no pueden ver a sus nietos, ya que en este caso hay un régimen de visitas que lo dicta y los abuelos aprovechan también esos días señalados.
“El primer día que abri la asociación me fui a casa rota de dolor y llorando porque sentí impotencia de lo que me contaban los abuelos"
Nieves recuerda el primer día que abrió las puertas de la asociación. “Me fui a casa rota de dolor y llorando porque sentí impotencia. Vinieron cinco abuelas que sus hijos no dejaban ver a sus nietos”, recuerda al mismo tiempo que reconoce que durante este lustro en el cargo ha aprendido a “mentalizarse” y, sobre todo, “a saber quién me miente y quién no”.
Gastos elevados
Otro lastre que los abuelos tienen encima es el económico. En Castilla y León no permiten abogados de oficio, son de pago, por lo que si los abuelos deciden judicializar el caso tendrán que hacer frente a unos gastos judiciales de casi 3.000 euros. Por eso, de primeras, abogan porque haya un “acercamiento antes de todo”. Sin embargo, no suele surtir efecto, y ante esto hay que acudir a abogados especialistas en familia. “Abogados hay muchos, pero recomendamos que vayan a un especializado”, advierte.
Aunque en la mayoría de las ocasiones, el juez suele dar la razón y otorgar un régimen de visitas donde impone el cuándo, dónde y cómo, la ley también es lenta, muy lenta. Los procesos judiciales se alargan con recursos y llegan a los dos años aproximadamente. Y para unos abuelos eso es mucho tiempo. “En algunos casos reciben la notificación y ya están muertos”, lamenta Nieves con lágrimas en los ojos, “se me parte el alma”.